Retro Amor: Catrap

Escrito por en Retro Amor - 9 marzo, 2010

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También conocido como Pitman, este rompecabezas de Game Boy no obtuvo toda la fama que merecía. Si bien no era un juego que brillase por su apartado técnico ni su jugabilidad, brindaba la oportunidad de experimentar de una manera distinta el género. Con una pareja que queda semi-transformada en gato por una maldición, comienza la odisea de superar las 100 pantallas que nos ofrece Catrap, con la única ayuda del retroceso temporal y nuestra fuerza para romper bloques. Unos de los padres espirituales de Braid y un juego que merece un retro amor como dios manda.

433979-catrap_box_art_largeLa desarrolladora detrás de este interesante cartucho era Asmik Corporation, una compañía que no brilló precisamente por el buen hacer de sus obras, por lo que es bastante comprensible que visto lo visto, Catrap terminase pasando desapercibido para gran parte de los jugadores. Corría el año 1990 cuando dicha compañía decidió portar la idea que había creado cinco años atras para ordenador personal, donde si obtuvo un cierto reconocimiento. El padre de la criatura era Yutaka Isokawa, que vió como el juego fue bien recibido en uno de aquellos míticos magazines sobre ordenadores Sharp de la época.

Como ya comenté, esta gatuna pareja tendrá que completar los 100 niveles para volver a ser humanos y escapar de la maldición a la que han sido condenados. Para ello tendremos que exprimirnos el cerebro y conseguir destruir a todos los enemigos de cada pantalla, premisa básica para completar cada nivel. El problema es que para conseguir esta tarea, normalmente deberemos seguir una serie de pasos prefijados, y que de no cumplirse adecuadamente nos arrastrará a una situación sin solución, imposible de resolver. Es aquí cuando entra en juego el retroceso temporal.

A día de hoy son numeroros los juegos que han visto en el uso del tiempo una oportunidad para dotar a su gameplay de cierta frescura. Uno de los ejemplos que mejor representa el concepto es Braid, pero ya en los 80, Catrap imprimía en su juego una característica prácticamente idéntica. Pulsando el botón A retrocederíamos en el tiempo, rehaciendo todos nuestros movimientos para colocarnos en la situación que deseamos y escapar así de la trampa en la que caímos. Con el botón B adelantábamos el tiempo, por si estimábamos oportuno volver a colocarnos en una situación a la que habíamos llegado y ahora sí pensamos coherente.

Pitman

La base de Catrap es por tanto bastante directa, aunque detrás de estos sencillos puntos se escondían pantallas bien pensadas que nos podían traer por la calle de la amargura. La cosa se complicaba aún más cuando entraban nuevos elementos en acción, como por ejemplo enemigos que se suspendían en el aire o aparecían niveles que requerían el uso de los dos personajes. Pulsando el botón select cambiábamos de uno a otro y era imprescindible dejarlos colocados de una manera estratégica para que con su compañero lográsemos acceder a un determinado enemigo o lugar.

Cuando se usaban los dos personajes en un mismo escenario, uno no puede evitar pensar en títulos como Lost Vikings o Abe Odyssey, donde en ocasiones la cooperación con otros compañeros era vital para superar un nivel. Es por ello que tras el torbellino de referencias que surjen después de echar unas partidas a Catrap, reflexionas sobre la fama adquirida por algunos juegos y el olvido en el que caen otros que no lo merecen. Si Catrap hubiese sido de una compañía importante y hubiese tenido un mínimo de publicidad estaríamos hablando de uno de los juegos más míticos de la consola.

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Además, el cartucho incluía la posibilidad de crear tus propios niveles, aunque era una opción que no estaba explotada del todo, siempre fue de agradecer. Las 100 pantallas estaban disponibles desde el principio, por lo que no teníamos que superarlas en ningún orden preestablecido, aunque era imprescindible familiarizarse con las primeras para comprender el concepto de juego. Un sistema de passwords nos facilitaba la tarea de guardar las fases completadas si apagábamos la consola.

Con este retro amor me gustaría reclamar la fama que este juegazo merecía y me siento realizado si tan sólo alguno de vosotros decide darle una oportunidad. Os puedo asegurar que engancha bastante y completar los 100 niveles es un reto entretenido si os gusta el género. Si disfrutásteis con Braid no deberíais dejar de conocer a su abuelo.

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