10 motivos para odiar... WoW

Escrito por en Artículos - 24 agosto, 2010

Recuperamos una sección olvidada durante largo tiempo y lo hacemos a lo grande, con un juego que se ha ganado tantos odios como amores incondicionales, y que si algo ha conseguido, además de atontar a toda una generación de niños con problemas de autoestima, es hacer de oro a Blizzard-Activison. Estoy seguro que vosotros tenéis vuestros propios diez motivos, y estaría encantado de leerlos en los comentarios, pero de momento aquí tenéis los míos.

1. Te absorbe la vida
World of Warcraft es como una maldita ladilla. Un día cualquiera, un jugador anónimo de PC al que de ahora en adelante llamaremos por el seudónimo de «Víctor Manuel Rueda Vera», está jugando con su glorioso ordenador, cuando de repente, sin saber muy bien por qué ni cómo, quizás por recomendaciones de terceros o publicidad en alguna web, decide pasar una noche con World of Warcraft. ¿Qué es lo siguiente que sabemos del pobre Víctor Manuel Rueda Vera? ¡Que está infectado! A partir de ese momento, la ladilla cerebral que es el juego de Blizzard se apodera de su cuerpo y mente, y lo absorbe en una espiral de goblins, taurens y elfos oscuros de la que sólo una desintoxicación concienzuda y un buen grupo de apoyo podrá sacarlo.

2. Te cobra por absorberte la vida
He aquí lo más gracioso. No contento con despojarte de todo contacto la humanidad y sorberte el cerebro, World of Warcraft también apunta directamente a la cartera. Y aunque el pobre y anónimo Víctor Manuel Rueda Vera apenas tenga dinero para comer, lo más probable es que decida gastarse sus escasos ahorros en darse otro chute de «quests» y «PvPs». No es que sea algo novedoso o exclusivo de WoW, pero el hecho de estar pagando dinero mensualmente incita a una línea de pensamiento parecida a la siguiente: «ya he pagado por estos treinta días, así que cada hora que no esté jugando es dinero perdido». Lo sé, suena terrorífico, pero es cierto. Tan cierto como que un mes de juego son trece jodidos euros. Uno detrás de otro.

3. Está lleno de niñatos
Sí, ya lo sé, todo Internet está lleno de niñatos. Pero no, no es comparable. World of Warcraft es como un imán para niños de trece años con ganas de tocar las pelotas. Todos hemos tenido trece años y hemos molestado hasta la extenuación utilizando todo tipo de prácticas odiosas y despreciables, que van desde las bromas telefónicas en las que se dicen obscenidades, hasta las puras agresiones físicas por el «a ver cómo suena cuando te pego». Pero coño, joder de esa forma a alguien que, como hemos mencionado en el punto dos está desesperado por sacarle el máximo partido al dinero que acaba de tirar por un retrete virtual, es una putada del tamaño de la Catedral de Santiago. ¡Ve a su casa a tirarle mocos, pero no jodas con tu elfo de nivel 60!

4. Posiblemente el jefe de tu «guild» sea un niñato
Es de cajón. A ver, si el 70% de los jugadores de WoW son niños de trece años con ganas de tocar las pelotas y ver a su elfo recibir mamadas, lo normal es que el 70% de los jefes de guild sean niños de trece años con ganas de tocar las pelotas y ver a su elfo recibir mamadas. Más aún si tenemos en cuenta que su condición de joven infante escolar le otorga una cantidad de tiempo libre a la que una persona normal, con trabajo y/o estudios superiores, no puede aspirar ni harto de crack. Eso contando con que el colega no tenga vida social, si encima da la casualidad de que tiene novia o amigos apaga y vámonos.

