Matando dos pájaros de muchos tiros

Entre cañas: Flappy Bird

Escrito por en Artículos - 18 febrero, 2014

Homenajeando, que es lo mismo que copiar pero con estilo, a una de las secciones que más me gustan de uno de mis blogs de referencia en cuanto al balompié, «Conversaciones (casi) privadas» de Diarios de Fútbol, nace «Entre cañas», lugar donde trasladaremos esos debates que solemos tener cuando estamos en cualquier ilustre tasca que sirva buenas cervezas. No, no es la hora de los cubatas todavía. Para empezar, qué mejor que hablar del juego de moda, Flappy Bird, y de todo el embrollo que se ha montado a su alrededor. Va, vamos a por unas dobles.

Kirkis — No entiendo qué ha pasado, la verdad. He estado un poco apartado de la escena videojueguil y me encuentro con que un juego llamado Flappy Bird del cuál no tenía ni jodida idea ha sido lo más exitoso en móviles y que ya no está operativo. Un ascenso y caída en toda regla. En tres semanas. Suena a guión de película, la verdad. He leído que había muchas quejas acerca de que el juego es muy sencillo. Y no entiendo por qué hay quejas al respecto. ¿Qué tiene de malo ser sencillo? También me he tragado un vídeo en el que un tipo realiza una copia del juego en una hora. ¿Para qué? ¿Acaso que se pueda hacer en una hora hace que el videojuego sea menor? Ya digo, no lo pillo.

Y vamos, he probado uno de sus clones, ya que el original está desaparecido, y la idea me parece cojonuda. Simple y adictivo. Una mina de oro. Y así ha sido. Lo peor de todo es que el autor haya quitado el juego por razones desconocidas. Leo que Nintendo mandó cartas amenazantes por la estética, aunque la compañía lo haya negado, y leo que el pobre vietnamita ha recibido amenazas de todo tipo. ¿Por qué? ¿Por hacerse rico con su idea? De nuevo, no lo pillo.

flappy_columna

Bruno — Yo también llegué algo tarde a lo de Flappy Bird (creo que estaba en Londres o era fin de semana) y cuando me puse a repasar lo que había ocurrido, flipé. Primero, porque no entiendo tanto odio: el juego no está mal. Sí, el tío robó una mecánica y unos escenarios, pero eso pasa a diario en mil juegos para móviles. Así que entiendo que el problema está en que estaba ganando mucho dinero, ¿pero acaso no lo ganarán todos esos otros clones y la prensa no se pone como Kotaku lo hizo con este caso? No sé, vaya. Quizá me equivoque. Lo que me ha llamado la atención es la postura del creador, que nunca quiso que el juego triunfara.

Sea como fuere, estoy encantado de que el juego «ya no exista» como tal, porque su legado está siendo soberbio. Entiendo la decisión de Terry Cavanagh de no sacar provecho de Maverick Bird porque es un homenaje, pero ojalá hubiera una versión para móviles. Me gusta mucho todo el tema de la Flappy Jam y lo que están sacando de un tema que ha engendrado tanto odio.

Ballesteros — A mi me mola. Tampoco me he enterado mucho de donde cojones ha salido esto.  De hecho lo conozco porque en la oficina, ahora que me he hecho fuerte ahí. En los ratos de “no sé que hago con mi vida” jugaba a Flappy Fish, un sucedáneo invertido del juego original que le vi a un compañero. Es decir, imaginaos lo enterado que estaba. Y de pronto… ¡Pumba! Fappy Flappy Bird por todas partes. Me pasó como esa palabra nueva que conoces y que no habías oído nunca y que de pronto todo el mundo la suelta como si nada. O como ese actor que sale en una peli que te mola y en cuestión de días le ves hasta en los telefilmes de Antena 3 cualquier finde a la hora de la siesta.

A veces pienso que se nos va de las manos un poco todo esto. Que haya gente que venda un móvil con el juego por una pasta en eBay (como si no hubiese .apk en Taringa). Que cualquier cosa referente al título ya es noticia. Que esto es una fiebre loca que nos ha dado y que posiblemente esté condenada a morir de aquí a dos semanas. O lo mismo no. A mi me parece guay. He jugado más a clones que al original. El cual, por cierto, no tengo. Lo único que me jode de todo esto es que podría haberlo hecho yo y haberme überforrado pese a las amenazas mortales de Nintendo. O eso parece ser por lo que comenta el hamijo Kirkis. Aunque conociendo a Nintendo, ya serán amenazas PEGI 7.Vaya cagao. Pues haberlo hecho tú, listo. Que te pires.

Kirkis— A mi eso de que el autor no quiera que triunfe, me parece una tontería supina. Si tu creas una obra, tu quieres que esa obra sea reconocida. Y vamos, no creo que el tipo haya a empezado a llorar por todo el dinero que le ha ido cayendo. Vamos, no me creo esa actitud. No es real. No entiendo por qué ha eliminado su juego aunque como ya digo, supongo que será por las amenazas. Otras razones no puedo comprenderlas bien.

Y joder, la gente está malita de la cabeza si van a comprar móviles por eBay con el dichoso juego. Creo que es de los asuntos más surrealistas que he leído en los últimos tiempos.

flappy_ready

Gamboi — La gente está malita de la cabeza, pero cosas peores se han visto en estas tierras, como pillarse a mansalva un montón de PS Vita como si no hubiera mañana. Ni pasado. Ya en serio, aunque el chaval ahora mismo se esté bañando en billetes de 500.000 Dong, creo que al pobre le han dado una cantidad de palos enorme y algo injusta. Yo aquí solo veo a un pobre gordopecero que —seudoplagios de segunda aparte— ha pegado un pelotazo enorme casi sin querer, y que con un one hit wonder digno de haber sido firmado por Jeremy Lin ha conseguido despertar las iras del populacho.

