Análisis: Call of Duty Modern Warfare 3 [PS3]

Escrito por en Análisis - 14 noviembre, 2011

«¿Esto qué es, un shooter mainstream en EPI? ¡VENDIDOS, VENDIDOS…!»

Me resulta extraño escribir sobre Call of Duty Modern Warfare 3 porque, en general, yo soy un hombre de Battlefield y porque no he tocado la saga desde el Modern Warfare original. Eso sí, las versiones de Wii me las he zampado todas, pero mejor no preguntéis por ello. Si os resulta insultante que un «no experto» en la saga lo analice, tras el salto os daré la excusa perfecta para que penséis en ello de otro modo.

Me parece justo empezar hablando un poco de la presentación del juego, porque no hablé de ella en el post que se supone que iba a haber hecho para el blog y porque me sirve un poco para el análisis. Activision se montó un sarao muy curioso, lleno de militares que te llevaban a ciegas por los pasillos, con un presentador famosillo de cuyo nombre no quiero acordarme, un grupo que tocó hasta la medianoche, un sorteo y, ¡qué bien!, copias del juego para todo el mundo. Me vi las caras con algunos amiguetes, como Bruno Sol (Revista oficial de Playstation), Ricardo Lázaro (Gamikia), Daniel (20 Hit Combo), o Clopezi, que fue muy majo y me ayudó con una cosa. El caso es: sobre el juego nos comentaron más bien poco. Total, no hace falta explicar qué es un Call of Duty a estas alturas (el juego tampoco lo hace, ni siquiera los controles) y era mejor dedicarse en pleno a las chorradas y los canapés.

De ahí mi primera reflexión: si la compañía ve innecesario decir algo sobre el juego, poco más puedo decir yo en un análisis. Call of Duty sigue siendo el shooter entre los shooter, el que más vende, el que más gente reúne online, el que más DLCs insultantes saca, el que más imita después la competencia, etc. Y sigue siendo todo eso porque la fórmula la parieron en Activision y no hace falta cambiar nada, hasta que los fans digan lo contrario. ¿Qué significa esto? Que no haber jugado un solo juego de la saga desde 2006 apenas me influye a la hora de analizar este. Y bueno, también dice mucho de Infinity Ward y de esos alaridos desesperados de los fans que decían que se notarían ciertas ausencias. No ha sido así.

La campaña de Modern Warfare 3 es similar a la de Modern Warfare 1 y, seguro, a la de Modern Warfare. Se trata de un descerebrado intento por mezclar esas casetas de feria que tanto nos gustaban a todos de niños. En Call of Duty, la galerías de tiro al pato, el tren de la bruja y la montaña rusa van de la mano, previos scripts, claro. Eso sí, prefiero mil veces los momentos de pandilocura en lugar de los momentos de disparos, pasillos y QTE. No es que no me guste reventar la cabeza a un ruso por enésima vez, pero prefiero hacerlo mientras caigo en picado en gravedad cero en un avión o mientras lugares emblemáticos de Europa se van al cuerno entre explosiones. Ojalá este tipo de situaciones se dieran sin un QTE o una ralentización cinematográfica de por medio, cosas que siguen arruinando la mitad de la jugabilidad del título pero que no han cambiado en tres juegos.

Con ese breve párrafo tenéis todo lo que pasa en la campaña. Si pegar tiros a enemigos descerebrados te sigue entreteniendo, si no te importa cubrirte a recuperar vida, si tragar QTEs te sigue poniendo cachondo y si ver explosiones sin hacer nada te gusta más que jugar, te encantará el juego. En todo caso, he decir que en algunos momentos lo que ocurre en pantalla, aunque no lo estés jugando, impresiona. Más allá del polémico vídeo, hay otros instantes que se quedan grabados en la retina. Nada que, por desgracia, no se olvide con la siguiente oleada de tiros y la repetición de situaciones al estilo «ir a este sitio, matar a estos tipos y rescatar a este personaje». Si no se da esa misma sucesión de acontecimientos en cuatro ocasiones, es que se da en cinco.

La historia, por lo menos, cierra la trilogía. Bien o mal, no sé valorarlo bien. Lo que sí puedo decir es que la historia es una excusa para enlazar localizaciones por medio mundo, mostrar explosiones y destrucciones en sitios que la gente conoce para sorprenderla un poco y sacarle ese «AWESOME!!!!» barato y fácil que tanto usan los estadounidenses y que tanto repudian los británicos. Con todo esto, no me malinterpretéis: que la historia se accesoria no es malo del todo. El videojuego siempre es una mecánica. El resto, si ésta funciona, siempre es secundario.

Si, como a mi, ya te aburre todo eso, te queda el online para hacer el cafre y dejar tu culo a la vista de violadores adolescentes que te meterán el rifle de francotirador hasta tu centro de gravedad. Ningún modo me ha resultado expecialmente extraño: de nuevo, lo mismo que hace 5 años, algo que no es malo per se. Si te gusta ir a lo loco, matar a gente que desconoces, gritarles por el headset y embrutecer tu mente con la propaganda encubierta de EEUU (esto no tiene por qué ser verdad), enhorabuena, este es tu juego online. Los escenarios: grises, con cosas rotas, con muchos pasillos pero también con mucho campero. Diecisiete en total a los que tendrás que añadirle los otros diez o doce que meterán en sendos DLCs.

Al menos, el único nuevo modo online me ha gustado mucho. Se llama “Baja Confirmada” y en él se puntúa no por matar (o no solo por matar, ahora no estoy seguro) si no por eliminar al enemigo para luego pasar por encima de su cadáver y recoger sus chapas, de modo que «confirmas la baja». Luego, si un enemigo mata a un compañero y no recoge su chapa, puedes recuperarla para puntuar tú en lugar de él. Entretenido de narices por aquello de que va en contra de los principios “mata y puntúa y que le jodan a los demás” de Call of Duty.

Por último, está el tercer modo, las operaciones especiales. Se divide en “Supervivencia”, el primo hermano del modo horda de Gears of War, que es tremendamente exagerado en cuanto al número de enemigos y, por ello, entretenidísimo; y en las operaciones especiales en sí, que reutilizan escenarios del juego y se puntúa por estrellas según la dificultad y lo bien que lo hagas. Todo esto, solo o con más gente, preferiblemente lo segundo, porque si no pasan de ser algo pandiloco a ser algo anodino y aburrido. Se agradece el detalle de poder jugarlas a pantalla partida, algo aún presente también en el modo multijugador.

¿Gráficos? No es Battlefield 3, ni falta que le hace. ¿Duración? Estuve 8 horas con la campaña en difícil y muriendo mucho. Y creo que me dejé la consola encendida con el juego puesto un día mientras me hacía la cena. Por último, para los adictos a la saga, que dudo que haya muchos por estos lares, os cuento también que hay una cosa nueva llamada Call of Duty Elite. Se trata de una ficha online con dejes de comunidad online y de red social que cuesta 50 euros al año, aunque me entero ahora de que había una versión gratuita, pero que no he probado. Está ahí.

En definitiva, Activision y Call of Duty son, más o menos, como Apple y sus productos: odio sus políticas empresariales pero saben hacer su trabajo y dan a la gente lo que pide, ni más ni menos. ¿Innovar? Eso ya lo hicimos hace años, ahora vivimos de las rentas. La campaña no aburre pero tampoco es buena, a diferencia del modo online y, sobre todo, del modo de operaciones especiales. Ya podéis insultarme por la nota y quedo a la espera del reanálisis de Carca.

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Stealth Bastard

Mercadillo Ilustre Vol.123