Mighty desde luego es un rato

Retro amor: Mega Man 2

Escrito por en Retro Amor - 21 marzo, 2017

Los Mega Man de NES son como los helados en Italia: hay chorrocientos, todos están tremendamente buenos y cada uno de nosotros puede tener un favorito (o varios). Sin salir de esta misma casa, Bruno, por ejemplo, es acérrimo defensor de la tercera parte del robotito. Servidor sin embargo se decanta por el cartucho que le predece, al que considera parte de la Santísima Trinidad Nesera de los plataformas junto a los titanazos de Kirby’s Adventure y Super Mario Bros 3.

La bola rosada tuvo en su segundo cartucho un maravilloso canto del cisne para la moribunda NES. 1993 ya estaba más que copado por las novedades de 16 bits. Sin ir más lejos, Super Nintendo había nacido tres años antes y lo petaba a niveles exagerados, pero Hal Laboratory se empeñó en seguir exprimiendo la máquina que reventó el mercado diez años antes con un juego en el que brillaban su colorido y el número de transformaciones que podíamos pillar absorbiendo a nuestros enemigos. Super Mario Bros 3 se sitúa un lustro atrás en el tiempo y a día de hoy sigue siendo uno de los plataformas en dos dimensiones más redondos. La fórmula Bros. se multiplicaba en mundos, opciones, mecánicas, power-ups y secretos en un título que sirvió como antesala del advenimiento del Mesías: Super Mario World.

Por su parte, la segunda parte del juego del primo de Astro Boy jugaba en otra liga. Para la nueva entrega de la historia del robot azul, Capcom, actuando de manera conservadora y siguiendo la máxima de «si algo funciona, no lo toques», se marcó un copia-pega de manual con la base de lo que ya había mostrado en el primer título. Y lo mejor es que le salió de perlas. Si bien teníamos que acabar con una serie de nuevos robots recién salidos de fábrica, lo cierto es que seguía contando con la misma estructura por la cual podíamos escoger el orden de las fases a pasar. A su vez, cada jefe era débil frente a un determinado arma que obteníamos acabando previamente con otro robotazo. Para más INRI, antes de volver a pegarnos hostias con Wily, este nos tenía reservada una sesión de boss rush con todos los enemigos «mayores» aniquilados previamente. Hablando en plata, Mega Man 2 venía siendo un señor alarde de originalidad. Al menos, antes de acabar se marcaba un plot twist de libro por el cual Wily se transformaba en un extraterrestre con el que darnos sopapos por última vez, en un giro que después tomarían otras series hermanas como los Metal Slug.

Con todo, si Mega Man 2 no implanta un pimiento en cuanto a novedades, ¿qué gracia podría tener? ¿Por qué tanta algarabía? ¿A qué vienen tantos tocamientos con este juego? Para empezar, resulta que esta segunda parte tiene más y mejores fases que la primera y, sin resultar un juego imposible, tira hacia abajo un poco la curva de dificultad. Lo justo y necesario para que cueste sin que te entren ganas de reventar el mando, tal y como pasaba con su buen antecesor. El diseño de niveles seguía siendo genial y, si bien en algunas pantallas se nos incita a tirar hacia delante casi sin ton ni son (ese inicio de la fase de Wood Man), son muchos los momentos en los que tenemos que parar a calcular tanto disparos como saltos, especialmente cuando brincamos con plataformas móviles de por medio y una sartenada de pinchos debajo dispuestas a hacer acupuntura extrema con nosotros. Y qué decir de la banda sonora, donde suenan maravillas de lo chiptunero que lo parten desde la mismísima intro con Mega Man, robótica melena al viento plantado en lo alto de un rascacielos esperando a iniciar la cacería.

Una cacería que ojalá no acabase nunca, aunque para seguir matando el gusanillo, siempre estarán ahí las entregas posteriores de una saga enorme. Es tal la influencia de los títulos de NES sobre jugadores y desarrolladores que tras haber pasado por otras series más o menos acertadas como X, Zero o Battle Network, Capcom, Inafune mediante, decidió volver a las raíces a la hora de crear Mega Man 9 y 10 entre 2008 y 2010. Lástima que creador y compañía madre acabasen como el rosario de la Aurora y que todo lo que hayamos obtenido desde entonces haya sido el infame Mighty No. 9. Y es que, si me permiten quedar carca y sin ánimo de ponerme gilipollas a lo «ya no se hacen juegos como antes», en este caso particular siempre nos quedará lo viejuno.

Retro amor: Super 2020 Baseball

Los indis (o no) gratuitos de Steam (2)