Hasta la polla de la desconfianza

Escrito por en Artículos - 17 marzo, 2011

Lo sé, tres artículos sobre la piratería en una misma semana es una putada… pero considero necesario hacerlo. Eso sí, intentaré aportar un punto de vista panorámico (que se complemente con los magníficos textos de Galious y Arzakon) para vislumbrar la raíz de un problema universal que va más allá de la piratería, la economía, el comercio, nuestros derechos como ciudadanos… Suena un pelo grandilocuente, pero no os preocupéis, no he fumado nada… dejadme que os cuente.

Antes de empezar he de hablaros de mi último hallazgo literario: Algo va mal de Tony Judt. No tengo nada que ver con el señor Judt ni con la editorial en cuestión; pero opino que su lectura es indispensable para todos aquellos que, como miembros de un colectivo, pensamos que existe algo profundamente erróneo en la forma en que vivimos hoy y tratamos de aportar soluciones a mayor o menor escala. O, como mínimo, nos preocupa. Judt no nos propone fórmulas mágicas ni sugiere medidas drásticas; pero sí pone a nuestra disposición una serie de datos, hechos y reflexiones que pueden servirnos como herramientas para conocernos mejor (tanto a nivel colectivo como individual) y así disponer de una perspectiva global e histórica que nos ayude a entender por qué estamos así y cuales son las vías para salir del atolladero. ¿Que qué coño tiene que ver esto con los videojuegos y con la piratería? Sed pacientes y seguid leyendo…

Aún a riesgo de estropearos parte de la lectura (si aún no os he convencido, lo repito: ¡Haceros con él!), me veo obligado a hacer hincapié en uno de los capítulos del libro en los que se refiere a la confianza y los males que se generan cuando ésta falla o simplemente no existe. Toda empresa colectiva, ya sea algo tan elaborado como un proyecto de ingeniería o tan básico como una relación sentimental, requiere confianza. Si no hay confianza, tarde o temprano el barco se hundirá. Es de cajón. Una persona sujeta la escalera y otra la sube. ¿Por qué? En parte porque esperamos reciprocidad; pero también por una tendencia natural del ser humano a trabajar en beneficio de todos. Judt se refiere a la tributación como ejemplo revelador de esto. Cuando pagamos impuestos, damos por sentado muchas cosas sobre nuestros conciudadanos… suponemos que ellos también tributarán y que aquellos a quienes hemos dado el poder temporal para gestionar todo ese dinero lo gestionarán con responsabilidad y cabeza. Si no existe confianza, el sistema no rula. Y eso es, entre otras cosas lo que pasa hoy en día. La desconfianza se ha extendido hasta límites insospechados en todos los ámbitos… Observamos con recelo al resto y así ni se puede vivir tranquilo ni se puede construir un proyecto común de provecho.

Y es aquí dónde quería llegar a parar, extrapolando este principio a la problemática de la piratería. Hoy por hoy, ni la mayoría de los usuarios de videojuegos confían en la industria, ni la industria confía en la mayoría de los usuarios. ¿Qué nos pasa? ¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Por qué unos creen tener derecho a descargarse videojuegos de pago sin ofrecer nada a cambio? ¿Por qué la industria sigue abusando de un modelo de negocio cuya fecha de caducidad data desde la implementación masiva de cierta tecnología? ¿Por qué coño deben pagar los usuarios legales las descargas ilegales de otros? A todas estas preguntas (y más) se puede responder (a riesgo de soltar gilipolleces) de un sinfín de maneras según los intereses de cada cual… pero la realidad es que todas ellas responden a un mismo denominador común: Falta de confianza.

¿Soluciones? Recobrar la confianza. Tan simple, tan complejo. Recobrarla ya no para estabilizar esta situación tan concreta; sino para estabilizarnos como sociedad a todos los niveles. Sé que esto se distancia del temario habitual de EPI; pero de vez en cuando conviene ponerse serios y afrontar de cara los problemas que nos atañen a TODOS. Sólo nosotros como colectivo podemos restablecer esa confianza. Ningún político, aún con las mejores intenciones, puede alimentar o imponer una confianza recíproca. Hemos de implicarnos TODOS. ¿Cómo? Empezando por las cosas pequeñas, esos detalles del día a día que, con esfuerzo, nos ayudan a convivir mejor. Suena muy panfletario, pero no lo es. Esto no va de izquierdas o derechas (esas posturas la palmaron hace tiempo), esto va de convivencia. No descubro nada, es de cajón.

Para finalizar, os dejo una reflexión de Adam Smith (también extraída del libro de Judt) que creo merece la pena recordar. Y cuánto más a menudo mejor.

«Sentir mucho por los demás y poco por nosotros mismos; reprimir nuestro egoísmo y practicar nuestras acciones benevolentes; esto constituye la perfección de la naturaleza humana.»

Disculpas por el tocho, la ausencia de fotos y el tono; pero esta semana han pasado muchas cosas y a uno le da por ponerse trascendental. Parece mentira que, para que todos vayamos a una, se deba dar antes una catástrofe.

Sobre la inmersión

Análisis: Yakuza 3