Dragon's Dogma Journal III

Escrito por en Artículos - 13 enero, 2013

Ya queda muy poco del hombre de Cassardis que fui. La marca del dragón ha cambiado mi destino y ya casi no recuerdo nada de mi tranquila vida de pescador. Desde que soy Arisen he cambiado redes y aparejos por espadas y armaduras. Me he recorrido Gransys entero. He luchado contra grandes monstruos. Me he aliado con bandidos para después masacrarlos sin piedad ni remordimiento. No tengo corazón y la hora de recuperarlo o perderlo para siempre se está acercando.

Gracias a ligar mi destino con el Dragón he podido ver como mi destino cambiaba. He conocido a Arisens del pasado, he tenido a decenas de bellas señoritas bajo mis ordenes. Leales, fuertes, hábiles y sabias pero desgraciadamente con el apetito sexual de un oso panda. Pero a pesar de eso les estaré eternamente agradecido al haber hecho que mis largos viajes resultaran bastante más seguros.

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De noche, Onofrost el Arisen se transforma en Onofrette, la Reina de Gransys

Tengo miedo. Tengo miedo al Dragón. Es muy grande y he podido ver como derribaba la fortaleza más imponente de Gransys con tan solo posar sus garras en ella. Y por ello he decidido recorrer todo el país antes de enfrentarme al que seguramente será mi último y más formidable enemigo. Nos veremos las caras, pero sé que el Dragón me espera y estará tranquilo hasta que me plante ante él.

Quizás la mayor sorpresa ha sido mi reencuentro con Quina. ¿Recordáis a la hija del alcalde? Mis aventuras me llevaron varias veces a Cassardis, pero no me encontré con Quina más allá de nuestro periplo en el Bosque de la Bruja. Entonces, mientras seguía a unos bandidos por un bosque lleno de árboles resecos, encontré una abadía. ¡Y ahí estaba Quina! ¡Se ha metido a monja! ¿La habrá enviado a ese convento su padre al enterarse de lo nuestro? Por lo menos ahí estará segura. A pesar de haber visto a las mujeres de la capital, Quina tiene ese morbillo a pueblerina que me sigue poniendo burraco… Y ahora que va con el hábito de monja, más aún.

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Mira que encontrarme a mi rollete en un convento…

Pero mi tiempo se está agotando. Ya he visto a todas las personas que me han echado una mano durante la aventura para echar una última charla con ellos. He vuelto a todos los pueblos, ciudades y fortalezas para ver si necesitaban mi ayuda por última vez. He intentado ser un Arisen bueno y justo, como el Duque que me precedió. Y así he actuado. Pero ya ha llegado el momento que más temía desde que empezó mi aventura. Deseadme suerte. Es la hora de combatir con el Dragón.

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¡Vamos allá, Thorpeda!

Resultados del «Ludum Dare 25»

Raciones de Epildoritas #92