¿Eni achuoki? ¿Eni achuoki? ¡Achoki eni!

Retro Amor: el Arcade de Moonwalker

Escrito por en Retro Amor - 10 octubre, 2012

Quizás los muchachos de la “generación de la plei” no lo recuerden, pero hubo un tiempo en que Michael Jackson molaba. Antes de la supuesta afición del conocido como Rey del Pop a la cirugía estética y a encamarse con pre-adolescentes, los chavales quedábamos impresionados con sus canciones, sus videoclips, sus grititos y sus bailecitos. En 1.988 acudimos raudos a los videoclubs para alquilar su película Moonwalker, pero lo mejor estaba por llegar…

Un par de años más tarde, SEGA se encargó de llevar la película a las consolas de videojuegos: las versiones de Sega Master System y Megadrive fueron un éxito gracias a contar con el tirón de Maicol pese a que el juego no era ninguna maravilla. Era un juego en el que Michael Jackson se encargaba de recorrer unos escenarios inspirados en sus videoclips más famosos rescatando niños capturados por el camino. Entonces éramos más inocentes y no se le atribuía ninguna connotación pedofílica ni gay a los productos infantiles… Porque a ver si alguien tiene cojones de hablar de un planeta llamado Eternia lleno de hombres musculados de pecho aceitoso que se dedican a hacer lucha grecorromana por el poder de Greyskull hoy en día sin que se le llene de banderas arcoiris y sin que sea prohibido en Polonia… Eran otros tiempos en los que Epi y Blas eran compañeros de piso y nada más que eso. Como Andresito y Bruno Louviers.

Que obsesión tenían estos dos por los criajos…

Donde SEGA puso todo su esmero y cariño fue en la versión arcade de la peli del Jackson. Totalmente distinta de las versiones de 8 y 16 bits, cambiábamos la vista lateral por una amorosísima perspectiva isométrica en el que Michael Jackson y hasta dos impersonators cromáticos más repartían hostias como panes para rescatar a los niños de un tal Mr. Big, un cruel tirano que, más parecido al cruel empresario tipo El Pocero que a Eric Martin, Paul Gilbert o Billy Sheehan, cuyos métodos para la dominación mundial precisaban del secuestro y amordazado de niños en un proceso que desconocemos, a menos que hubiera descubierto como extraer energía del miedo de un infante como en Monstruos, S.A.

Hay que reconocer que el Michael negro molaba más que el blanco y el rojo

Pero ahí estaba Michael con sus amigos de colores para evitar la dominación mundial y por eso no dudaremos a enfrentarnos a grito pelado contra hordas de gángsteres, soldaditos paramilitares, pandilleros y zombies en ubicaciones que, salvo la obligatoria base maligna high-tech habitual de la última fase, estaban inspirados una vez más en los entornos de los videos del cantante. Y, como no podía ser de otra manera, la banda sonora estaba formada por versiones midi de las canciones más conocidas de Off the Wall, Thriller y Bad.

Cualquier momento es bueno para echarse un bailecito

Si el hecho de tener a tres Michael Jacksons repartiendo leña ya os parece algo extraño y con poco sentido, mas locos os vais a quedar al saber que si tocábamos el chimpancé vestido con un peto de tirantes que deambulaba por la pantalla, automáticamente nos transformábamos en Mecha Jackson y nuestro poder de destrucción musical aumentaba en gran medida. Y a eso le sumáis lo que yo siempre he conocido como “la Bomba” (otros lo llamaréis “la Magia” o “Poder”), ese ataque especial limitado que prácticamente ha desaparecido de los videojuegos, que sumía a todos los enemigos de la pantalla en una especie de Fiebre del Sábado Noche para acabar muriendo entre estertores bailongos.

¿Robots Pop asesinos? ¡Póngame dos!

¿Empezáis a entender por qué el arcade de Moonwalker es tan grande? Michael Jackson consigió algo que no consiguió Sabrina: triunfar también en los videojuegos. Es posible que si no hubiera contado con el respaldo de la imagen del cantante el juego hubiera pasado bastante desapercibido, pero la maquinita del Jackson estaba siempre rodeada de chavales dispuestos a vaciarse los bolsillos para erigirse como salvador de la infancia. Lo que le pasaba a esos niños una vez se acababa el juego nunca lo supimos… Pero tampoco nos importaba; estaban a salvo con Maicol… O eso pensábamos…

Había que ser muy malpensado para ver alguna grosería en el bailecito que se marcan los robots que aparecen a partir de 26:50… ¿No?

La patata y la rata de laboratorio

Añorando Green Hill