Erbe y las 875 pelas o no es tan fácil bajar el precio de los videojuegos

Escrito por en Artículos - 23 junio, 2011

¿Qué acabó con la edad de oro del software español? Los cambios de tendencia en la industria, la profesionalización de los equipos, el aumento exponencial de costes… Y las putas 875 pelas de Erbe. De un día para otro, a estos señores se les ocurrió que lo mejor para combatir la piratería era bajar a la mitad el precio de todos sus juegos… Y casi se cargan la industria del videojuego en España. Carca te lo cuenta.

Antes de nada, quiero dejar claro que este articulo y sus conclusiones corresponden a un escenario económico completamente distinto, por supuesto no es aplicable al momento actual. Mi intención es relatar un hecho pasado de nuestra industria y tratar de mostrar que hay muchos elementos a tener en cuenta antes de tomar una decisión de marketing tan drástica como bajar el precio de un producto. Que no es tan fácil como decir «que lo pongan mas barato ya», hippies perroflautas.

Juegos completos a precio de DLC. Y se quedaron tan panchos.

Corre el año 1986, Bananarama, Run DMC y Kilye Minoge petan las listas y la gente se pinta en fluor la sombra de ojos, que por cierto es tendencia este verano, igual que Kylie Minoge. El mercado del videojuego español vive una gran época, con Opera, Topo o Dinamic protagonizando la conocida edad de oro del software patrio. Erbe se convierte en uno de los grandes conglomerados desarrolladora-editora-distribuidora y Paco Pastor, cantante de Fórmula V y co-fundador de la compañía, se fuma los canutos con billetes de 5000 pelas. Pero el oro no tiene tantos kilates como parece; la competencia es feroz y la oferta de cassettes es abrumadora, con todos esos chicos talentosos produciendo juegos estupendos con grandes tetas Azpirianas en la portada que todos los niños queríamos tocar tener. El soporte es caro, el ritmo del mercado impone unos precios de venta muy elevados y pronto comienzan a aflorar los problemas estructurales de la industria: las ventas de videojuegos caen estrepitosamente, aflorando un mercado pirata absolutamente devastador. La doble pletina impone su dominio, los cassettes rulan de mano en mano a un precio considerable.

¿Alguien ha dicho «tetas azpirianas»?

Al señor Paco de Erbe se le ocurrio entonces la idea del siglo: si la gente no compra originales porque son muy caros, bajemos a la mitad los precios. Y así surgio la iniciativa de poner las novedades a 875 pelas en lugar de las habituales 2000-3000 pts. Los usuarios gritaron con júbilo y alborozo (Erbe contaba con las licencias de Ocean, Mikro Gen o Nintendo) y las demas compañias gritaron de horror como grité cuando puse el Marvel vs Capcom 3. Esta bajada de precios unilateral (competencia desleal dícese) desestabilizó el sistema de fijacion de los mismos y obligó a todas las compañias a rebajarlos para poder competir. ¿Genial, no? Es lo andamos pidiendo a gritos en la ultima decada y resulta que fue precisamente una distribuidora la que forzó esta situacion en el 86. Pues os aseguro que las consecuencias fueron mas devastadoras que tirarte un pedo en el ascensor y que justo suba la maciza del 4º.

Maciza del 4º stándard

A diferencia de hoy en dia, en los 80 y 90 los mayores costes de produccion de un  videojuego se concentraba en el soporte. Podias hacer un gran juego con 4 duros y 3 frikis trabajando en jornadas de 2 turnos, pero el jodido musicasette era caro de pelotas. Tan caro, que muchas veces los casettes piratas venian a costar casi lo mismo que los originales y el que tenia una doble pletina era el fucking amo. Hoy el soporte no tiene apenas coste, y con la distribucion digital tienes alcance mundial en un instante, pero los casettes habia que guardarlos con cuidado y disponer de almacenes y flotas de transporte. Eso sí, no te podían hackear la cuenta.

Gracias a la doble pletina, este chaval era el Rey de su barrio pese a las gafas

Con este panorama, los márgenes de beneficios estaban muy ajustados y las compañías no ganaban ni una decima parte del dinero que se genera hoy en dia. Al verse obligadas a bajar el precio para poder competir con Erbe, los videojuegos dejaron practicamente de ser rentables. Se hizo una limpia de títulos y se dejó morir a muchas desarrolladoras que veían sus proyectos y contratos cancelados. Es decir, había menos dinero, menos juegos, menos gente trabajando en la industria y se acabó la edad de oro del software español. ¿Y Erbe? Por supuesto no midió el impacto de su decisión y también le pillo de lleno la crisis. Comenzó a perder licencias de distribución y todo acabó un tiempo después en un sospechoso incendio intencionado de sus almacenes, conocido por los ninos de la época como «vamos a la fábrica de nintendo de Móstoles a pillar cartuchos quemados»

¿El E.T. The Videogame de Erbe? No, pero podría serlo

Moraleja: ojalá  bajar el precio de los videojuegos fuera tan fácil como bajarle las bragas a tu hermana. Desde luego, al mercado de novedades le hace falta un reajuste, pero mientras Call of Duty siga vendiendo más que la deuda externa de muchos países, veo normal que Activision no baje el MW de 40 pavos así pasen 5 años. La solución la tienen las plataformas de distribucion digital y los estudios con talento que no necesitan 400 millones para desarrollar un gran producto. De poco te va a servir exigir que  bajen el precio del Killzone en el Game, aunque tal vez podrías pillar el Amnesia via online y demostrar un poco más de gusto a la vez que ahorras. Y a todo esto… ¿Qué pasó con Paco Pastor? Después  de perder la licencia de Nintendo y del sospechoso incendio de los almacenes, decidió fundar la división española de Sega que, aunque ahora no tengan ni para el alquiler de las oficinas, es un gesto que los ilustres le agradeceremos 4evah. Gracias Paco, ahora queremos un disco revival.

De jovencito ya se partía el culo pensando en la de pasta que ganaría

Braid a 2,50€... en Playstation 3

Más recompensas post-hecatombe