¿Os gustan los videojuegos de gladiadores?

Retro Amor: Rastan

Escrito por en Retro Amor - 14 marzo, 2013

Los que vivimos nuestra infancia durante los años 80 tuvimos la suerte (o no) de poder disfrutar la explosión del genero de espada y brujería. Los niños jugábamos con los Masters del Universo, las pelis de Schwarzenegger haciendo de Conan lo petaban en el cine y podíamos pasárnoslo bien con productos repletos de hombres musculosos en taparrabos con el torso aceitoso sin preocuparnos de connotaciones homosexuales. Y por eso siempre había un corrillo de mirones alrededor de la máquina de Rastan.

Es inevitable acordarse de las películas de Conan el Bárbaro y Conan el Destructor al echar un ojo a Rastan; no es la primera vez que un videojuego se inspira en una película pasando de licencias oficiales y las semejanzas con las aventuras del bárbaro más famoso eran más que evidentes. Pero no por ello Rastan deja de ser un juegazo.

RASTAN 01

Parece que a Peter Jackson también le molaba Rastan

Rastan no dejaba de tener el planteamiento habitual de los arcades de acción/plataformas/tira pa’la derecha de la época: todo lo que se mueve quiere matarnos y hay que matar todo lo que se mueva. El mérito de Rastan era meternos de lleno en un mundo de fantasía medieval nada más meter los cinco duros en la máquina. Los escenarios, los enemigos, la banda sonora… Todo contribuía en hacer de nosotros un auténtico bárbaro nada más empezar la partida, hasta el corazón de aspecto realista que enmarcaba la barra de vida.

RASTAN 02Pero, ay, esos cinco duros podían durar MUY poco… Rastan bordeaba la linea que separa los arcade de las tragaperras gracias a un nivel de dificultad realmente desafiante. El acoso por parte de los enemigos era constante gracias a la incesante intervención de todo tipo de seres mitológicos tratando eliminarnos: saurianos, quimeras, murciélagos gigantes, centauros, amazonas, pirañas asesinas, esqueletos, magos oscuros, arpías y, como no, un majestuoso Dragón aguardando al final de la última fase. Nada más y nada menos que 6 fases, cada una dividida en tres partes: la primera ambientada en zonas exteriores como montañas, bosques o pantanos, la segunda en castillos o cavernas y la tercera era el encuentro con el jefe de cada uno de los niveles.

No creo que ninguno de nosotros haya visto ese dragón si no ha sido gracias a las bondades del MAME. A base de monedas de 25 pesetas, llegarse a la segunda fase ya era una verdadera proeza sólo al alcance de los más diestros a los mandos o los que habían pasado más horas observando partidas ajenas para así memorizar el recorrido a seguir para llegar antes a las puertas del castillo o donde se escondía la deseadísima espada en llamas.

RASTAN 03Tuve que esperar a tener la Sega Master System II para disfrutar de una conversión doméstica de Rastan. Amstrad, Spectrum y Commodore 64 tuvieron una adaptación en cassette y los usuarios de un MSX2 pudieron disfrutar de Rastan en cartucho. No se acercaba ni de lejos a los gráficos del arcade y se cambiaron algunas cosillas pero por lo menos pude disfrutar en casa de las aventuras del bárbaro de Taito.

Después hubo unas cuantas secuelas. No he jugado nunca a ninguna de ellas pero por lo que parece ninguna superó ni en calidad ni en carisma al Rastan original. Me extraña que en esta época de remakes HD de viejos clásicos a nadie se le haya ocurrido devolver a Rastan a la primera línea y devolver el esplendor a los juegos de espada y brujería; aunque están un escalón por debajo de los dinosaurios, los bárbaros molan cien veces más que los zombis y mil más que los marines calvos de color marrón. Pero quizás no le hace falta: tras 27 años, Rastan sigue manteniendo toda su magia y el tiempo le ha tratado mucho mejor que a otros juegos de su época. Quizás sea mejor dejarlo como está y disfrutarlo como siempre se ha hecho… Sin mariconadas…

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