Final Fantasy VII, el juego que hizo llorar a Nintendo

Escrito por en Artículos - 7 septiembre, 2012

“El término ‘película interactiva’ está manchado para todos los que valoran los videojuegos ‘jugables’, pero FFVII lo clava como ningún otro título hasta ahora”. La traducción es un poco libre, pero no hace falta mucha más precisión para ver que la redacción de la Edge estaba muy despistada cuando reseñó Final Fantasy VII en octubre de 1997. ‘Película interactiva’, decían, las mismas palabras que usamos ahora nosotros para meternos con Heavy Rain.

No les culpo. Estaban demasiado ebrios de cinemáticas sobrecogedoras, de guión complejo, de escenarios detallados al extremo, de animaciones de combate épicas y de canciones eternas como para darse cuenta de que esos tres cedés que habían metido en su PlayStation iban a fijar los nuevos estándares del rol japonés. Y también iban a cambiar la industria.

El 7 de septiembre de 1997, hace exactamente 15 años, salía a la venta en Estados Unidos Final Fantasy VII en exclusiva para PlayStation. Sony debutaba en un sector que Nintendo dominaba desde la década anterior y ya hacía la primera sangre: se llevaba en exclusiva los juegos de Square Soft, que desde el año 87 había arrasado en Japón (Final Fantasy VI vendió en casa tres millones de cartuchos para SNES, por ejemplo) y solo en consolas de la gran N.  En los ‘Estates’ no se le había dado tan bien, pero se hizo algunos fans.

La muerte de Aeris no fue lo que hizo llorar a Nintendo, no.

Hironobu Sakaguchi, el padre de la saga, tuvo claro que quería ver un Final Fantasy en PlayStation desde que vio la tecnología de Sony. Sakaguchi es un tipo cuidadoso con el apartado artístico de sus juegos (títulos casualones para iPad aparte) y la narrativa y las cinemáticas le volvían loco. Trabajar en CD-ROM le daba la oportunidad de explorar en este terreno.

Y vaya, cómo lo hizo. Cito a la Edge porque es la crítica ‘de época’ y de peso más fácil de encontrar y me interesa ver qué sorprendió a la prensa en aquel momento. La revista británica señalaba cómo los fondos prerrenderizados retrataban con todo detalle desde la tienda más cutre hasta el escenario más crucial para la trama. También aplaudían el sistema de combate que, aunque era por turnos y recurría a los clásicos menús errepegeros, introducía elementos de ‘tiempo real’. Explicaba que era un título absolutamente japonés pero armado hasta los dientes para desembarcar en occidente como una horda vikinga (otra traducción libre y con valor añadido). Ahí sí que acertó.

Final Fantasy VII fue el gran lanzamiento del año y uno de los primeros rolazos, si no el primero, que consiguió petarlo en Estados Unidos. Colocó seis millones de copias en todo el planeta y fue el mayor éxito comercial de 1997 en EEUU y en Japón (con permiso de Pokémon). Por primera vez, el juego más vendido en el mercado norteamericano no había salido para una máquina de Nintendo. Cambio de ciclo.

Con un solo juego, Nintendo perdió el liderazgo comercial en dos mercados distintos, un estudio de éxito, una franquicia millonaria y un aliado de diez años de antigüedad.

La ruptura fue bastante agria y Nintendo pasó varios años comportándose como una ex despechada. Algunos años después del pelotazo de FFVII, cuando preguntaban en casa de Super Mario si contaban con Square para su próxima consola, Minoru Arakawa, el primer presidente de Nintendo América respondía: “Todavía no es momento para Square Soft”. Se la tenían guardada.

– Fuentes: además de la citada crítica de la Edge, para escribir esto he utilizado ‘The Ultimate History of Video Games’, un libro de Steven L. Kent que me recomendó El Rosso. También me he pasado por este reportaje, y por este otro artículo de pantallapartida antes de empezar a juntar letras. He comprobado algún dato en VGChartz. Ah, y he tenido que mirar en la maldita Wikipedia quién demonios era Minoru Arakawa.

Raciones de epildoritas #78

Mercadillo Digital Vol. 83