Retro Amor: Power Spikes

Escrito por en Retro Amor - 31 julio, 2013

power spikes
Power Spikes 2 es un juego de voleibol en el que, además de poder jugar con equipos nacionales normales y corrientes, es posible hacerlo con equipos formados por robots que participan en una liga interestelar. En esta liga el árbitro es una suerte de Cortocircuito con los dedos locos, en lugar de puntos hay barras de vida por equipos, y los jugadores son capaces de hacer tiros especiales que involucran fuego, rayo y demás ataques elementales. Y pese a todo eso, mucho ojo, prefiero el primer Power Spikes, que solo incluye seis equipos jugables (tres masculinos y tres femeninos) y ninguno de ellos tiene roboces, sino sucios humanos llenos de huesos y músculos.

El motivo de mi preferencia se basa exclusivamente en un principio de economía jugable: si Power Spikes se juega perfectamente con un solo botón, meter otro botón no tiene sentido. Y de hecho, una vez que empiezas a jugar a Power Spikes 2 queda patente que el segundo botón, usado exclusivamente para hacer tiros especiales, en realidad es totalmente prescindible. La sensación, para que nos hagamos una idea, es similar a la que tendríamos al probar un hipotético Wolfenstein 3D 2 y encontrarnos con un botón de salto. Encaja a la perfección dentro del género y muchos otros juegos lo usan, pero en realidad no hace ninguna falta y posiblemente distraiga. Además, la belleza de Power Spikes reside precisamente en lo profunda que puede llegar a ser su mecánica jugable con un esquema de control tan sumamente sencillo.

Dejando de lado estas diferencias entre hermanos, ya que en el fondo son prácticamente mellizos, Power Spikes es un videojuego de máquinas recreativas, que tras su paso paso por los salones de la época durante principios de los noventa, dio el salto a los salones domésticos. Por desgracia, el escaso atractivo del voleibol, unido a su apartado gráfico más bien poco vistoso, ha hecho que el juego haya pasado relativamente desapercibido, algo que debe acabar.

No soy ningún aficionado al voleibol y no tengo ni puñetera idea de hasta qué punto Power Spikes es o no fiel al deporte que emula. Pero no me importa. En el último año he jugado más a Sensible Soccer 96/97 que a FIFA 13 y PES 2013 juntos. Y lo he hecho por el simple motivo de que el primero, con su botón único y su peculiar filosofía del deporte rey, me resulta mucho más divertido que los otros dos. Con Power Spikes me ocurre eso mismo: no me importa en absoluto cómo es el voleibol en realidad, me importa que la representación dentro del videojuego es disparatadamente divertida. Me importa que el videojuego funciona perfectamente. Me importa que, como tanto le gusta decir a muchos desarrolladores hoy día: es fácil de comenzar a jugar pero muy difícil de dominar. Y me importa que ¡tiene dos saques especiales ocultos!

Parte de la gracia de Power Spikes reside en descubrir la enorme cantidad de posibilidades que pone en las manos del jugador, sin que este lo sepa. El juego, como casi todas las máquinas recreativas, cuenta con un tutorial muy escueto que te enseña a sacar y poco más. El resto, que no es poco, se va aprendiendo poco a poco. Al principio te das cuenta de que, en ocasiones, es posible hacer fintas con el receptor. Más tarde descubres las ventajas de poner la pelota hacia atrás. Y así, partido a partido, se desenrolla una mecánica lo suficientemente compleja como para que dos jugadores experimentados puedan aguantar un final de set durante más de diez minutos manteniéndolo siempre emocionante. No quiero hacer ninguna declaración atrevida con la que me pueda pillar los dedos en el futuro, pero estoy casi seguro de que Power Spikes es el mejor juego de voleibol para recreativas de los noventa de la historia. Ahí queda eso.

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