Análisis: Medal of Honor

Escrito por en Análisis - 20 julio, 2011

No ha pasado ni un año desde que Medal of Honor (el de la guerra moderna) saliera al mercado y, sin embargo, parece que eso ocurrió hace una eternidad. Esa es la maldita sensación que tengo cada vez que miro la caja del juego en mi estantería, y es algo bastante triste, la verdad. Parece que, a pesar de ser un título bastante notable en muchos aspectos, se le ha hecho el vacío de una manera casi absoluta. ¿Culpa de los jugadores? Lo dudo, puesto que tuvo una promoción envidiable y superó los dos millones de ventas a pesar de las “mediocres críticas”. Entonces, ¿cuál es el problema?

El principal problema es que tuvo detrás a dos desarrolladoras, una para la campaña y otra para el multijugador. Muchos pensarán que eso es cojonudo, puesto que así cada cual puede centrarse en su trabajo y no hay que sacrificar una de las partes –como suele ocurrir- para cumplir los plazos establecidos, pero Medal of Honor no es buen ejemplo de ello. Cuando pasamos del single player al juego online es como si cambiásemos totalmente de juego: menús que no tienen nada que ver, motores diferentes, jugabilidad ligeramente alterada1… Hasta el sonido cambia radicalmente, siendo abismalmente mejor –como no podía ser menos- en el apartado de DICE.

El modo de un jugador, que corre a cargo de Danger Close, es un calco de los Modern Warfare. Me da pena tener que andar siempre con la misma comparación, pero es que en este caso es la clara referencia que han tomado para, a su vez, funcionar como competencia directa de la franquicia de Activision. Y el tiro les ha salido por la culata. Una campaña con demasiados personajes ubicados en diferentes lugares, una historia a ratos mal contada (llegué a comprender qué carajo estaba pasando a mi alrededor cerca de la recta final) y esa sensación de que estaba otra vez ante el mismo juego pasillero sin libertad alguna para llevar a cabo mis acciones, con lo bueno y lo malo que ello conlleva. Incluso la duración es corta, muy corta. Al menos alguno de los eventos predefinidos tiene su toquecito épico y no está mal llevado, pero por lo demás es una campaña bastante olvidable, y por eso no es nada comprensible tener un estudio dedicado exclusivamente a esto.

Lo gordo, como siempre, está en el online. Aquí se nota el trabajo bien hecho de los muchachos de DICE, pero también se respira un aire a conformismo que echa para atrás. Hace ya mucho hablé de lo que me pareció su beta multijugador, y la verdad es que no ha cambiado prácticamente en nada. Lo cierto es que se nota más pulido que en aquel momento, pero tengo la misma extraña sensación de que no hay variedad de escenarios ni de situaciones que ya experimenté antes de que saliera a la venta. El acomodamiento de los desarrolladores se hace patente en que, a veces, uno no sabe si está en una partida de Battlefield Bad Company 2 o del propio MoH. Compartir el motor Frostbite, los controles e, incluso, el increíble sonido2 con Battlefield hace un flaco favor al juego, aunque lo dotan de una solidez que más quisieran otros FPS del mercado.

La variedad de personajes a escoger y su equipamiento son, francamente, limitadas. Tenemos a nuestra disposición únicamente tres clases, y todas las armas y pijaditas que podemos usar con cada una se desbloquean exclusivamente utilizándolas. Aquí, aunque te encante ser un operaciones especiales, no vas a desbloquear un rifle de francotirador mejor repartiendo escopetazos. También se queda corto el número de niveles de experiencia, con un máximo de 15 (si no recuerdo mal). La verdad es que subir cada uno de ellos es muy complicado (sobre todo si no eres un crack desde el primer momento) y, como he comentado, cada clase es independiente en este aspecto, pero las recompensas en su mayor parte son tan poco jugosas que no dan ganas de conseguirlas todas.

Con todo, la sensación que transmite el multijugador de Medal of Honor de estar en una auténtica guerrilla es como pocas he sentido en un videojuego. Los mapas, aunque mucho más pequeños que los de Bad Company 2, son lo suficientemente extensos como para hacerte recorrer distancias que ayudan a meterse en el papel, y los disparos dan la impresión de ser tan contundentes que casi duelen de verdad. La destrucción de parte del escenario que aporta el motor Frostbite también es de gran ayuda, por supuesto, y el hecho de que los modos de juego –que son únicamente tres, y dos muy parecidos- sean exclusivamente por equipos son clave para sentirse inmerso en la batalla. Sin embargo, como ocurre en casi todos los apartados anteriores, esto limita mucho al título y hace que se quede corto en cuanto a opciones jugables. Parece ser que hay disponibles nuevos estilos de partida mediante DLC, pero es bastante indignante que no formen parte del pack inicial cuando la competencia ofrece tanta variedad hoy en día. Es como si DICE no hubiera querido ponerse la zancadilla a sí misma, ya que la base que tenían era inmejorable en mi opinión. O eso o que han querido experimentar con un nuevo estilo que convence a medias.

Lo curioso es que todo lo que comento no es lastre para un juego que cumple más que de sobra en todos sus aspectos. Aunque el modo de un jugador sea bastante limitado y nada innovador, ofrece unas pocas horas de tiritos que agradarán a los que disfrutan con las campañas de los CoD (y para los exigentes está el Modo Tier 1, de una mayor dificultad). El online, por su parte, tiene cosas que ofrecer: es divertido y todo un reto para los que están acostumbrados a ser individualistas. A los que estén enganchados a Bad Company 2 les sabrá a poco, pero para los que nunca lo han probado creo que es un buen paso intermedio. Y lo mejor de escribir sobre Medal of Honor cuando casi todos se han olvidado de él es que está a muy buen precio incluso en España (al menos en PC, que es la versión superior como todos sabemos gracias a este santo blog). Si os encantan los shooters, probadlo sin miedo; si os importan más bien poco esperad a la segunda parte, por si acaso terminan de perfilar esos detalles que lo hacen diferente pero no realmente único.


1. En realidad casi todos estos juegos se manejan igual, pero ya sabéis, la sensación no es la misma. (Volver)

2. En serio, no sé qué comen estos de DICE, pero solo con el apartado sonoro parece que estás en mitad de un campo de batalla real. (Volver)

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