Retro Amor: MOT

Escrito por en Retro Amor - 2 marzo, 2011

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Pertenezco a una generación que, para que los niños nos quedáramos quietos un rato, en lugar de ponernos el Disney Channel, nos daban un “chiste” o “tebeo”, ahora llamados “cómics”, para que nos entretuviéramos un rato. Así crecí, entre Mortadelos, Tintín, Lucky Luke y Astérix. Seguramente, si sois más o menos de mi quinta, recordaréis el suplemento “Pequeño País” que aparecía el domingo junto al periódico. Ahí vimos nacer a MOT.

MOT era un monstruo de esos que nos gustaría tener en el armario: gracioso, sarcástico y dispuesto a dar dos hostias bien dadas si era necesario. Sus defectos, una glotonería voraz y cierta predisposición a la destrucción de bienes ajenos. Cada semana esperaba ansioso mi dosis en formato de dos páginas y así saber cómo continuaba la aventura.

Una Intro así era lo nunca visto. ¡Parecía el cómic!

La relación de MOT con los videojuegos estaba cantada; la mano tras el monstruo era Azpiri, habitual ilustrador de carátulas de videojuegos (Army Moves, Tuareg, Phantis y Viaje al centro de la tierra, por decir algunos) y no pasó demasiado tiempo hasta que Opera Soft decidió encargarse de llevar a MOT a los ordenadores domésticos.

Versión MSX, con más de 4 colores!!

Y así llegó MOT a los ordenadores, no solo a Amstrad, Spectrum, MSX y Commodore 64. Los ordenadores de 16 Bits (PC, Atari y Amiga) también tuvieron su versión. Juego que, en todas las versiones, estaba dividida en tres partes que seguían a rajatabla el primer tomo de MOT.

La versión de Amiga tenía mejor pinta

Tras una intro sacada directamente del cómic (y que era algo espectacular para la época) empezábamos con la primera parte. En ella controlábamos a Leo y nuestra misión era intentar controlar a un descontrolado MOT que esta destruyendo nuestra casa mientras busca algo para picar. Debíamos contenerlo antes de que llegaran nuestros padres y nos enviaran directamente a la consulta de un psiquiatra argentino.

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En la segunda y tercera parte nos poníamos en la piel de MOT y hacíamos lo que mejor se la daba (y lo que más nos gustaba): repartir bofetadas. Una vez cruzado el portal interdimensional que MOT encuentra en el armario de Leo, toca abrirse paso a puñetazos y coletazos en unas tierras extrañas habitadas por monstruos, samuráis, dragones, bellas muchachas de piel azul (adelantándonos 20 años a Avatar) y robots para derrotar a IRIPZA, el ordenador central de una vieja civilización que perdió la cordura al morir el último “bata blanca”.

La versión Amstrad contaba con más colorido

Este juego, mezcla de acción y beat’em up, fue la única aparición de MOT en los videojuegos. Hubo más cómics, hasta 6 tomos (recientemente reeditados), pero llegaron los años 90, con ellos las consolas y la conocida como “edad de oro del software español” se fue apagando y casi todo el mundo cambió los cassetes por los cartuchos de Sega y Nintendo.

Y así se acaba la historia…

Sin embargo, me sigo acordando de MOT, tanto de los cómics como del videojuego: Quizás este último no fuera la hostia, sino un juego de ordenador más, suficiente para pasar el rato pero no para pasar a la historia de los videojuegos españoles como La Abadía del Crimen, Game Over o Navy Moves, pero MOT era mucho MOT y su carisma no cabía en un cassete ni en un diskette de 5 1/4… Y tampoco cabe en este Retro Amor, pero hemos hecho lo que se ha podido.

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