Motivos para mantenerse al margen de Diablo III

Escrito por en Artículos - 17 mayo, 2012


Los servidores de Diablo III abrieron sus puertas (aunque esto es un decir) hace ya un par de días y desde entonces la gran mayoría de sus jugadores ha estado experimentando una serie de problemas más o menos graves que les han impedido disfrutar correctamente de un producto por el que pagaron unos sesenta euros, euro arriba euro abajo. Por desgracia estos problemas no son más que la punta de un iceberg lamentable en cuyo fondo se encuentra la relación que una compañía del calado de Blizzard ha decidido establecer con su propio consumidor. Una relación basada en la desconfianza que me impulsa a escribir unos cuantos motivos por los cuales deberías manteneros bien lejos de este Diablo III.

1. Su sistema de protección
Cuando Ubisoft nos presentó su novedoso sistema de protección que te obligaba a estar permanentemente conectado a Internet todos nos llevamos las manos a la cabeza y dijimos que esos franceses debían estar como putas cabras. Es más, muchísima gente animaba a no comprar el juego de turno e incluso piratearlo «para darles una lección» (y de paso jugar a un juego sin pagar, claro). Pero claro, eso es porque los juegos de Ubisoft no eran Diablo III. Porque Diablo III tiene ese mismo sistema de protección que te obliga a estar permanentemente conectado a Internet para poder jugar, pero parece que en este caso no le importa a nadie. Sí, ya sé que ahora muchos me diréis que «hoy en día todo el mundo tiene conexión a Internet en su casa». Y yo os responderé que sí, pero que prefiero mis juegos sin sistemas de protección innecesarios que me peguen la patada si por casualidad se va la conexión. Quisquilloso que es uno.

2. La explicación del sistema de protección
Lo más gracioso del punto anterior no es ya que tengamos que estar siempre conectados para poder jugar, sino que la excusa para ello es que de esta forma cualquier amigo puede unirse a nuestra partida y comenzar a jugar en modo cooperativo. Porque claro, eso dejar que el jugador elija si quiere estar conectado a Internet para jugar con un amigo es darle demasiada responsabilidad. Qué demonios, incluso el darle al jugador la opción de tener un personaje para jugar exclusivamente offline y otro para jugar online es poner demasiada responsabilidad en sus manos. ¡Pobres videojugadores desconcertados!

3. Sus bugs
Mucho Bethesda, mucho Obsidian y mucha mierda, pero Blizzard se ha pegado más de una década de desarrollo y un año de beta, para sacar un juego que en el mismo día de su lanzamiento ha llenado portales de videojuegos enteros con noticias sobre sus múltiples bugs. Aquí tenéis una lista de los errores que han encontrado los jugadores cuando han pasado menos de cuarenta y ocho horas desde la salida oficial del juego. Y estamos hablando desde logros que desaparecen por arte de magia, lo cual supone un mal menor; hasta errores que te sacan de la partida y te obligan a reiniciar Battle.net para poder seguir jugando. Una auténtica delicia para todos esos cientos de miles de «betatesters» improvisados que le están haciendo un trabajo cojonudo a Blizzard por el módico precio de, repito, sesenta euros del ala.

4. La casa de subastas
Alguien muy listo en Blizzard debió pensar durante una de las muchas etapas del desarrollo de Diablo III, que el modelo de microtransacciones le iría que ni pintado a un juego en el que gran parte de la motivación para matar enemigos es conseguir los objetos que sueltan. Pero entonces debió aparecer alguien aún más listo para sugerir que sí, que eso estaba muy bien, pero que si hacían que las microtransacciones fuesen entre jugadores (llevándose ellos una trozo del pastel), todo quedaría mucho mejor y sería más bonito. Y así ha sido. Diablo III no tiene microtransacciones, que están vistas como algo maléfico más propio de los sucios juegos de iPhone y Facebook, sino una maravillosa casa de apuestas a la que eh, puedes acudir a comprar o no, así que si no quieres hacerlo no te puedes quejar. ANDA E IROS A TOMAR POR CULO.

5. Torchlight 2
El juego de Runic Games, sin ser santo de mi devoción (su primera parte me pareció un tostón), tiene todas las papeletas para comerse con patatas a Diablo III. ¿Por qué? Porque no cuenta con ninguno de los puntos anteriores (el de los bugs en realidad todavía es posible), es mucho más bonito y es mucho más barato. Por desgracia en el mundo de los videojuegos, como en la vida real, a la mayoría lo que le importa es el nombre, no lo que hay detrás de un nombre. Tengo un amigo que llevaba años sin jugar a videojuegos pero tenía Diablo III reservado porque jugó al segundo cuando era un crío. Y le va a importar una mierda que el juego sea una castaña o que Torchlight II termine siendo mejor (que vete tú a saber), él jugará a Diablo III y punto. Y como mi amigo mucho me temo que la mayoría. Porque somos así de lerdos, nos guste o no.

6. Mods
¿Mods? ¿Qué mods? Pues eso.

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