¿De qué planeta viniste? ¡Para dejar en el camino a tanto 4X!

Endless Legend

Escrito por en Análisis - 29 diciembre, 2014

No tengo ni idea de dónde ha salido Endless Legend, un juego que a principios de año no aparecía en mi radar, y que hasta hace sólo unos pocos meses no sabía que existía. Por suerte existe. Se trata del segundo 4X desarrollado por AMPLITUDE Studios (el primero es Endless Space, con ambientación futurista) y de su primera incursión en la fantasía mágica. Y vaya forma de dar en el clavo. Otras franquicias como Warlock o Fallen Enchantress —ambos juegos que he disfrutado considerablemente— necesitaron varios intentos hasta presentar un título sólido; mientras que Endless Legend, a la primera, se convierte en el rey indiscutible del género, dejando por el camino al más sonado Age of Wonders 3 o a mí querido Eador: Masters of the Arcane.

Los motivos por los que Endless Legend es tan disparatadamente bueno y refrescante son muchos e intentaré abarcarlos todos, pero se pueden resumir en una sola palabra: riesgo. AMPLITUDE Studios ha arriesgado con muchos de los elementos de su retoño, y la jugada les ha salido muy bien. Lo primero que llama la atención del juego —gráficos apabullantes al margen— son las facciones. Los tradicionales orcos, humanos, elfos, enanos, hombres rata, etcétera; dan paso a unas razas originales y únicas. Los de la cabecera del artículo, por ejemplo, son unos señores que tras pasar un tiempo indefinido en un refugio nuclear (al más puro estilo Fallout), salen a la superficie con su jodido armamento superior a establecerse en el mundo de Auriga. Y entre otras cosas, pueden teletransportarse de una ciudad a otra.

Otra facción muy divertida de Endless Legend son los Drakken, una suerte de hombres-dragón, a los que les suda los huevos (de dragón) la tecnología, y tan sólo quieren llevarse bien con todo el mundo. Porque esa es otra, cada una de las facciones dentro de Endless Legend tiene su propio tipo de victoria «preferida» (la que en principio es más fácil/recomendable conseguir), y como suele ocurrir dentro del género es posible ganar de muchas maneras distintas. La victoria diplomática, ya que estamos con los Drakken, se alcanza cuando acumulas una serie de puntos de diplomacia concretos, que básicamente se obtienen llevándote bien con el resto de civilizaciones y entrando en guerra lo mínimo. Cada una de las facciones del juego, además, tiene una línea argumental propia en forma de misiones exclusivas, que nos irán revelando parte de su trasfondo y nos proporcionarán determinados beneficios. Casi na’.

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Conseguir una victoria diplomática en un Civilization sería bastante complicado porque, como todo el que ha jugado alguna vez sabe, la diplomacia en este tipo de juegos (y en Civilization especialmente) funciona de auténtica pena. Endless Legend sin embargo tiene un sistema de diplomacia precioso que consigue reflejar aspectos como la necesidad de un casus belli, sin ofrecer una mecánica tan compleja y farragosa como la de Crusaders Kings. De una manera muy simple, mediante los puntos de influencia, podremos llevar a cabo todo tipo de interacciones con las otras facciones del juego. Con poca influencia, por ejemplo, podríamos llegar a solicitar una tregua entre nuestro imperio y un atacante; pero con la suficiente influencia podríamos complicar más el trato, añadiendo recursos en el acuerdo, ciudades o tecnología.

La tecnología precisamente es otro aspecto que Endless Legend consigue bordar. Los árboles tecnológicos tienen sentido en la saga Civilization, porque difícilmente podríamos tener una civilización que sabe construir edificios de tres plantas sin antes haber descubierto las matemáticas. Sin embargo, en un juego de fantasía los árboles son absurdos. Y por eso la tecnología viene representada en varias eras distintas, cada una de ella con un grupo de tecnologías que podremos investigar a nuestro antojo, sin restricciones. Al descubrir nueve tecnología de una misma era, desbloquearemos las tecnología de la siguiente, y a seguir investigando. Cada facción, además, tiene una serie de tecnologías exclusivas… que por supuesto podemos elegir no investigar si no nos sale de las pelotas hacerlo.

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Uno de los aspectos más importantes dentro de un juego de este género es su sistema de combate. Suele haber dos aproximaciones: la de Fallen Enchantress, en la que asumimos el control de nuestro ejército al más puro estilo SRPG; o la de los Civilization, en la que los números de nuestra unidad luchan contra los de la unidad enemiga y fin. Endless Legend no opta por ninguno de los dos. El sistema de combate creado por AMPLITUDE Studios es una auténtica pasada a la que cuesta acostumbrarse. El principal «problema» dentro de este sistema de combate es que el jugador no tiene el control directo de su ejército, sino que da órdenes. Dentro del campo de batalla, además, intervienen muchos factores a los que hay que acostumbrarse. Las colinas, los bosques, la proximidad de otras tropas, los flancos, las distancias de carga, los artefactos del héroe… son muchos los elementos que pueden decantar la balanza de una batalla. Estas, por cierto, duran seis turnos. Pasado ese tiempo el enfrentamiento termina, se reparte experiencia, y los supervivientes siguen sobre el mapa.

Los héroes en Endless Legend también juegan un papel determinante. Poner un héroe al frente de un ejército puede hacer que esas unidades rindan mucho mejor en combate, por no hablar de la propia fuerza individual del héroe. Pero colocar a un héroe al frente de una ciudad (como gobernador) también puede darle muchos beneficios a esa ciudad. Cada ciudad de nuestro imperio se nutre de varios recursos: alimento, trabajo, ciencia, polvo (dinero), e influencia. Y un héroe de alto nivel puede hacer que el rendimiento de todos estos recursos se dispare a niveles impensables sin su liderazgo. ¿El único problema de los héroes? Son caros, por supuesto: cuesta mucho dinero (polvo) reclutar a un héroe y aún más mantenerlo. Y el dinero que le estemos pagando a un héroe es dinero que deja de entrar a nuestras arcas de cara a una posible victoria económica, o a comprar un recurso en el mercado, o a negociar con otra facción, o a completar cualquier construcción en una ciudad.

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La gran victoria de Endless Legend, en cualquier caso, no es que todos y cada uno de sus engranajes conformen una máquina perfectamente engrasada; sino que además de eficiente, la máquina es absolutamente preciosa. Todo en Endless Legend está presentado con un mimo enternecedor. Y no me refiero exclusivamente a las acertadísimas decisiones estéticas que impregnan todo el juego, sino a todos los pequeños detalles de la interfaz que hacen que jugarlo sea una delicia. A mover el cursor sobre la barra de aprobación ciudadana y ver automáticamente de dónde viene esa aprobación y qué efectos directos produce; a tener siempre toda la información necesaria en pantalla… que en algunas ocasiones es mínima y en otras enrome. Es cierto que se echa de menos un equivalente a la «Civilopedia» aplicada al universo de Auriga, pero lo mejor que se puede decir al respecto, es que gracias a su excelente diseño prácticamente no es necesaria. Y eso, en un juego de la magnitud y con las posibilidades de Endless Legend, es mucho decir.

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