Momentos Ilustres: Resident Evil

Escrito por en Artículos - 23 octubre, 2012

A estas alturas, quien más quien menos está hasta la polla de los zombies. Estamos empachados de zombies… Nos los meten en los sóters, en los sánbocs, en los cooperativos y dentro de poco un DLC con zombies será tan habitual como tener Super Marios en las consolas de Nintendo. Les hemos perdido el respeto y ahora nos dan menos miedo que los vampiros (¡¡gracias, Crepúsculo!!). Pero hace unos años no eran así las cosas…

Tras una cutre-amorosa y entrañable intro de imagen real (y que, reconozcámoslo, en aquella época ver imagen real en nuestras consolas nos ponía über-palotes y nos parecía la hostia), aquel comando de tirillas y modelos de teletienda se transformaba en muñecotes poligoneros tras cruzar el umbral de una misteriosa mansión, protegiéndose del ataque de unas extrañas criaturas. Eso ya no era un buen augurio… Y, en la segunda sala que visitamos, tras un siniestro zoom a la puerta que incrementaba el suspense, nos encontramos con esto:

Señores, éste es EL ZOMBIE de los videojuegos. Por mucho que las cosas se compliquen a medida que exploramos la mansión, a pesar de enfrentarnos a decenas de zombies iguales que ése, por mucho que se carguen el rollo místico-maldito al transformarlos en miserables infectados, ninguno de ellos nos impresionará tanto como este primer enemigo de Resident Evil. Un momento que perdura en la memoria de todos aquellos que lo jugaron, de niños o ya de adolescentes, pese a todas las perrerías y QTE’s que se le meta a la ya maltrecha saga. Inolvidable…

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