Dame tías buenas y llámame tonto

Escrito por en Artículos - 17 julio, 2012

Ya vale, ¿no? Últimamente leo cosas como el artículo de Aureal sobre el sexismo o el de Orange en la casa ajare sobre Anita Sarkeesian que acababa convirtiéndose en el debate de siempre. La cultura geek ES machista y el público mayoritario de los videojuegos es masculino, sí, pero no por ello hay que rebajar la calidad narrativa de un juego. Estamos hablando de una obra audiovisual tan válida como lo es una película, añadiéndole el poder de la interactividad.

Que los videojuegos están para entretenernos es un argumento bastante habitual, pero me gusta pensar que los verdaderos amantes del sector saben disfrutar las emociones que les proporciona un título. Personalmente, soy más consumidora de cine y música que de videojuegos, pero la experiencia que me brindó, por ejemplo, Portal 2 no es comparable a ninguna otra.

Un buen juego es aquel que despierta algo dentro de ti, que te hace reflexionar más allá de ‘a quién tengo que cargarme ahora. O puede ser lo que tú quieras… Esa es mi definición de buen juego, pero no tiene por qué ser la de todo el mundo. A mis amigos les gusta divertirse jugando: no están al tanto de los lanzamientos, pero siempre disfrutan un Mario; no saben nada de las ofertas de Steam, pero saben distinguir un personaje chusco de uno bien construido. Y es aquí a donde voy: los personajes mediocres no tienen por qué ser solo femeninos, pero estos lo son especialmente.

Los roles diseñados por los creadores siguen una dicotomía: los personajes masculinos están creados como «alguien a quien los hombres les gustaría parecerse»: un héroe, un tío molón, fuerte y que moja, a poder ser; los personajes femeninos, en general, están desarrollados como «alguien a quien cualquier hombre querría follarse».

Bayonetta, sin ir más lejos, es una tía fuerte que patea culos magníficamente. Va ligera de ropa y tiene unas curvas imposibles, pero supone una parodia hiperbólica que queda patente en lo excesivo de cada movimiento, cada postura, cada término sexual y cada ataque. Bayonetta se come los límites sexistas a bocados con gran valentía, pero al otro lado del ring tenemos a las chicas de los Final Fantasy, que se nos venden como duras, pero acaban doblegándose, como la Ninotchka de Lubitsch o incluso Gilda, solo que llevando el pelo de colores para contrarrestar la falta de personalidad del guión.

Fuck this bitch

Catwoman también juega la baza de la sexualidad en Arkham City, pero partimos de la base de que Selina Kyle es una ladrona que engaña y manipula a su antojo para conseguir lo que quiere. Su personaje tiene una coherencia y una evolución en ningún momento denigrante para la mujer: jamás la muestra débil o incapaz de enfrentarse a un conflicto, a pesar de resaltar sus atributos. Y es que no hay nada malo en jugar la carta de la sexualidad en un videojuego. En Catherine, nuestra novia formal es una chica muy recatada, pero nuestro affair se nos presenta como una rubia explosiva de escote hasta el ombligo y ligas, porque es el símbolo de la tentación, y a todos se nos van los ojos a las minifaldas (sí, a mí también). Una vez más, la historia tiene coherencia y, a pesar de lo formal de nuestra chica #1, será ella la que pueble nuestras peores pesadillas.

Considerar sexismo cada representación de la mujer en un juego es tan erróneo como no encabronarse cada vez que aparece un personaje secundario que no le aporta nada a la trama pero enseña carnaza. A mí no me importa una mierda que un caballero vaya vestido o desnudo en un juego, porque soy de esa gente rara que prefiere el sexo real y busca otro tipo de experiencia en los juegos. Ahí tenéis a Nathan Drake, un tío secsi en camisetita sucia de botones, y donde esté él que le den a Geralt y a su torso desnudo.

Yo le daba

El problema es la excesiva sensibilidad que ha surgido para alzarse con el premio al mejor jugador progre que salve a la princesa 2.0. Pobres mujeres: las utilizan como trofeos, pero disculpa, voy a por un par de pañuelos y a preparar el CoD de después. Dejadme deciros que las mujeres estamos bastante tranquilas, siempre y cuando haya gilipollas que desarrollen basuras sexistas que atraigan a gordopeceros, pero también existan personajes como GLaDOS, Samus (excepto la de Other M), The Boss o, coño, incluso Catherine. No todo es blanco o negro.

He tenido la suerte o desgracia de vivir mucho eso de «seguro que no tiene ni puta idea», y efectivamente, es absurdo y jugar no deja de ser una cuestión de práctica, gusto y maña, pero si nosotras no le damos mayor importancia a la ignorancia, no se la deis vosotros, que os sangra la nariz.

P.D.: Chicas, utilizar YO JUEGO A VIDEOJUEGOS como estandarte, no nos ayuda, hijas de puta.

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