Análisis: Starhawk

Escrito por en Análisis - 7 junio, 2012

Starhawk es el último añadido a la larga lista de juegos que unen dos palabras molonas para el título. Los aficionados a los videojuegos deberíamos sentirnos afortunados de que rara vez se traduce el nombre de los videojuegos y así no vemos horrores como los jugadores de Magic, acostumbrados a lidiar con criaturas con nombres como Puebloarbóreo Semillaclimática. Si así fuera, Starhawk nos llegaría como Estrellahalcón o Halcón Estelar, algo que parece el nombre de una organización de extrema derecha.

A muchos no os sonará de nada Starhawk. Y es que ha tenido mala pata… No solo por ser exclusivo de PS3, sino también por coincidir su lanzamiento con dos esperadas terceras partes, Diablo III y Max Payne 3. Si a eso le sumamos que la portada no llama especialmente la atención y lo de las dos palabras molonas para el título sea ya demasiado recurrente en el mundo de los videojuegos y, por muy molón que sea el título, casi nadie se fija en él si no tiene un numerito detrás.

Ni siquiera el prota malote de alma torturada consigue hacer que nos fijemos mucho en el juego

Pero no es solo el nombre: Starhawk es un auténtico Poochie de los videojuegos y hace ostentación de ese PEGI 16 que incluye en la portada metiendo todo lo que le mola a un adolescente medio que aún no ha aprendido a hacerse pajas: pistolas, escopetas, ametralladoras, granadas, lanzamisiles, rifles de francotirador, headshots, motos voladoras como las de El Retorno del Jedi, boogies con armas, tanques, zombies mutantes luminosos y hasta robots gigantes que se transforman en naves espaciales con solo pulsar un botón, todo ello aderezado con una estética de vaqueros del espacio que tiene su rollete….

 

Éste es el público objetivo de un PEGI 16… Que os quede clarito

A primera vista puede que parezca un shooter en tercera persona más, que no tiene nada destacable entre las decenas de juegos similares disponibles para la Plei. Pero al poco nos damos cuenta que Starhawk es diferente; al pusar X saltamos y no activamos esa “espalda magnética” que empieza a ser demasiado habitual, esa habilidad que pega la espalda de nuestro personaje a la superficie plana más cercana, haciéndonos así invulnerables a las balas de los enemigos que tengamos enfrente. Y la cosa empieza a ponerse interesante cuando la voz en off que nos guía durante la primera misión nos dice “Deberías construir un muro” ¿construir? ¿En un shooter?

 

«¡Paco! ¡Mándame un chalé!»

El sistema Build & Battle (seguimos con los nombres molones) es lo que hace diferente a Starhawk. Para ser breves, diremos que consiste en meter elementos de RTS en lo que de otra forma sería un juego de tiros de lo más normalote. Eliminando a los costrosos obtendremos una especie de maná que podremos utilizar para que nos envíen elementos para ponernos las cosas más fáciles como murallas, torretas, vehículos, tropas aliadas y recursos de armas y munición. Gracias a ello, los resultados pueden cambiar según la forma en la que utilicemos las construcciones a nuestro alcance.

 

Algunas de las dispares influencias de Starhawk

Por si fuera poco con los elementos de estrategia aparecen los Hawks, unos mechs capaces de transformarse en un vehículo volador. El juego se convierte entonces en un juego de aviones rindiendo homenaje al Warhawk de PSOne, predecesor de Starhawk y del que se nos «regala» una copia al activar el Online Pass.

Me costó pillarles el puntillo a los avioncitos estos…

 Esta mezcla de estilos podría haber salido mal y explotarles en la cara a la gente de Lightbox Interactive tal como pasó con Brütal Legend, pero no es así: Starhawk es un juego divertidísimo. Lo es la campaña, a pesar de contarnos una historia que a todos nos suena un poco de otros lados y de ser poco más de un tutorial de unas 8 horas con el que nos familiarizamos con los elementos disponibles y nos hacemos con el control de los vehículos. Donde realmente está la miga de Starhawk es en el multijugador.

 

¡A usar los bugas de dos en dos!

¿Galious alabando el multijugador online? Pues sí. No me queda otro remedio que alabar lo que pretenden con Starhawk. Las partidas, pese a contar con distintos modos, consisten básicamente en soltarnos hasta 32 jugadores divididos en dos equipos en un gran escenario, con dos bases que es donde reviremos y, hala, a joder al otro equipo. Pero, al contrario de otros multijugadores en los que a pesar de estar organizados por equipos la acción es casi siempre individual, en el online de Starhawk los jugadores colaboran entre sí para atacar con más eficacia al equipo rival. Al poder alterar el escenario con nuestras construcciones, cada partida es diferente y la ventaja por conocerse al dedillo los escenarios es más bien escasa.

 

¡También hay jetpacks!

Considero que Starhawk merecería una campaña algo mejor en la que exprimiéramos algo más las virtudes del Build & Battle sin necesidad de meternos en fregados online, pero reconozco que ha sido para mí una de las sorpresas de este 2012. No sabía prácticamente nada de él hasta su lanzamiento y ha llegado a las tiendas sin hacer demasiado ruido (normal, con el estruendo que se produjo con Diablo III), pero se trata de un juego que puede proporcionar muchas horas de diversión a cualquiera que esté cansado de FPS’s de soldaditos marrones y le apetezca probar algo distinto, aunque sea un poco, especialmente si se monta una partida entre un puñado de amiguetes. Aprovecho así para invitar a los que ya lo tengan en montar una partida ilustre de Starhawk… ¿Quién se apunta?

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