Un día en el cine

Escrito por en Artículos - 14 abril, 2010

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Sé que se aparta un poco de la tónica del blog, pero es algo que necesito hacer. El pasado fin de semana estuve en el cine con mi padre viendo Ciudad de Vida y Muerte (2009), una interesante película de esas que escasean últimamente en los Cineplex Ultra Fuckin’3D Experience1 y derivados2. Parecerá una locura, pero las poco más de dos horas que pasé allí metido me recordaron a ratos lo que ocurre en relación con los videojuegos. Os cuento qué se me pasa por la cabeza, lo que me he metido antes de escribir esto y, ya que estamos –y si me lo permitís–, os hablo también de la peli por encima. Por algo soy un ilustre, ¿no?

Cuando entramos en el cine, ya percibimos que algo no marchaba bien. Éste era el fin de semana de estreno del film y, sin embargo, la sala estaba casi vacía. Durante un tiempo considerable, toda mi ciudad ha estado empapelada con carteles promocionales del estreno (aunque sin mucho bombo televisivo), pero ni con esas la gente se ha interesado lo más mínimo. Repasé mentalmente la cartelera que, minutos antes, había revisado concienzudamente para intentar comprender el por qué de esa situación. ¿Exposados? ¿Solo ellos? ¿Recuérdame? Sí, era probable que todos huyeran para ver al bueno de Robert Pattinson despeinadito como él solo… Aunque también caí en la cuenta de que la obra de Lu Chuan había sido un gran éxito en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián hacía ya unos meses, lo que deriva inequívocamente a un terreno: el de la descarga. Como en casa en ningún sitio, ¿eh?

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La película había comenzado y seguíamos siendo unos pocos. Cuando habíamos disfrutado de aproximadamente 10 minutos de metraje, un grupo de jóvenes –que seguramente acabó allí de rebote– subía las escaleras para tomar asiento. Yo nunca entraría a una sala con una proyección en marcha por aquello de no perderme un detalle, pero a ellos poco les importaba: iban a tener su ración de tiroteos semanal (o mensual, quizás ni eso), aunque fuese en blanco y negro. Pero como ya supuse 15 minutos antes de que tomasen la siguiente decisión, ése no era su lugar: a las féminas del grupo no les terminaría de gustar la estética, o a ellos les pareció demasiado “emocional” y con pocas tetas, vaya usted a saber; el caso es que todos huyeron despavoridos del lugar, con el consecuente porculeo3 a los demás asistentes. Ya volvíamos a estar los de siempre… O no.

Los disparos, cañonazos y explosiones de la primera parte del film (que no fueron pocos) ocultaron el más curioso y, a su vez, desagradable hecho de todos los que en aquella sala acaecieron: una feliz familia había decidido llevar a sus dos hijos menores4 a ver Ciudad de Vida y Muerte, como si aquello fuese Cómo entrenar a tu dragón. No es extraño que ambas producciones lleven a la confusión, pero que no se percataran de la ausencia de efectos tridimensionales… ¿Cómo unos padres podían llevar a sus pequeños a ver tal atrocidad? ¿Es que nadie se fija en las recomendaciones que aparecen en carteles, taquillas, páginas web y otros lugares en los que informarse? Lo peor del asunto es que algunos, después, se llevan las manos a la cabeza cuando son los propios adultos los que no se dan cuenta de lo que hacen.  Será culpa de los niños y todo, por ponerse delante de la pantalla y mirar…

Por cierto, esa familia también decidió abandonar la sala tras hora y media de correteos por la escalera, gritos, lloriqueos y conversaciones a viva voz. Éramos pocos, pero aquello no quitaba que el lugar pareciera más un gallinero que otra cosa, aunque nadie había dado la nota hasta aquel punto. Ya no hay respeto ni por el ritual de las salas de cine, ni por los demás que han pagado la entrada.

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Por otro lado, y para acabar, teníamos al típico grupo de amigotes que se junta los domingos para echar un rato en el cine. En mitad de varias escenas bastante absorbentes, uno de ellos se dedicó a echar fotos (con flashazo, claro que sí) tanto a la pantalla como a sus compañeros5, como si aquello fuese lo más normal del mundo. ¡Hala, Tuenti-foto por aquí! ¡Venga, la otra para mi blog, que voy a documentar mi crítica de puta madre! Lo peor es que estuvieron más entretenidos en ver si habían salido bien las imágenes que en disfrutar de la película en concreto, con lo cual me pregunto…  ¿Para qué coño se metieron en el cine? ¿Cómo se la recomendarán a alguien si no se han enterado de la misa la mitad? ¿Por qué no entraron en Furia de Titanes6, que es lo que parte la pana ahora? O en Recuérdame, para acompañar a aquellos suertudos que estaban disfrutando del pelazo de Pattinson… Ay omá.

