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Retro amor: Los Street Fighter III

Escrito por en Retro Amor - 30 junio, 2014

Antes de caer en el olvido durante varios años, el género del beat ‘em up se cobró unas cuantas buenas obras entre finales de los años 90 y principios del nuevo milenio. Así, juegarracos como los Street Fighter Alpha, la serie King of Fighters o Soul Calibur aprovecharon el tirón que había disfrutado años atrás Street Fighter II tanto en las salas de máquinas como en los sistemas domésticos de 16 bits. Por su parte, los Street Fighter III supusieron un lavado de cara a la franquicia más emblemática de Capcom, insuflándole nuevos aires a la vez que reutilizaba elementos de títulos cercanos en el tiempo.

The New Generation

Pero antes de empezar con las pajas pongámonos en contexto: Crapcom, nuestra querida Crapcom,  no contenta con haber sacado una pasta con las chorrocientas versiones de Street Fighter II, entre 1994 y 1999 se dedicó a exprimir su licencia más rentable con los Alpha, los EX y dos buenos crossovers con los personajes de Marvel (X-Men vs Street Fighter y Marvel Super Heroes vs Street Fighter). Particularmente dolorosas y grotescas fueron las apariciones de los diferentes EX, para mi gusto un par de hijos bastardos y desgraciados en el seno de la franquicia perpetrados por Arika con la aquiescencia y los billetes de Capcom. Por aquel entonces la estética poligonal se había extendido por las consolas de 32 y 64 bits, provocando que series como esta o Mortal Kombat intentasen seguir en mayor o menor medida los pasos de los Soul Blade, Virtua Fighter o Tekken, dando resultados que no siempre fueron satisfactorios.

Sin embargo, en medio de todo esta extraña mezcla de agua potable y bazofias diversas, en 1997 ve luz la ansiada tercera parte de Street Fighter. Street Fighter III: The New Generation aparece bajo la placa CPS III y como declaración de intenciones empieza por renovar el plantel de luchadores a escoger. Solo el eterno dúo formado por Ryu y Ken se salva de la quema, eliminando incluso a personajes que ya se habían ganado un hueco en nuestras patatas, como pueden ser los casos de Guile o Zangief. En su lugar entran personajes con ciertas reminiscencias físicas y/o en la forma de luchar con anteriores protagonistas. Ahí quedan Alex con sus pintas de Guile o Dudley, quien al igual que Balrog practica el noble arte del boxeo. Con todo, quien más lo petaba era Gill, jefazo semidios con poderes regenerativos y un diseño tan cutre que parece que tiene tatuada la camiseta del centenario del Barça en el cuerpo. Seamos realistas, hasta Mr. Bison en su versión encarnada por Raul Julia lo petaba más. Lo cierto es que este cambio tan brusco de plantel no acabó por sentar demasiado bien a los más puristas de la serie, pero poco a poco acabó siendo aceptado entre la muchachada que critica novedades a la vez que se queja del inmovilismo de algunos estudios. Además, con la llegada de Second Impact Third Strike se amplió el número de contendientes, dando cabida a antiguos conocidos como Akuma o Chun-Li.

street fighter III 2

Parry me

Lejos del salto jugable que supuso Street Fighter II con respecto a su olvidada primera parte, en el corazoncito de este tercer envite se siguieron mateniendo las bases de sus predecesores. Así, se toman elementos de los grandérrimos Super Street Fighter II Turbo y la trilogía Alpha, como pueden ser los Super Combos, los cuales pasan a llamarse Super Arts. Cada luchador puede escoger solo uno de ellos antes de cada combate para llevarlo a cabo, teniendo cada uno sus características en cuanto a ejecución y efectos. No obstante, el cambio más importante se produce con la introducción de los parrys.

En un principio estos movimientos nos permiten bloquear un ataque enemigo pulsando un botón de dirección en el momento exacto en el que nos estén intentando hostiar, interviniendo también en la ecuación la altura a la que se sitúe el ataque. Si conseguimos ejecutar bien el parry, nuestro personaje estará en ventaja para realizar una contra y reventar al adversario de turno. Sé que el tema está muy manido, pero esto dio lugar a uno de los mejores momentos del videojuego como elemento competitivo en torneos gordacos, cuando Daigo penetró analmente a Justin Wong en el EVO 2004.

Sí, es bonito verlo, la humillación es grande y WOOOHOOO, pero si se piensa en frío, acojona ver a un tío procesar mental y manualmente tal serie de movimientos en un tiempo tan reducido y con una precisión tan milimétrica. Decir que Daigo fue el puto Messi, Magnus Carlsen o Jordan de los beat ‘em up en aquel preciso instante no queda nada desacertado, a la par que indica que este Street Fighter quizás sea accesible al igual que muchos otros juegos de lucha, pero a su vez es terriblemente difícil de dominar, requiriendo soberanas tandas de hostias para aprender a amaestrarlo en su totalidad.

Versiones

Si bien la desgraciada época de los DLCs rateros todavía no se vislumbraba por el horizonte nipón, esta tercera entrega de la saga volvió a tener varias iteraciones en poco tiempo. Así, a New Generation le siguieron Second ImpactThird Strike, siendo este último el más redondo de todos gracias a su amplio plantel de personajes, donde incluso se llega a recuperar a un mito como Chun-Li. Aparte de sus versiones arcade, el tercer Street Fighter también llegó a las consolas domésticas como Dreamcast, Playstation 2 o Xbox. Hace relativamente poco Xbox 360 y PS3 también recibieron sus correspondientes ports, tal y como ha pasado con otros juegarracos como Ikaruga y lo cierto es que sigue conservando la misma frescura que el primer día, así que si no lo habéis probado aún, estáis tardando. Yo, mientras tanto, seguiré esperando a que Capcom se digne a sacar una versión para PC en condiciones.

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