Análisis: The Quest

Escrito por en Análisis - 5 septiembre, 2010

Los juegos de rol en primera persona con movimientos casilla a casilla y combate por turnos fueron un pelotazo allá por los noventa. La saga Might and Magic vivió sus mejores años y muchos títulos de corte similar se unieron a la fiesta. Eran grandes tiempos para los amantes del género, entre los que me incluyo. Sin embargo, por suerte o por desgracia, esta mecánica se quedó anticuada y los nuevos juegos la abandonaron en beneficio de un movimiento más fluido, una mayor libertad y, sobre todo, mucho más dinamismo en el combate. Lo cual está muy bien, de no ser porque todavía quedamos unos pocos enamorados de aquel arcaico estilo de juego. Algo que los chicos de Redshift saben muy bien.

The Quest es, como habréis intuido por mi comentario de la cabecera, un juego de rol de movimiento casilla por casilla, con combate por turnos y una estética noventera que tira de espaldas. Si al leer esta frase no estás automáticamente excitado te recomiendo que dejes de leer ahora mismo, porque lo más probable es que el juego no sólo no te guste, sino que te parezca horriblemente desfasado. Si por el contrario tu interés en el juego se acaba de disparar o ya lo conoces de primera mano, te insto a que hagas justamente lo contrario y sigas leyendo, porque voy a hacer todo lo posible para venderte esta pequeña joya portátil. Y teniendo en cuenta que además de para iPhone, está disponible en PC, creo que te convendría bastante.

La historia del juego, bastante convencional al principio, nos pone en la piel de un joven agente al servicio del rey cuyo objetivo es averiguar qué le ha pasado al gobernador de la isla de Freymore, del que hace un tiempo que no se sabe nada. Nosotros, como todo buen aventurero que se precie, nos pasaremos por el forro la misión que nos han encomendado y podremos recorrer la enorme Isla de cabo a rabo matando todo lo que nos encontremos y resolviendo cualquiera de los muchos problemas que tienen sus gentes. Nada fuera de lo común de no ser porque la ambientación en general es cojonuda, con un mundo que parece tan desolado como sus habitantes dejan entrever, y unas «dungeons» lo suficientemente bien diseñadas como para que siempre quieras dar un paso más adelante.

Antes de comenzar la partida, como es habitual en la mayoría de RPGs, tendremos que crear a nuestro personaje. Las cinco razas disponibles son, dentro de lo que cabe, bastante originales: los rasvim, no muertos especializados en magia oscura; los etherim, parecidos a los elfos pero menos maricones; los seiry, especialistas ladrones y asesinos; los Derth, magos naturales criados en conventos; y los Nogur, nórdicos grandes y robustos. Una vez elegida la raza tendremos que seleccionar nuestras seis habilidades principales… o elegir una clase de personaje, que básicamente seleccionará las habilidades que más nos convienen dependiendo de lo que queramos ser. Por supuesto también podremos cambiarnos el sexo, el retrato y el nombre, pero como que es bastante secundario y no tiene incidencia alguna en el transcurso de la partida.

Procesos de creación de personajes e historias aparte, uno de los puntos más importantes de un RPG en el que la mayor parte del tiempo nos la pasaremos explorando y combatiendo, son los enemigos. Y si bien tenemos una buena variedad de orcos, goblins, bandidos, bárbaros, amazonas, esqueletos, fantasmas, brujas o dragones, hay dos ausencias que me parecen absolutamente imperdonables: las ratas y las arañas gigantes. ¿¡Cómo demonios puede haber un RPG occidental en el que no tengamos que matar ratas en nivel uno y arañas en nivel dos!? Es imperdonable. Imperdonable e indignante a partes iguales.

Siguiendo con los pequeños detalles que forjan los grandes juegos, en The Quest podemos encontrar cerca de cincuenta hechizos diferentes, entre los que destacan las clásicas bolas de fuego, proyectiles mágicos, portales a la ciudad más cercana, armadura de mago, crear comida, etc. Todos ellos podemos tanto aprenderlos (a través de libros) y lanzarlos usando la reserva de maná del personaje, como tenerlos en formato pergamino o en una varita. Eso si te gustan los magos, si por el contrario eres más de guerreros o pícaros, te interesará saber que hay decenas de armas normales y especiales, que además podremos encantar a nuestro antojo en las diferentes tiendas de la ciudad. Para que os hagáis una idea, yo en treinta horas de juego sigo encontrando armas desconocidas.

Ahora que tenéis un buen trasfondo y sabéis más o menos lo que os podéis encontrar, puedo deciros sin miedo a que no sepáis de que hablo, que todo, absolutamente todo dentro de The Quest funciona. Cada una de sus piezas encaja perfectamente en un engranaje que, como ya he dicho, si te gustan los RPGs tradicionales resulta casi perfecto. Desde luego que no es un videojuego para todos los públicos, y muy probablemente su elevada dificultad eche para atrás a más de un incauto, pero si eres consciente en todo momento del tipo de juego al que te estás enfrentando, la cantidad de horas de diversión que puede ofrecerte es sencillamente demencial. Más aún si tenemos en cuenta que cuesta cuatro euros (gratis, si como a mí te lo regala John Carca).

Y es que la aventura principal, si no nos entretenemos demasiado, puede durarnos unas veinte horas. Pero claro, eso de «no entretenerse demasiado» no suele acompañar a este tipo de juegos que te incitan a explorar hasta el último rincón de una isla llena de secretos. Por lo que si de verdad os engancháis tanto como yo, lo normal es que no bajéis de las treinta o cuarenta horas, que es bastante más de lo que cualquiera AAA de sobremesa puede ofrecer. El sistema de guardado y cargado de partida, además, es de los que nos hace la vida más fácil. No sólo es muy rápido (al guardar no hay tiempo de espera y al cargar no más de dos segundos), sino que recuerda nuestra posición exacta en el caso de que salgamos del juego pulsando el botón de menú del iPhone.

Ahora bien, con mi nota no quiero que penséis que penséis que estoy postulando a The Quest para juego del año ni nada parecido. Es simplemente el reflejo numérico de una opinión muy subjetiva, la mía, que dice a las claras que estamos ante el mejor juego de un catálogo tan asombroso como el de la Appstore. Lo siento mucho, no ser objetivo.

El diario veraniego de Galious (IV)

The Great Adventure Bundle