Imprescindibles (I)

Escrito por en Artículos - 20 junio, 2012

Parece que a los videojuegos que son buenos de verdad el paso de los años no les afecta. Puede que sea la jugabilidad, tener mecánicas que resulten divertidas tengas la edad que tengas, o puede que sea un diseño para quitarse el sombrero a pesar de contar con pixelotes del tamaño de puños o polígonos que podrían saltarte un ojo. También es probable que no sea ni lo uno ni lo otro, y que sin embargo la nostalgia se ponga a favor de un título para muchos arcaico que, vete tú a saber, todavía entretiene como el primer día. El caso es que hay juegos que cada año nos atraen con su canto de sirena (chiptune, midi o lo que te pida el cuerpo) y atrapan tanto tiempo o más que los recién salidos del horno. Os dejo algunos de mis imprescindibles:

Doom

El clasicazo de los juegos de tiricos en primera persona que nunca, jamás pasará de moda. Creo que el trabajo de Carmack, Romero y compañía es tan sumamente genial que todavía consigue enamorar a quien no tuvo la oportunidad de catarlo en su momento. Tanto el original como su segunda parte (que creo que es el juego que he reinstalado y jugado más veces en mi vida gracias a la escopeta de doble cañón) son de los pocos, poquitos de la época a los que soy capaz de meter horas sin que me resulten pesados, lentos o “feos”. Porque sí, maldita sea, mi mente es así de rastrera y cuando pongo Black Stone o, yo que sé, el Rise of the Triad para rememorar viejos tiempos se me cae la lagrimita y pienso “madre mía, no voy a aguantarlo ni dos minutos”. ¡Y el aspecto no es tan diferente! Además, que todavía haya gente sacando mods de un producto con casi veinte años a sus espaldas dice mucho a su favor. Tantos y tantos niveles nuevos por la patilla, cambiar cada detalle para trasladarnos a Star Wars o ese maldito Alien Doom que me aterrorizaba de pequeño… Lástima que ninguno sea superado por el Chiquidoom y los “cuidadín, quietor” que tanto me hacen reír a pesar de los años, y los que me quedan. Por cierto, es el único videojuego que conseguí que mi padre terminase en un PC que corría con Windows 3.11. Qué grandes tiempos, ¿eh?

Diablo

Hace poco cayó entre mis garras Diablo 3, y la verdad es que me apetecía probarlo muy seriamente. El caso es que, conforme iba subiendo de nivel a mi monje (chica, por supuesto) y avanzando acto tras acto, lo único que quería era volver a descender cada maldito piso de la catredral de Tristán original. No sé porqué, pero a pesar de que el trabajo de Blizzard ha estado a la altura de mis expectativas (se podrían haber ahorrado algunos detalles feos como la conexión permanente, que me ha hecho un par de putadas) tengo más ganas que nunca de volver a leer tomos para aprender hechizos, usar pociones de maná, identificar objetos con pergaminos o reunir todo mi dinero en montoncitos esparcidos cerca de la herrería de Griswold. Cada cierto tiempo vuelve a mi ordenador (aunque vaya a jugarlo solamente un par de días) y, mientras decido qué personaje va a tocar esta vez, releo ese manual del que me enamoré cuando era un crío y que todavía consigue atraparme. Cagüenlaputa… ¡Cuidao que voy, Lazarus!

Day of the Tentacle

La que es, para mí, la aventura gráfica por excelencia (lo siento, Monkey Island) siempre tendrá un huequito en mi disco duro. Nunca, jamás me cansaré de sus puzles, sus chistes, sus diseños y animaciones… Creo que me sé de memoria la primera mitad del juego y cómo solucionar todos y cada uno de los problemas que Bernard, Hoagie y Laverne se van encontrando desde que vuelven al reencuentro del Dr. Fred y de los Tentáculos. Además, un guión con viajes en el tiempo siempre tiene un punto a favor, y en DOTT podemos saltar de una época a otra cuando nos plazca. Hacerlo desde una letrina, por cierto, no solo le da aún más puntos, sino que los multiplica por mil. Espero que Schafer, con el pelotazo que ha dado en Kickstarter, se marque una nueva aventura digna de suceder a títulos como éste y, por qué no, con el subidón le dé por financiar una reedición HD. Ese sí que sería un rescate digno para nuestro país (y el mundo entero).

Otros que están siempre a la vista en mi estantería y que no puedo dejar de mencionar: Max Payne (¡ah, el maldito Max! Siempre en mi corazón), Starcraft (el primero no debe faltar en ninguna party), Crash Team Racing (y un multitap que aguante el tirón), Resident Evil (con o sin remake todavía me sigue dejando loquer), Streets of Rage 2 (Axel wins).

Ahora, y como siempre, es vuestro turno. Seguro que tenéis más de un juego a la vista en vuestro escritorio listo para ser rejugado año tras año, ¿verdad?

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