El No Jugador

Suena el despertador en ese punto del sueño que más que molestar, atormenta. El proceso está automatizado: zumo y algo de ejercicio mientras escuchas la noticias. Mejor dicho, la noticia. Una y otra vez repetida. Pero da igual, encuentras la autocompasión algo reconfortante. Después, el café y un vistazo a las noticias que te importan, las de verdad. The Verge, Games Industry y esa mierda. Lo bueno es que, con la diferencia horaria, allí siempre ha pasado algo mientras dormías. Llegas tarde por quedarte a leer algo sobre un DLC de ese juego que tienes desde hace meses. Otro DLC más. Y tú ni has abierto el original. Llegas realmente tarde y eso significará echarle más tiempo luego. Hoy es otro día en el que no jugarás a videojuegos.

El metro va atestado y aún así nadie habla. Como si se hubiera muerto alguien. O como si todos estuvieran muertos. Chequeas twitter y empiezas a ver actividad. Los autóctonos ya han empezado a traducir y a copiar las noticias que has leído en el café. No sabes hasta cuando seguirá funcionando eso, debe ser la maldición del navegador que no deja leer webs de fuera de tu país. Entre todos, un vídeo. La segunda segunda parte de ese juego que te encantó y compraste. Compraste y jamás llegaste a completar, de hecho apenas jugaste un par de maravillosas horas. Fue genial, pero en el orden de prioridades de tu vida, llega un momento en que, o fabricas tiempo, o antepones el juego a tus necesidades fisiológicas. Y ahí se quedó, en el cajón. Pues ahora ha regresado con la promesa de quintuplicar todo aquello por lo que compraste y no jugaste a su antecesor. Y lo necesitas.  En tu mente está comprarlo cuando salga y baje de precio, pero al reservarlo te prometen un DLC exclusivo que por supuesto no llegarás a jugar nunca y una figurita. La figurita sí podrás verla, si tu mujer te deja ponerla en la repisa. O si no, al cajón, ya habrá tiempo de lucirla. Qué demonios, reservas.

En la oficina tienes que defender tu puesto de manager, eres un trabajador aplicado. Un tio creativo, un profesional liberal de eso que te prometieron que sería marketing y ha acabado siendo comercial de alguna agencia de menos de 30 empleados. Porque eso es lo que haces, vender aspiradoras. Da igual que te dediques al mercado publicitario, al marketing o seas Product Manager, estás vendiendo aspiradoras de todos modos. Y si el trabajo requiere planificar algún tipo de estrategia, estás viendo cómo limpiar la mierda del piso del cliente para venderle tu aspiradora. Está bien, no todos íbamos a ser molones. Haces una pausa, le echas un ojo al Píxel. Alguien ha escrito sobre un juego indiegente de un estudio finlandés, que si tienen poco con ser finlandeses además son todos huérfanos y la mitad del juego está programado en la calle porque perdieron hasta la oficina. Y por supuesto, es viejo. O lo parece, porque es de GOG y en GOG sólo salen juegos que son o parecen muy viejos y The Witcher. Inmersivo, adictivo, obra maestra y suputamadre. Me hace sentir mal por no tenerlo, porque en El Píxel nos reímos de todo menos de lo que no hay que reírse. Y vaya un redactor de mierda sería si no compro y disfruto este juego. Lo primero, lo hago. El resto, seguramente tendré que esperar a vacaciones.

¿Zooey > Emily?

Es de noche, se hace tarde en la oficina. Tu saldo de hoy es un DLC de un juego que ni te acordabas tener, la reserva de la segunda parte de un original que apenas has desprecintado y tu contribución a que unos finlandeses que hasta hace dos días estaban pidiendo para clips se forren con la puta idea más tonta y genial que has visto en mucho tiempo. Y tú, el tío creativo, terminando excels de mierda. Eres el grandísimo no jugador que más contribuye a la industria. Hora de irse a casa. A casa quiere decir a hacer cosas necesarias para la vida que no te da tiempo a hacer el resto del día. Hoy al Carrefour. Sólo pollo y suavizante en tu cabeza. Pasas entre los pasillos de yogures cuando de repente lo ves. No querías comprar más juegos a los que no vas a jugar, pero quién iba a decir que te ibas a encontrar la edición GOTY del original que no jugaste, y cuya segunda parte has reservado, a 10 euros. En el puto Carrefour. Que tú venías a por suavizante, cojones. Con todas las misiones extras y una carátula de aluminio, de estas gordotas con relieve. Si no te dio tiempo a jugar al que venía pelao, no sé que te hace pensar que vas a poder jugar al que viene con todos los DLC antes de que la segunda parte y la figurita te lleguen a casa. Pero por 10 euros, lo compras, que tiene carátula con relieve y queda bien en la repisa. O si no, al cajón.

Llegas a casa reventado. Ordenas un poco, haces algo de vida con tu mujer cuando llega, porque si no habláis en estos ratitos habría semanas en la que sólo follaríais sin dirigiros la palabra. Se hace tarde. No hay ganas de enchufar la consola, sobre todo si quieres levantarte mañana un poco menos atormentado. En la cama chequeas twitter por última vez. Kirkis dice algo sobre un juego de estrategia futbolística por turnos en el espacio. Andresito le secunda “Aprovechad al 50% en Steam INSENSATOS”. Has perdido la cuenta de los pendientes de Steam, no sé si eso tiene un límite, espero que no. Pasas del tema. Pero sale a menos de 3€. Piensas en los desarrolladores y te acuerdas de los finlandeses huérfanos. Menos del precio de un tercio en cualquier garito de mierda en Madrid y tú en eso no escatimas, malagente… pero ya tienes demasiados injugados. Pero sabes que no puedes resistirte a un juego que recomiende Andresito… pero la gracia es jugar luego y tú no podrás… pero soy un no jugador… pero es imposible que juegue con el ritmo de vida de una personal normal… pero… pero…

bueno, total, este no ocupa espacio en la repisa.