Análisis: To the Moon

Escrito por en Análisis - 20 septiembre, 2012

Es complicado analizar de forma crítica To the Moon puesto que no se trata de un videojuego al uso. Es más, me es complicado afirmar con rotundidad que estemos ante un videojuego. Lo mejor que se puede hacer es acercarse a esta obra sin complejos. Sin pararse a pensar si estamos ante un videojuego, una película interactiva o si se trata de una nueva forma de droga interactiva. No importa nada de eso en To the Moon, aquí lo importante es la historia. ¡Y qué historia!

Pongámonos en un futuro muy cercano en el que exista una máquina que nos permita viajar a lo más profundo de la memoria de una persona para implementar nuevos recuerdos que hagan que esta persona piense que ha vivido una vida totalmente diferente. Esta máquina es explotada por una empresa que se dedica a cambiar los recuerdos de las personas que lo soliciten por unos que decida el propio individuo. Estos sujetos están a un paso de la muerte y esta máquina les permite hacer uso de este último deseo para irse al más allá con las evocaciones artificiales de la vida que hubieran querido vivir.

Nos ponemos en la piel de un par de científicos de esta empresa que han enviado a hacer un nuevo trabajo a un rincón del campo un tanto alejado de la urbe y de la sociedad. Esta nueva tarea consiste en implementar en Johnny, un anciano inconsciente postrado en la cama, los recuerdos de haber ido a la luna. Nadie sabe porque Johnny quiere esto pero nuestra misión está bien clara: debemos viajar a sus remembranzas más profundas para lograr que él piense que ha estado en la luna.

Para lograr nuestro cometido debemos ir pasando de recuerdo en recuerdo, viajando desde sus evocaciones más recientes como anciano hasta los recuerdos de su niñez. Para ello debemos ir consiguiendo cinco pistas claves de cada fragmento de su memoria para continuar esta peculiar travesía gracias unos objetos llamados enlaces de memoria que son un punto común entre fragmento y fragmento, y que usaremos, una vez recogidas los cinco elementos del trozo de memoria, para proseguir nuestro descenso hacia sus recuerdos más profundos.

Cuando mencionaba que me resultaba difícil llamar videojuego a To the Moon me refería a que ninguna de estas tareas de las que hablo en el párrafo anterior son complicadas. No tienen dificultad en absoluto y por tanto no suponen un reto para nadie. Nuestra misión como jugadores ante To the Moon es más bien contemplativa, como si estuviéramos viendo una película en la que nos dejan intervenir de vez en cuando para darnos una falsa sensación de interacción. Y esto no tiene porque ser negativo ya que el título se presta a ello desde el primer momento. Movemos a nuestros personajes, hacemos click en algunas partes del escenario y resolvemos los sencillos puzles que hay para poder viajar de un fragmento de memoria a otro. Y cuando digo sencillo más bien quiero decir sin dificultad alguna.

Que To the Moon no suponga un reto para el jugador no es negativo ya que es complicado no engancharse al enrevesado argumento que nos propone el canadiense Kan Gao, one man army de esta obra. Kan Gao lo ha hecho todo en To the Moon gracias a esa maravilla llamada RPG Maker pero además él se atreve a componer la banda sonora también (con una canción final acojonante cantada por una fémina). Su obra es una extensión de si mismo y esto se nota en cada esquina del juego. No hay nada al azar y la historia está perfectamente orquestada para que el jugador se ría, se inquiete y que incluso suelte alguna lagrimilla con esa apasionante aventura. Esta amalgama de sensaciones hacen de To the Moon una experiencia única y necesaria para el mundillo de los videojuegos.

 

♪ If you’re with me
Then everything’s alright ♪

Nota to the Moon

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