Cinco juegos por década: los 80

Escrito por en Artículos - 1 julio, 2011

Si me paro a contar, resulta llevo unos 25 años con esto de los videojuegos como uno de mis pasatiempos favoritos. Desde mi infancia he visto como los videojuegos pasaban de ser un simplón entretenimiento para niños y adolescentes hasta convertirse en una poderosa industria que rivaliza con la del cine. Es hora de hacer memoria y quedarme con los 5 juegos que más me impresionaron en cada década que he vivido desde que metí la primera moneda en una recreativa. Empezamos con los glamurosos 80.

Hablar de Pac-Man a estas alturas es algo innecesario. Sin embargo, hablar de Pac-Man significa mi primer recuerdo relacionado con los videojuegos. Oir el waka-waka me transporta a mi más tierna infancia y no al mundial del año pasado, cuando no debía tener más de 5 años y pasaba el verano con mis abuelos en la playa. Solo veía a mis padres durante el fin de semana y una de las costumbres era ir al bar que yo llamaba “el Come-Cocos” para cenar de un perrito caliente, un helado y echar una partida a la máquina. Es curioso ver como esas cosas tan sencillas me hacían absolutamente feliz entonces y seguramente me seguirían haciendo feliz hoy en día. Lástima que ya no haya maquinitas en los bares más allá que la de tabaco y la tragaperras.

Luego hicieron una secuela añadiéndole un lacito y pintándole los morros. Y ahora nos quejamos de lo poco inventivas que son las secuelas

Si miro ahora mismo por la ventana, justo enfrente de la oficina, hay una tienda de ropa pija. Hace unos 25 años, en ese mismo local había un salón recreativo. Para mí era algo místico, casi prohibido, lleno de “niños grandes” y una vorágine de luces, sonidos entre los que destacaban los pelotazos del futbolín y los chasquidos estridentes de la mesa de Air-hockey que me dejaban estupefacto. Solo me acuerdo de un solo arcade de los que había: el del caballero que mataba zombies. El género de capa y espada me ha fascinado desde siempre y Ghosts’n Goblins no iba a dejarme indiferente. Por supuesto, nunca pasé de la primera fase en aquel endiabladamente difícil arcade, pero eso no deja que una de mis asignaturas pendientes sea acabarlo como Dios manda. Cuando me pase el Demon’s Souls me pongo con ello. Palabrita de Galious.

Que levante la mano el que haya llegado alguna vez hasta aquí ¿Alguien? ¿Nadie?

Seguimos con los arcades. Con Double Dragon descubrí muchas cosas. No solo fue por el genero de hostias que sigue estando entre mis favoritos (tanto el beat’em up como su digievolución a ese monstruo llamado hack & slash), sino por el poder jugar a dobles. Hasta entonces, era raro ver un juego que el 2 player mode no fuera otra cosa que jugar dos partidas alternadas cada vez que el otro jugador moría. Double Dragon fue la primera vez que recuerdo poder compartir partida con otro jugador, limpiando el barrio de macarras para rescatar esa chica que nos enseñaba las bragas nada más empezar la partida hasta llegar a ese “injusto” combate final donde nos batíamos con nuestro compañero por el amor de una mujer. Y recordad: quien sepa hacer el codazo is the king.

Durante una temporada, me hubiera gustado llevar un chaleco de colores como ellos

Supongo que nadie dudaba que este juego aparecería. Tal como dije en el Retro-Amor que le dediqué hace ya casi un año, The Maze of Galious era diferente a todo lo que había jugado hasta entonces. Podíamos explorar, buscar objetos, ganar nuevas habilidades y armas y, por supuesto, derrotar a los grandes demonios que gobernaban cada uno de los 10 mundos infernales. Y teníamos plena libertad para hacerlo, sin fases ni un scroll que nos empujara a avanzar… Por cierto… “scroll”… hace tiempo que no leía ni escribía esta palabra tan de 8 y 16 bits… Ahora mola más decir “framerate”. Pero paso de andarme más por las ramas: solo me veo obligado a recordaros algo que os ordené en el Retro Amor: ¡probad el remake o me cabreo!

Por una vez, pondremos una captura de Afrodita. Se nota que es una chica porque la armadura es rosa. Si el juego saliera ahora, llevará un bikini con una talla 120 de pecho como única protección

Antes de la llegada de la todopoderosa Game Boy, lo que ahora llamamos “portátiles” se llamaban “maquinitas”. Ya entonces, Nintendo eran los putos amos con sus Game & Watch, siendo el tope de gama las llamadas «Multi Screen», ancestros de la Nintendo DS. Cualquiera de ellas nos convertía en los Dueños y Señores del patio de la escuela si la sacábamos durante el recreo. Green House fue mi única Game & Watch de doble pantalla y esos monigotes negros en LCD me mantuvieron entretenido durante más horas que muchos juegos actuales, subiendo y bajando la escaleras fumigando sin parar para eliminar a esos fastidiosos insectos, sin otro objetivo que no fuera batir mi récord personal… Me pregunto yo qué debían tener esas plantas como para tenerlas tanto esmero… Lástima que el paso de los años, el trote de miles de partidas y docenas de caídas accidentales acabaron por dejarla inservible, porque es algo que me hubiera gustado conservar.

Puro HAMOR retro sin píxeles

5 juegos que marcaron mi niñez, pero en los 90 llegó mi adolescencia, junto a una flamante Sega Master System que dejó en ridículo a los juegos en casete que cargaba en mi MSX. En unos días, os cuento cuáles fueron los 5 juegos que más me impresionaron durante esos 10 años.

Mercadillo Digital Vol. 37

Se acerca un nuevo GTA... ¡Especulemos!