Top 20 de juegos Marvel

Escrito por en Artículos - 22 junio, 2011


Marvel Ultimate Alliance (PS2, Xbox360, PC)
Tercer de los cuatro crossover a lo Baldur’s Gate que ha sacado Activision hasta el momento. Pongo el primero y no el segundo porque tanto la trama como el estilo realista de los gráficos de este último me provocan arcadas. Eso y porque en esta primera entrega podíamos darle briza al todopoderoso Galactus. Su plantel no es tan acojonante como el de la secuela, pero posee un número lo suficientemente importante para que todo fanático de Thor, Deadpool y compañía se vuelva tarumba ideando los mejores equipos de tipos en pijama.


X-Men Legends II (PS2, Xbox)
El otro Baldur’s marveliano de la lista y, sin duda, el más glorioso de todos. La primera entrega de Legends ya apuntaba maneras; pero esta es sencillamente orgásmica. Los motivos: al fin una trama a la altura de los mejores cómics de la Patrulla X (que, por otra parte, tampoco son para lanzar las campanas al vuelo), cell shading resultón, optimización del horrible control del primero y una plantilla de personajes a elegir digna de la mejor orgía mutante que vuestras mentes enfermas puedan imaginar.


The Amazing Spiderman versus Kingpin (MD, Mega CD)
¡Ja, qué notas! pensaréis muchos… y razón no os faltará. Objetivamente, The amazing Spiderman (versus Kingpin se añadió posteriormente para la versión de mega-cd) no es mejor que Maximum Carnage, Separation anxiety, Web of shadows o Ultimate Spiderman. No obstante, creo que comprenderíais y aceptaríais mi postura si durante el año anterior a la adquisición de este cartucho lo hubieseis pasado machacando el primer Spiderman para Game Boy (Dios, tengo las fases de ese juego grabadas a fuego… ¿Lo recordáis? Sí, era ese en el que Spidey lanzaba lapos en lugar de redes y gozaba de una agilidad similar a la de Paquirrín). Tras ese horror, al que sin embargo guardo cierto cariño, el Spiderman de Sega era maná en cascada para el fan medio de Marvel (somos seres acostumbrados a papear zurullos digitales de lo más siniestros). Nuestro hamijo arácnido se movía con fluidez, podíamos hacer fotos como en el San Andreas, adherirnos a las paredes, pelearnos con villanos de renombre y su diseño de niveles amagaba con un estilo pseudo Metroidvania que lo hacía menos lineal y más atractivo que otros títulos similares de la época. Eso sí, su dificultad ponía los pelos de punta; cada vida valía el peso de Sasquatch en oro. Visto ahora y conocida la trayectoria de Megadrive, sus gráficos pueden saber a poco (leí por allí que parecen propios de una 8 bits hiper vitaminada. Definición acertada para muchos cartuchos de las primeras oleadas de MD)… pero os aseguro que, en conjunto, se puede decir que este Spiderman está muy bien parido.


Spiderman: the Video Game (arcade)
Como diría el difunto Andrés Montes, I love this game. Los motivos son de lo más variados. En primer lugar, me enternece hasta límites exagerados la elección de los aquí compañeros de fatigas del trepamuros. La Gata Negra fue su novia, vale ¿pero qué coño pintaban Namor y Ojo de Halcón en este juegaco? En los cómics, el lanzarredes apenas se cruzó un par de veces con ellos. Lejos de ser un inconveniente, ese extraño criterio de selección siempre me sedujo. Otro de sus puntos más destacables es el uso del zoom a lo Valerio Lazarov. En determinados momentos del juego, básicamente durante los enfrentamientos contra los jefes finales, la cámara se alejaba de forma abrupta para dejarnos ver más escenario y el cuerpo de nuestro oponente al completo. En definitiva, un beat’em up bastante atípico, de gráficos llamativos y con la mejor alineación de villanos que jamás haya visto un juego de Spidey (incluyendo al Duende verde con su traje de mallas verde y morado). Eso sí, algunos detractores quisquillosos (siempre hay peña dispuesta a joder la marrana) no vieron con buenos ojos que el final boss fuese el Doctor Doom, archienemigo de los 4 Fantásticos y no de nuestro arácnido favorito. A mí ese detalle siempre me la peló bastante, la verdad.


Spiderman 2: the Movie (PS2)
Si hubo un videojuego con el que soñamos los marvel zombis durante años, es éste. Poder balancearte y pulular por un escenario abierto, en este caso una Nueva York atiborrada de super maleantes, delincuentes de baja estofa y viandantes enfurecidos, no tiene precio. Vaya, hacer lo mismo que hacíamos en el GTA pero manejando al cabeza-red en vez de a Vercetti. ¿Qué más decir de este señor juegaco? Cumple notablemente en todos sus apartados técnicos y ofrece diversión simple y abundante desde el primer momento. Además posee el honor de ser uno de esos casos extraños de buen videojuego basado en buen filme.


