Pequeñas malas costumbres que ya nos parecen habituales

Don't try this at home

Escrito por en Artículos - 10 febrero, 2014

A pesar que cada vez es más frecuente que aparezcan estudios enumerando las bondades de los videojuegos, que si mejoran la vista y los reflejos, que si nos ayudan a abordar los problemas, que si mejoran nuestra vida sexual… Pero, sin embargo, los videojuegos han conseguido que algunos malos hábitos se vean de una forma totalmente natural e inocua mientras a pesar de poder acarrearnos ciertas consecuencias si los hacemos en el mundo real. Además de los iconos de PEGI, no estaría de más que algunos juegos no incluyeran la frase “No intenten hacer esto en sus casas” en sus portadas, más que nada para evitar que ciertas conductas sean imitadas.

Castlevania

Si hay algo que nos parece de lo más normal en un beat’em un es dar un mamporro a una caja, un cubo de basura o una pila de neumáticos y que aparezca un humeante pollo asado o un suculento pollo asado. No, señores, coger comida que aparece tras tirar al suelo un contenedor no está bien y en muchos casos nos puede provocar el efecto contrario al deseado y acabar con una intoxicación alimentaria aguda en lugar de sanar nuestras heridas. Y alguien debería contarle a los Belmont que existe una antigua forma de ejecución llamada emparedamiento que consiste en atar al sujeto en cuestión y construir un muro ante él, dejándolo atrapado entre dos paredes hasta su muerte. Por el amor de Drácula, si al golpear una pared del castillo del Señor del Mal sale un filete ¡DEJALO DONDE ESTABA Y NO TE LO COMAS! Seguro que en Transilvania también han llegado los bufés libres y no veo necesidad de andar devorando carne que aparece al tirar un tabique.

También es necesario aclarar que arramblar con los parterres en busca de plantas curativas no suele dar resultado y masticar hojas no suele tener poderes sanantes casi nunca. Tampoco es conveniente abusar de las setas que, aunque puede que algunas den esa impresión, no suelen tener efectos demasiado beneficiosos para nuestro organismo. Siguiendo con los actos del fontanero que estáis pensando: meterse en una tubería por la que cabe una persona suele tener un final bastante más desagradable que una sala secreta repleta de monedas. Y con más desagradable me refiero a que puede haber caca… Mucha caca…

El género de los RPG ha conseguido hacer de la apropiación de los bienes ajenos un estilo de juego. Una puerta abierta no tiene por qué ser una invitación para entrar a la vivienda y vaciar hasta los muebles del cuarto de baño, llenando las alforjas de objetos inútiles que solo van a servir para darnos unas cuantas monedas en la tienda del barrio. Y todo ello en muchas ocasiones delante de la atónita e impasible mirada de los moradores, que asistirán impávidos al espectáculo de ver como les despojamos de todas sus posesiones de valor. Mención adicional al allanamiento de morada Zelda style, consistente en destrozar todos los objetos cerámicos que puedan albergar algún objeto en su interior y en arrasar todo aquel elemento vegetal que pueda podarse con una espada.

ni no kuni casino

A pesar de aun llevar ruedines en la bici, tu dinero es bienvenido en nuestras tragaperras

Seguimos con los juegos de rol pero nos cambiamos de continente. No sé si a las madres del lejano oriente les parecerá bien que uno de los ingredientes imprescindibles de todo JRPG es la aparición de un casino. Da igual que estemos en un mundo de fantasía medieval o en unos delirios sci-fi steampunk, en el momento menos esperado nos encontraremos rodeados de máquinas tragaperras dispuestas a jodernos los ahorros que tanto nos ha costado acumular a base de encuentros aleatorios a cambio de suculentos premios. Da igual que el mundo corra peligro, siempre hay tiempo para apostarse unos dinerillos a las carreras de chocobos. Y yo no sé hasta que punto a nuestra madre les parecerá bien que su inocente retoño haya aprendido todos los secretos del Black Jack gracias al Ni No Kuni.

GTA jump

Y nos subimos en un coche para hablar del absoluto desprecio al código de circulación del que hacen gala los videojuegos actuales. Al símil “eres más inútil que un semáforo del GTA” no le falta un ápice de razón y los sandbox son propensos a permitir las mil y una barrabasadas al volante. Y eso os lo dice uno que se ha pasado Sleeping Dogs conduciendo por la derecha como si condujera por Albacete y recreando el chiste de “Atención hay un loco circulando en sentido contrario por la carretera- ¡Uno no! ¡Cientos!” cada vez que me subía a un vehículo. Y no solo se trata de ignorar las señales de tráfico, sino en fomentar la conducción temeraria colocando rampas y otros accesorios para poner el coche a dos ruedas o a planear varias decenas de metros sin que la suspensión se resienta. Intentadlo con el Ford Fiesta de vuestro padre a ver que le parece cuando lo llevéis al mecánico…

Así que ya sabéis: cuando se dé la culpa al Call of Duty del próximo tiroteo estudiantil made in USA pensad que la cosa podría ser peor, que podría además haberlo hecho tras coger comida de la basura, pulirse los ahorros en un casino o saltándose los semáforos en rojo. Que al final va a resultar que nuestras madres tenían razón con eso que los videojuegos solo enseñan cosas malas…

Llega un beat'em up de tetas para 3DS

WolfQuest