Análisis: Motorstorm RC

Escrito por en Análisis - 16 abril, 2012

Análisis: Motorstorm RC

Despierto de la hibernación poco a poco, estirando con cuidado para no tener un esguince de meñique al volver a utilizar el teclado, con un juego pequeño para una consola pequeña recién llegada. Motorstorm RC es uno de los bocados más apetitosos que hay disponibles en PSVita (también en PS3) no solo por divertido, sino también por su precio. Me desperezo un poco contándoos qué tal me ha ido probándolo (creo que paso de sobra las cuatro horas oficiales), y a ver si cojo así algo de ritmo.

Creo que lo que más me atrajo del juego antes incluso de probar su demo es el increíble parecido que tiene con el amoroso Micromachines V3 de PSX. Hay títulos del mismo estilo y punto de vista a patadas, pero al ponerme manos a la obra con él rememoré muchas de mis tardes en casa de un amigo echando carreritas en miniatura. Muy, pero que muy buena señal.

Motorstorm RC es conciso y directo. Desde el primer momento tenemos a nuestros mandos un cochecito en la pista libre, donde se pueden probar los diferentes tipos de coche y hacer tonterías varias como intentar meter un gol o encestar nuestro coche en una canasta.  De ahí a estar corriendo hay solo un par de pasos. Las carreras suelen ser muy, muy cortas, y se dan lugar en circuitos inspirados en la saga donde conocer las escasas curvas es esencial para rascar esos segundos o, incluso, décimas con las que superar nuestros propios tiempos y los de los amigos. En esos dos pilares básicos se sostiene el título de Evolution básicamente: en el aprendizaje de las pistas y en la competitividad y los piques “en línea”. Expliquemos esas comillas.

motorstorm rc psvita

Estamos ante uno de los primeros desarrollos que aprovecha el tan cacareado crossplay entre PSVita y PS3. Por el mismo precio, de hecho, consigues ambas copias, y en un principio es posible conectarse con alguien en una de esas plataformas cuando nosotros jugamos desde la otra. Solo en principio. Aunque es cierto que en la hermana mayor uno puede echar unas carreras multijugador (¡e incluso pantalla partida hasta para cuatro! Quién lo diría), en la portátil esto es, misteriosamente, inexistente. La versión menor está realmente bien, pero el único contacto con otros humanos lo tendremos soltando la consola y saliendo a la calle a través de marcadores de tiempo y pilotos “fantasma” (basados en el recorrido de nuestros amigos de PSN o de los mejores jugadores globales de los circuitos) que aparecen representados con una flecha en pantalla. Es limitado, pero tan efectivo que, casi sin darnos cuenta, pasaremos el tiempo reiniciando las carreras para intentar superarlos a todos (chico_zombye, te miro a ti).

Las pantallas se dividen entre lo que se ha llamado Festival (creo que en los otros Motorstorm es igual) y las carreras rápidas o contrarreloj de toda la vida. Cada circuito en el primer modo se basa en las típicas tres medallas que se ganan por posición. Punto. Aquí lo único que haremos es correr y dar vueltas para intentar hacerlo cada vez mejor, por lo que resulta cojonudo que las pantallas de carga sean tan breves (ni siquiera aparecen cuando reiniciamos).

Aunque al principio parece que el rollo radiocontrol no va a dar para demasiada variedad, lo cierto es que RC se vuelve algo exigente desde el momento en el que aparecen los diferentes tipos de vehículo. Lo cierto es que la primera vez que iniciamos el juego se nos sugiere al hacernos probar un par de coches, pero no es hasta bien entrado el Festival cuando somos conscientes de lo complicado que es dominar el maldito derrape. Determinados tipos de radiocontrol girarán sin problema, con buen agarre; otros se nos irán contra la valla y tendremos que aprender a soltar en el momento justo el acelerador. Cada uno de los ocho tipos disponibles tiene su propio estilo de conducción, y lo mejor (al menos para mí) es que no hay ninguno mejor o peor. Aquí la única diferencia está en el color y las pegatinas: lo gracioso es que en PSVita, entre que la pantalla es más limitada (para nada pequeña) y que el punto de vista es bastante alejado, es casi imperceptible (salvo que tengas una vista acojonante) escoger entre uno u otro. En PS3 se ve más bonico, eso sí.

motorstorm rc psvita ps3

Cuando decía que las pistas había que aprendérselas no era solo por el tema de la superación personal (o por si van a examen, que ya nunca se sabe). Hay dos factores que nos obligan a tirar de memoria cuando llevamos bastante Festival a nuestras espaldas: el primero es que la IA comienza a ponernos las cosas bastante complicadas para conseguir medallas (incluida la de bronce; tendréis pesadillas con algunos derrapes). El segundo, y menos agradable, es que el punto de vista nos oculta algunas zonas del circuito y no veremos bien hacia dónde hay que girar, o saltar, hasta el último momento (a veces ni eso). Los puentes no son nuestros amigos, como aquél que recuerdo que me tapa siempre la salida de una curva y que, por apurar, hace que me estampe con el interior de la misma (y yo no sé a los demás, pero a mí siempre me pasa en la puñetera última vuelta).

De todas formas, esos detalles menores no empañan una experiencia muy, muy apañada para una portátil en la que –atención, topicazo- siempre son bienvenidas esas partidas cortas y rápidas. Motorstorm RC es perfecto para los viajes en bus o Metro, si es que te atreves a sacar la PSVita a la calle. En PS3 sigue siendo una buena opción, aunque creo que hay mejores alternativas disponibles en PSN. Lo interesante es que, como ya mencioné, tienes las dos versiones por una, así que si estás en casa y cuentas con las dos consolas puedes ponerte más cómodo y dejar que Vita sostenga tus apuntes de clase un rato: el título sigue siendo igual de divertido en pantalla grande, eso no se lo quita nadie.

Nota Motorstorm RC

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