El caso es que todo aquello me resultó muy familiar: ¿películas que pasan sin pena ni gloria? ¿Un público al que se la suda y van a por lo bonito, lo fácil? ¿De esos que salen corriendo para ir donde esté el mogollón, sea bueno o malo lo que estén consumiendo, pero que es lo que casi todos aclaman? ¿Personajes que están allí por la foto y por lo guay que aparentan ser, más que por disfrutar de una sesión diferente de cine? ¿Sistemas de calificación por contenidos pasados por el forro? Cambiadlo todo de contexto, trasladadlo a nuestro hobby y comprobaréis que no hay demasiada diferencia.

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Encontrar una imagen no ha sido tan complicado

Estamos en un país que necesita grandes cambios de perspectiva, tanto a nivel de piratería como de conceptos, que se desvirtúan tanto en la casa de unos como en los debates políticos y empresariales de otros. Las apuestas arriesgadas en nuestro territorio, como lo puede ser una película china (superproducción, sí, pero no Hollywoodiense al fin y al cabo), son maltratadas de mil y una formas. Es de esperar que Ciudad de Vida y Muerte desaparezca de nuestras salas sin pena ni gloria en pocos días, y espero equivocarme; auguro a Furia de Titanes, por otra parte, una larga y fructífera vida en el centro comercial de al lado de mi casa.

Necesitamos cambiar de aires, que no se hable siempre de lo mismo y se apoyen otros puntos de vista y productos que lo merezcan; necesitamos que alguno que otro cambie su chip y se dé cuenta que en esto del consumismo no gana el que apoya fielmente a una marca, sino todo lo contrario: hay más y mejores opciones ahí fuera, hamijos. Necesitamos que nuestros “líderes” replanteen sus formas y decisiones, que comprendan que no nos pueden tratar como si fuésemos estúpidos, censurándonos y arrebatándonos la única vía de escape para evitar la ola de mierda unidireccional que se avecina ante nosotros y que, como consecuencia, no podamos disfrutar de una Ciudad de Vida y Muerte, o de un Dead Space Extraction, o de un Runaway, Braid o lo que vosotros prefiráis como alternativa porque desaparezcan demasiado rápido o sean poco accesibles. Necesitamos que haya más apoyo en este sentido, pues nadie querrá atreverse jamás a brindarnos algo que se salte las normas de no cambiar el panorama. Si no lo conseguimos, al final tendremos que ir todos por cojones a ver la nueva de la saga Crepúsculo porque no haya otra opción, y eso, queridos, no me atrae demasiado.

¡Ah, ostia, casi se me olvida la película! Pues por improvisar una crítica rápida y que no os aburra a estas alturas, Ciudad de Vida y Muerte es como La Lista de Schindler, aunque sin un personaje emotivo como el propio empresario nazi, con gente más cabrona, demasiada violencia gratuita enmarcada en una primera hora larga de film en la que no se siente empatía con personaje alguno y que te deja un mal cuerpo que pa qué, pero que se desenvuelve mejor en una segunda mitad que acaba resultando bastante interesante aunque igual de dura. Y la puesta en escena, brutal. Esperaba más de ella, pero tampoco me ha decepcionado. Por cierto Andresito, tu profesora de lenguaje de Bachillerato también me habría capado por lo que acabo de hacer aquí.

7

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1. Cuando El Píxel Ilustre domine el mundo, todas las salas de exhibición se llamarán así. Por ley. (Volver)
2. ¿Una superproducción china en los cines de toda España? Hollywood, estás ahí… ¿verdad? (Volver)
3. Dícese del acto de porculear, esto es, de joder al prójimo. (Volver)
4. Realmente menores. Uno de ellos apenas hablaba (se limitó a llorar la mitad de la peli) y el otro comentaba entre carcajadas y a gritos escenas de violación y fusilamientos con su padre. (Volver)
5. Y a la pantalla no pocas veces… Como si fuera difícil coger una imagen de Google, vamos. (Volver)
6. Película ninguneada por la crítica, cuando es más fiel a la original de lo que parece y no es tan horripilante como la pintan. Entretenida sin más, ¿para qué buscarle tres pies al gato si el que entra a verla sabe a lo que va? (Volver)

Análisis: Dark Void Zero

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