Análisis: Stacking

Escrito por en Análisis - 19 febrero, 2011

Mientras que las estanterías de las tiendas se llenan de FPS’s clónicos, Hack & Slash insulsos y RPG’s de los chinos, los escasos conatos de originalidad e innovación que llegan a nuestras consolas suelen venir en forma de descargables, pasando del formato físico. El último que he probado nos ha llegado de la mano de Double Fine: Stacking.

Un juego con matrioskas como personajes y ambientado en un diorama decimonónico. Apasionante. Con esta carta de presentación, me esperaba un juego de puzzles a lo Boom Blox, pero no ha sido así; Tim Schaffer ha vuelto con el género que lo hizo conocido en el mundillo: la aventura gráfica.

Brütal Legend habría molado bastante más así

Pero Stacking no es una aventura gráfica “tradicional”, a lo “point & click” y teniendo que rastrear el escenario buscando un objeto oculto o dos que nos servirán para resolver un puzzle, sino algo más directo, más dinámico. Si tuviera que compararlo con otro juego, me quedaría en el catálogo de la sobremesa de Nintendo y lo compararía con la mecánica de Zack & Wiki y el Tesoro de Barbaros.

Uno de los mejores juegos third party para Wii. Indudable

¿Y como funciona? Controlamos a Charlie Blackmore, el benjamín de una familia de matrioskas, pequeño como un supositorio. Y como tal, su habilidad es introducirse por detrás de una matrioska de un tamaño inmediatamente superior y controlarla, pudiendo moverla y utilizar sus habilidades a su antojo. Cada muñeco tiene una habilidad única, algunas tan inútiles como sorber té, toser o leer el periódico, otras más divertidas como tener un subidón de azucar, vomitar galletas, tirarse pedos o eructos y otras más útiles que nos servirán para resolver los desafíos que se nos plantean para ir avanzando en la historia.

El pequeño protagonista, sín lubricar

Hasta aquí, todo pinta fenomenal: una dinámica sencilla, efectiva y divertida, una estética muy acertada, tomando elementos del cine mudo y el teatro de marionetas y el sentido del humor que suele impregnar las obras de Double Fine. El problema viene cuando nos damos cuenta que completar Stacking no nos llevará más que un par de horas. Los desafíos que nos plantean son bastante sencillos, tanto en planteamiento como en resolución: siempre hay una forma muy evidente de superarlos y avanzar en la historia.

Las escenas mezclando guiñol y cine mudo son HAMOR

Sin embargo, Stacking tiene ese “no se qué” que algunos juegos poseen y acabarlo no nos será suficiente. Es de esos juegos que parece que no los hemos superado hasta que no consigamos el 100%, y ahí tenemos unas cuantas horitas más para entretenernos. Aparte que todos los desafíos pueden resolverse de varias formas distintas, tenemos una variedad de muñecos únicos en cada escenario para encontrar y una serie de travesuras por hacer, como tirarse pedos al lado de ancianos o abofetear mujeres. Todos esos elementos harán que aflore nuestro instinto más completista y no consideremos el juego por finalizado hasta que no lo desbloqueemos todo.

Topadentro!

Stacking nos demuestra que la aventura gráfica no esta muerta del todo y que no está todo inventado como muchos quieren hacernos creer. Si estás cansado de pegar tiros en primera persona, encadenar combos o repartir hostias como panes, Stacking es una opción más que decente para tomarse un respiro. Tanto si me creeis como si no, tenéis una demo gratuita tanto en la Play Station Network como en el Bazar de XBox 360 para salir de dudas, y si sois de los pringados fieles seguidores de Sony abonados a PS+, podéis descargarlo entero de gratis durante este mes.

Risen 2: Dark Waters

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