No veo aquí a ningún genio programador con un plan de marketing grotesco detrás, sino a un tipo al que se le han ido de las manos sus primeros pinitos en el mundillo. Que sí, que se marca un copypasteo enorme, pero no le veo la mala intención al querer monetizarlo, sino ansias de llenar el frigorífico y el cajón de las drogas.

Volviendo a lo que decía Kirkis, yo quiero suponer que alguna que otra presión ha venido de arriba. Será que tengo una mente sucia y que anhela billetes, pero algo raro ha tenido que haber para eliminar una fuente de ingresos tan bruta. ¿No bastaba con actualizar su aplicación cambiando los cuatro sprites por los que se le criticaba?

flappy gif

GaliousEl mundillo de los juegos de móvil no me interesa en absoluto. Es una tarea titánica encontrar un juego decente entre millones de copias cutres, versiones sacacuartos y aplicaciones trampa. No he jugado a Flappy Bird, pero por lo que he visto y leído no me parece merecedor ni de los elogios ni de las descalificaciones y burlas que ha recibido. Es un ejemplo más que en el «periodismo de los jueguicos», como en la prensa deportiva, es necesario hacer noticias de donde no la hay simplemente para generar contenido. Estas semanas le ha tocado a Flappy Bird, pero pronto nadie se acordará de él y se hablará de otra cosa igualmente vacua.

Bruno — En esto último que dice Galious estoy muy de acuerdo. Si la prensa lo hubiera dejado pasar como algo «normal», que probablemente lo es (en serio, ¿no hay cifras de cuánto venden los clones de Candy Crush o de Apalabrados?), Flappy Bird no habría engendrado nada de esto. Ahora bien, como no es el caso, reconduzco un poco la conversación: ¿podría haber sido un juego alabado por la prensa? A mi no me parece nada especial, aunque era entretenido. De hecho, mi principal problema es que me parece muy feo. Si hubiera «homenajeado» las tuberías y tomado la mecánica, pero lo hubiera hecho con «estilo», con una estética propia y todo eso, seguro que más de uno estaba alabándolo. Quizá incluso yo.

Galious¿Crees que Flappy Bird es un producto alabable? No le veo una mecánica distinta a las maquinitas LCD de hace 30 años, en las que la diversión consistía en un cochecito esquivando otros cochecitos o una navecita esquivando otras navecitas en un bucle infinito y el único aliciente para jugar otra vez era superar nuestro propio récord. ¿Hacer algo así en la actualidad, en el que los videojuegos pretenden rivalizar con el cine, es algo digno de halagos? Yo diría que no. Flappy Bird cumple con lo que tiene que ser un juego de teléfono: partidas muy cortas, mecánica simple e ideal para cuando se espera el autobús o se echa un zurullo, pero no le busquemos la quinta esencia a eso que parecemos gilipollas…

Kirkis — Hombre Galious, pero es que una cosa no quita la otra. No digo de buscarle la quinta esencia, solo digo que jueguines así que se basan en mecánicas sencillas tienen su hueco en el mercado. Mira Super Hexagon por ejemplo. Que actualmente el videojuego pretenda rivalizar con el cine en materia gráfica o de guiones no quita que no puedan existir otros productos. Es más, el alzamiento de lo indie y la exaltación a lo retro viene precisamente dado por una industria repleta de juegos con una producción muy alta. Hay hueco para todos creo yo.

Miguel R. Fervenza— A mí me pilló en el club de caballeros cuando discutíamos sobre Schopenhauer mientras jugábamos al backgammon. Así que no supe de él hasta unos días después en Twitter en su versión Floppy Bird protagonizada por Rudy Fernández. No he jugado al original porque no tengo ni tableta ni smartphone —sí, soy este tío—. He probado algún que otro clon pero no me han llamado la atención, la mecánica me recuerda a las fases de agua del Mario, que nunca me han gustado demasiado —salvo en el Super Mario Bros. 3 con el disfraz de Kevin Costner—. Ni entiendo su éxito, ni su retirada del mercado. A xuventude está perdidiña de todo… ¿La tapa de callos viene o qué?

John Carca—   A mí me pilló dentro de un armario en uno de mis habituales juegos de autoasfixia erótica. El fenómeno Flappy Bird ha sido tan rápido que antes de cogerme el último pedo no existía y ahora que se me ha pasado del todo la resaca ya ha desparecido. Especulando en plan barra de bar, diría que su vertiginoso ascenso en las App Stores se debe más a trucos de chino-farmeo que a una evolución natural del producto. ¿Una app que roba el código de otra y usa los gráficos del Mario Bros? Muchos hemos jugado a eso. Pocos han logrado generar $30K diarios con la tronada. Apuesto a que hay prácticas de promoción ilegales detrás, además de infringir todas las leyes de la propiedad intelectual infringibles. Como ha funcionado, los legítimos dueños querrán su parte. El señor Nguyen ha desaparecido sumergiéndose en una piscina de Dongs antes de que le cacen. Fun Fact: Nguyen es el apellido vietnamita más común y Dong, aparte de ser la moneda oficial del país, es el nombre del programador. Es como si yo me llamo Euros Fernández y os hago el lío. Ja.

carcatowsky

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