5. La mecánica del juego es un coñazo
Si una persona tuviese que analizar World of Warcraft por sus primeras horas de juego pensaría que se trata de un simulador de pesca o algo similar, porque lo único que haces es matar putos cangrejos. «Una mierda, después matas muchísimas más cosas» – me dirá alguno en los comentarios. Sí claro, más adelante matas más cosas, pero la mecánica es exactamente igual de divertida con los jodidos cangrejos que con osos terribles, esqueletos, espectros, kobols o farfulleros enfermos. «Pues como en Diablo» – me increpará otro. Pues sí, como Diablo pero sin gracia y en el alegre mundo de Pocoyó.

6. La mitad del juego te la pasas viajando
Primero a pie. Luego en una montura de mierda. Y cuando por fin eres un crack y todo el mundo te admira y quiere hacerse fotos contigo, en una montura voladora imperial de edición limitada que brilla en la oscuridad. Esto es así, medio juego es hacer clic sobre cangrejos y el otro medio es viajar en busca de los cangrejos. Cierto es que también hay un gran componente de interacción social, que es en lo que todos los jugadores se refugian. Pero claro, si tenemos en cuenta lo mencionado en los puntos tres y cuatro nos damos cuenta de que estas interacciones humanas, de haberlas, no deben ser especialmente satisfactorias para los que no juegan a Yugi-oh.

7. Las «quests» son para darse cabezazos
Las hay de varios tipos. El primero es de reunir objetos, en la que tienes que matar cangrejos para quitarles objetos y llevárselos al que te ha encargado la misión. El segundo es de matar X número de monstruos, en el que os podéis imaginar lo que hay que hacer. En el tercero tienes que llevarle un objeto que te da un PNC a otro PNC… matando cangrejos por el camino. En el cuarto tienes que acompañar al PNC de una zona a otra… a través de campos infestados de cangrejos. Lo mejor de todo es que en ocasiones a ti, oh poderoso tauren clérigo de nivel 60, te encargarán recoger conchas en la orilla del mar… con la consecuente concentración de crustaceos que eso supone.

8. El arte de «lootear»
A aquellos que han tenido la paciencia, los cojones, y el mal gusto de llegar a los niveles más altos, todavía les queda la prueba más dura de todas: esperar a que X enemigo suelte X objeto. Así que un jugador (si se le puede llamar así), se dedicará durante horas y horas a matar al mismo bicho una y otra vez, sin descanso ni desgaste aparente, hasta que éste suelte el codiciado objeto de deseo. Y a esto, lo creáis o no, lo llaman jugar. Hacer «eso» utiliza el mismo verbo que disfrutar, por ejemplo, de Braid o Civilization. Pues no hoyga, no. Eso no es jugar.

9. Hay gente que cobra por jugar
Sí señores. Hay gente, chinos sobre todo, que cobran realmente por jugar. Estos sujetos se dedican a hacer todas las tareas odiosas mencionadas en los puntos del uno al siete (matar cangrejos, hacer «quests» estúpidas, lidiar con niñatos…), para que otros usuarios puedan disfrutar el gran divertimento que supone el punto ocho. De nuevo suena bizarro, lo sé, pero es que así es el mundo de World of Warcraft: un lugar donde hay gente para la que jugar no es divertido. Claro que lo peor no son estos pobres sujetos que se ganan el pan como buenamente pueden, lo peor es que…

10.Hay gente que paga a los del punto nueve
Lógicamente. Si hay gente recibiendo dinero por un servicio, hay gente dando dinero por dicho servicio. O lo que es lo mismo, hay usuarios que pagan para que otros jueguen a un videojuego por ellos. Es absolutamente irracional y no deberíais creerme, pero por desgracia sé que lo hacéis a pies juntillas porque no estoy diciendo ninguna locura. ¡Si es que por la gloria de la mama, no sé si se seguirá haciendo de forma habitual, pero en mis tiempos de ebayer compulsivo he llegado a ver pujas por cuentas de World of Warcraft de más de trescientos euros! ¿Tamos locos? Yo desde luego sé que no lo estoy, pero ¿y vosotros? ¿Estáis locos?

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