The Punisher (Arcade, MD, SNES)
Frank Castle mola. Carece de poderes sobrenaturales o mutantes; pero lo compensa con armas de calibre pesado, una resistencia al dolor digna de un pitbull y una mala leche superior a la de Charles Bronson en «El justiciero de la ciudad». No en vano nació a mediado de los 70 (en calidad de enemigo de Spiderman), en pleno auge del movimiento American Insomnia. Por su parte, su aquí compañero de fatigas Nick Fury (el jefazo de Shield que ahora interpreta Samuel L. Jackson en las pelis) no le anda a la zaga en cuestiones de rabia (joder, alguien que se apellide Furia debe sentir más ganas de repartir estopa que el anormal Ferrán Teruel) y carisma. Con estos precedentes y siendo los chicos de Capcom los encargados de parir este señor beat’em up, pocas cosas podían salir mal. Precioso diseño de niveles, una curiosa selección de villanos (incluyendo al cyber-punk Rompehuesos y al gordopilo Kingpin) y una sensible mejora en la implementación del uso de armas de fuego respecto a otros yo contra el barrio de Capcom. Eso sí, ni en ese ni en otros aspectos alcanza el nivel del venerado Cadillac & Dinosaurs.


Marvel vs. Capcom 2
Qué decir de la madre de todo los crossover marvelianos. La descabellada idea de reunir a las estrellas de Capcom y a los hijos imaginarios de Stan Lee no pudo ser más acertada. A falta de jugar a la tercera entrega, colocó en el top la segunda. Mención aparte merece su padre espiritual, el osomizante X-Men: Children of the atom; menos espectacular que su sucesor, aunque poseedor de una plantilla más compensada. Volviendo a MvsC 2; si habéis jugado a la versión para PS2 y no a la de Dreamcast, sois unos desgraciados haced el favor de remediarlo inmediatamente.


Captain America & the Avengers (Arcade, SNES, MD)
Sin duda, uno de los me pego de hostias con todo quisqui más simples y «livertidos» (palabra de invención propia cuyo significado es mucho más que divertido) que haya tenido el placer de degustar jamás. El arquero Ojo de Halcón, Capitán Sevilla Amaricona América, el hombre de hojalata y Visión (con su look fantasmagórico después de haber sido desmantelado en los cómics 40-43 de “Los Nuevos Vengadores”… el dato freakie que no podía faltar. Ya me he quedado a gusto) fueron los encargados de guiarnos a través de un porrón de niveles que alternaban las clásicas fases de piños con otras más frenéticas tipo shump de scroll lateral; ambas nutridas con un generoso número de secuaces del mal, dirigidos por el super nazi Cráneo Rojo. Puede que no tuviese unos gráficos pa’ caerse de espaldas (incluso para la época, sus sprites eran un poco pequeños y rudimentarios), pero a nivel visual desprende hamor por los cuatro costados. Por no comentar esas loleantes voces digitalizadas (jamás olvidaré el alarido estilo falsete del Mandarín: “See my powers”) que amenizaron nuestras tardes al grito de Avengers assembled!


X-Men (Arcade, Xbox Live)
Seis jugadores simultáneos, pantalla panorámica, gráficos coloristas de fantasía, sprites gordotes, número de enemigos obsceno y la Patrulla X de los ochenta como protagonista. ¿Alguien da más? Yo no y añado que puede competir en el peor de sus días con los mejores beat’em ups de los noventa. No sólo acumula las virtudes arriba mencionadas, sino que maneja a la perfección el escaso espacio de maniobra del que disponía este género en su vertiente más clásica. Es decir, la fórmula del “yo vs. el barrio” siempre se reduce a avanzar y pegar piños; cuánto más básica sea la trama, menos te cuestionarás qué coño estás haciendo. Su importancia radica en partir caras antes de que se la quiebren a tu monigote y que el despliegue de contundencia satisfaga nuestras ansias destructivas a la par que ejercitamos nuestros reflejos y nuestra destreza con el joystick/pad. Eso y que, como en todo videojuego, el diseño de niveles nos ofrezca alguna que otra sorpresa que le distinga mínimamente del resto. No hay más.

Lo pueden enriquecer con sistemas de magias y dinero, como sucedió con aquel maravilloso Dungeon & Dragons: Tower of Doom; pero a la hora de la verdad el éxito de este tipo de juegos residía en lo bien que hubiesen optimizado los valores anteriormente expuestos. Y esto es lo que ofrece a raudales este X-Men. Acción directa y desenfrenada, espectacularidad bien entendida, diseños llamativos y la diversión necesaria para que pongamos nuestros cerebelos en modo «encefalograma plano» sin que esto suponga una tragedia. Y si es a doce manos, mejor que mejor.

Y eso es todo, comentadme cuales son vuestros favoritos y exponedme vuestras preferencias comiqueras. O bien, si os meáis en todo lo que lleve el nombre de Marvel, insultadme con elegancia.

Análisis: L.A. Noire

Preguntas sin respuestas #20