Analizando los análisis

Escrito por en Artículos - 26 marzo, 2010

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El mundo de los análisis de videojuegos es muy desagradecido. Lo que se escribe normalmente no importa una mierda y quién lo escribe, a no ser que sea un gurú de la industria, tiene una relevancia auténticamente miserable. Lo importante siempre es el medio que lo publica y el dichoso numerito de marras. Permítanme pues, queridos lectores, hacer un alegato en favor de esas personillas con nombres y apellidos que, por desgracia, quedan sepultadas bajo nombres corporativos y la falsa “objetividad” de los medios.

Numerito al margen, que es al fin y al cabo lo que la mayoría de usuarios busca casi en exclusiva, ¿qué es un análisis? Según la Real Academia Española es el “examen que se hace de una obra, de un escrito o de cualquier realidad susceptible de estudio intelectual.” Cojonudo, preguntémonos entonces, solo para estar seguros, ¿qué es un examen? “Indagación y estudio que se hace acerca de las cualidades y circunstancias de una cosa o de un hecho.” Perfecto, gracias a nuestro amigo el buscón de la rae, ahora sabemos que un análisis es la “indagación y estudio de las cualidades y circunstancias de una obra, en este caso, un videojuego”. ¿Y quienes llevan a cabo las indagaciones y estudios? Las personas. No las empresas, que son entes sin vida, cerebro u opinión; sino las personas.

¿Entonces por qué nos fijamos en que IGN le ha puesto un 8,9 a Final Fantasy XIII? IGN no ha puesto nada. Ryan Clements, un señor norteamericano al que suponemos le gustan los videojuegos, ha escrito una extensa opinión sobre Final Fantasy XIII y tras ello, le ha otorgado la nota que ha creído más conveniente. Sin embargo cuando cualquiera de los cientos de miles fanboys de Final Fantasy quiera defender el juego de sus amores ante las hordas de usuarios coherentes, utilizará ese 8,9 de IGN como un arma arrojadiza así tal cual. No dirá: “eh, Ryan Clements, el redactor que dijo maravillas de FF: Dissidia y terminó poniéndole un 8,9, le ha cascado otro a FF:XIII”. ¿Y sabéis por qué no lo dirá? Porque nadie conoce a Ryan Clements y a nadie le importa su opinión. Sin embargo, si empleamos la bella figura retórica conocida como sinécdoque (representar la parte por el todo), podemos decir simplemente que IGN le ha dado un 8,9 a Final Fantasy XIII, obteniendo así un arma más corta, más manejable, más elegante y sobre todo, mucho más falaz.

Pero bueno, esos señores representan al medio en cuestión – me diréis algunos. ¡Les pagan por hacer eso y llevar el estandarte de la compañía! – gritaréis otros. Sí, claro que sí, eso sería cierto si estuviésemos hablando de noticias o coberturas de prensa, donde la información es información, no opinión. Un medio puede decir que Little Big Planet 2 se ha confirmado o que en la Games Convention se han presentado X juegos. Pero un medio no puede decir que determinado título es cojonudo, porque esa es la opinión de una persona, no de un medio (ente sin vida, cerebro u opinión, ¿recordáis?). Si IGN le hubiese dado el análisis de Final Fantasy XIII a cualquier otro redactor al que, por un motivo u otro, no le hubiese gustado el juego y le hubiese puesto un 4, la opinión de nuestro buen amigo Ryan Clements seguiría siendo la misma, la opinión del nuevo redactor también, pero oh, sorpresa, la opinión que más parece importar a todo el mundo hubiese cambiado radicalmente.

Con todo esto no estoy culpando a las grandes webs de videojuegos absolutamente de nada, estoy culpando al usuario que prefiere quedarse con lo fácil: IGN – FFXIII – 8,9. Y al resto que le den por culo. Señores, sean un poco más críticos: si no conocen al redactor, no saben nada de sus gustos y no tienen ni pajolera idea de quién es ¿por qué demonios fiarse de su opinión? ¿Por qué está en un medio reputado? ¿Quién nos dice a nosotros que no es el cuñado del editor jefe? ¿O que no se está follando a la relaciones públicas? O vete tú a saber qué chanchullo tiene montado.

Evidentemente tampoco le vamos a pedir un cambio radical a una industria joven y en constante expansión, pero si queremos, como parece que todos queremos, que nuestro hobby sea tratado como un arte tenemos que empezar a actuar en consecuencia. Vayan a Filmaffinity y miren la ficha de cualquier película. ¿Qué ven además de lo obvio? Efectivamente, extractos de críticas. ¿Y qué incluyen? Sí señores, firma, con nombres y apellidos. Vayan ahora a Metacritic o similares y métanse en la ficha de un videojuego al azar. O mejor aún, entren directamente en la del último bombazo que haya salido. ¿Ven firma? ¿Algún rastro de humanidad adherido a la puntuación numérica? No, tan solo el nombre del medio. ¿Por qué? Pues porque aunque a algunos nos duela, a la mayoría de consumidores de videojuegos se la suda nuestra opinión, ellos tan solo quieren una excusa para comprar (o dejar de comprar) un videojuego.

Para ilustrar el párrafo anterior voy a poner un ejemplo verídico relacionado con el mundo del cine. Supongo, espero y confío que alguien entre el público reconocerá el nombre de Carlos Boyero. ¿Sí? ¿No? Bueno, en cualquier caso el señor Boyero es, en mi opinión, uno de los mejores críticos de cine español (además de una persona muy sensata). Y el señor Boyero, que actualmente escribe críticas en las páginas de El País, estuvo haciendo lo propio para El Mundo hasta 2007. Por suerte, en el mundo del cine se le tiene respeto a la figura del crítico, por lo que a pesar de cambiar de acera, su nombre prevalece sobre el del medio. Así, si buscamos su opinión sobr la Lista de Schindler encontramos lo siguiente: «Impresionante, hermosa, necesaria, emocionante» (Carlos Boyero: Diario El Mundo). Sin embargo, si algo como esto ocurriese en el mundo de los videojuegos y de repente el bueno de Ryan Clements se fuese a Gamespot, ¿respetarían su nombre? ¿Podríamos leer algo como «Juegazo del quince» (Ryan clements, IGN)?. No, leeríamos «Juegazo del quince» (IGN). Y eso, si me lo permiten, es un poco injusto para la figura del crítico de videojuegos.

Por suerte para algunos, esta injusticia se deja notar mucho menos en la órbita de los blogs, donde gracias a un trato más personal y una relación casi constante con el lector, llegamos a establecer una especie de vínculo de confianza con algunos redactores. A mi, por ejemplo, hay algunos miembros de blogs muy importantes cuya opinión me la suda; mientras que otros señores de blogs más pequeños son capaces de captar toda mi atención. ¿Por qué? Porque al leerlos asiduamente sé cuales son sus gustos, sé si son unos pamplinas y sobre todo, sé si puedo fiarme de ellos. Así que mis queridos amigos y lectores, si cuando visitan un blog miran quien es el autor del artículo o análisis, háganlo también cuando entran en un portal de videojuegos importante. Porque de la misma forma que pueden y deben fiarse de la opinión de Mr. Pink, Ikael o Jarkendia, no deberían hacerlo con la del primer fulano que escriba para Meristation o Hard2Game por el mero hecho de hacerlo. Miren de quién se trata, miren cuales son sus gustos si no los conocen y no se dejen cegar porque trabaja en tal o cual medio. Lo digo en serio: sean críticos, fiense de quienes quieran fiarse y por favor, no utilicen las notas de gente anónima como un arma arrojadiza.

Si los videojuegos se hicieran más realistas...

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