Análisis: Civilization V

Escrito por en Análisis - 11 octubre, 2010

He reinado como Alejandro Magno, sometiendo al resto del mundo bajo el yugo de mis falanges. He deslumbrado como Ramses II, levantando un imperio que será recordado hasta el fin de los días. Como Darío I creé una civilización imperecedera: la segunda Atlantis la llamaron algunos. Mi samuráis enseñaron al mundo que el acero puede prevalecer sobre la pólvora, mis galeones ingleses dominaron los siete mares, mis legiones hicieron cierto aquello de que todos caminos conducen a Roma, el mundo se postró a los pies del imperio iroqués durante siglos. Todo ello, todo lo que fue y lo que queda por ser, lo hice en Civilization V.

Civilization V es un juego tan majestuoso en su presentación que puede llegar a deslumbrar si no le prestas la atención adecuada. Desde su apabullante vídeo de introducción y sencillos menús, con acceso directo a descarga y uso de mods incorporado, hasta todas y cada una de las ilustraciones que acompañan a las tecnologías, maravillas y épocas; el juego consigue hacerte obviar cualquier defecto por grande que sea y atraparte en su ya clásico «sólo un turno más». Sin embargo, si consigues apartar todos estas luces y fuegos de artificio, lo que te queda es la sombra alargada y eterna de una saga, en la que esta quinta entrega no consigue hacerse un hueco especialmente brillante. Me explico.

Antes de comenzar el juego ya vemos que algo falla. Por lo menos en mi caso, y siempre hablando desde la perspectiva de un usuario de Windows 7 que supera con creces los requisitos mínimos, si quiero iniciar el juego en Directx 10 tengo que habilitar el modo administrador del ejecutable de Steam, algo innecesario con otros títulos pero aparentemente vital para Civilization V. Una vez pasado este primer escollo, llegamos a la introducción, que es imposible saltarse completamente (siempre muestra unos segundos hasta que por fin se quita) a no ser que edites un archivo «.ini» en la carpeta del juego. Estos dos detalles sin mayor importancia, ya que se solucionan de forma permanentemente con tan sólo mirar los foros de Steam o CivFanatics, son el primer síntoma de que por algún motivo este Civilization no está todo lo pulido que debería.

El resto de indicios de enfermedad los encontramos dentro del propio juego. Fallos gráficos en los que secciones de costa se corrompen formando un antiestético cuadrado en el mapa, o bosques y construcciones que se quedan «incrustadas» en nuestra pantalla interrumpiendo la correcta vista del juego, suponen la menor de las molestias. Otros, como los exagerados no, exageradísimos tiempos de carga en las fases más tardías de la partida, la escueta y decepcionante civilopedia, o la todavía deficiente inteligencia artificial, suponen problemas mucho más graves para que el transcurso de la partida continúe siendo divertido hasta el final.

El problema de la inteligencia artificial, que como digo no es nada nuevo, sigue resultando bastante doloroso y por motivos incomprensible. Los líderes contrarios seguirán declarándonos la guerra en niveles de dificultad elevados por el simple hecho de ser vecinos. Da igual que tengáis acuerdos de cooperación, hayáis investigado un par de tecnologías juntos, y les hayas regalado oro; llegado el momento te atacarán como si tú te hubieses cagado en su puta madre o algo peor. Cierto es que en Civilization V, en el que no vemos un cómputo numérico de nuestras relaciones con otros líderes, la situación no resulta tan sangrante como en la cuarta entrega, donde he llegado a protagonizar momentos tan hilarantes como un Stalin amistoso (+12 de relación) borrando del mapa a mi civilización por el mero hecho de tener fronteras colindantes. Osado yo.

A todo esto tampoco ayuda una forma de aumentar la dificultad tramposa, que llevan utilizando desde la primera entrega, y que deberían ir pensando en modernizar. En un juego de ajedrez (estrategia por turnos en su forma más primitiva y a la vez compleja) cuando le decimos al ordenador que aumente la dificultad no le damos vía libre a sus torres para que nos follen a diagonales ni a sus peones para que coman hacia delante, lo que hacemos es mejorar sus decisiones y su capacidad para prever movimientos. En Civilization, sin embargo, subir la dificultad simplemente hace que nuestros enemigos jueguen con ventaja, MUCHA ventaja si nos atrevemos con los niveles más elevados. Lo peor es que aún así suelen perder, lo que no dice demasiado de la inteligencia artificial del juego.

Pero no todo van a ser palos para un juego capaz de atraparte durante más de cuarenta horas (y las que me quedan) y no soltarte -casi- ni para dormir. Pese a tener un sistema de juego algo más simplificado en el que la personalización de nuestro imperio (gobierno, legislación, economía, religión y trabajo) se ve reducida a la elección de unas cuantas políticas sociales, un plantel de líderes bastante más reducido que en entregas anteriores, y un sistema de economía más bien deficiente, Civilization V sigue siendo Civilization. Sigue siendo divertido, adictivo y toda una experiencia de entre tres y diez horas nueva en cada partida. Además, por primera vez desde que tengo uso de razón, el sistema de combate funciona a las mil maravillas. No sólo se acabó el apilar unidades en una casilla para hacerla virtualmente invencible, sino que gracias a la cuadricula hexagonal el componente estratégico durante los periodos de guerra es sumamente entretenido. Y eso, teniendo en cuenta que no guardo ni un sólo recuerdo bélico positivo de mis más de doscientas horas de Civilization IV, es mucho decir.

En apartados menos importantes, como el sonoro o el visual, lo de siempre. Buenas melodías, buen detalle el de que cada líder tenga la voz en su propio idioma, buenos gráficos y sobre todo, muy buen diseño artístico. Total, nada que no podáis averiguar viendo las capturas del juego o un vídeo de Youtube.

Civilization V, por desgracia, no supone un paso al frente dentro de la saga. Las comparaciones son odiosas, y cuando tu antecesor puso el listón tan alto lo único que puedes hacer es coger mucha carrerilla e intentar saltarlo. En su lugar, consciente de sus limitaciones y la dificultad que esto entrañaría, este nuevo Civilization ha optado por dar un paso lateral y seguir otro rumbo. Un movimiento que todavía no sé si es cobarde o valiente, pero que desde luego tiene una ejecución bastante mejorable. ¿Tendremos que esperar de nuevo a la segunda expansión para tener la experiencia definitiva? Sólo el tiempo lo dirá.

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