La doble cara de la nostalgia

Escrito por en Artículos - 16 junio, 2011

Creo que la nostalgia es un arma de doble filo. Por una parte, nos permite evocar tiempos más felices, normalmente asociados a la infancia y adolescencia, épocas donde todo era más fácil y sencillo, sin los problemas y preocupaciones que adquirimos a medida que vamos creciendo. Por otra, intentar revivir esos momentos puede resultar en muchos momentos una experiencia frustrante y decepcionante que empañe nuestros almibarados recuerdos. Es curioso ver como, en una sola semana y hablando estrictamente de videojuegos, hemos visto las dos caras de la nostalgia con los lanzamientos de Duke Nukem Forever y el remake en 3D de The Legend of Zelda-Ocarina of Time.

Si hay algo característico en ambos juegos es el fuerte componente nostálgico: el macarra Duke marcó época en los videojuegos, permaneciendo en la memoria colectiva, ya no solo por el gamberrismo de Duke Nukem 3D, sino además por todas las vicisitudes, retrasos y supuestas cancelaciones de su secuela. El lenguaje explícito, los chistes soeces, el gore de cachondeo y, por supuesto, las tías en tetas dejaron huella en toda una generación de jugadores que no pudieron hacer otra cosa que esperar una espectacular secuela que ha tardado más de diez años en llegar.

Seguro que muchos ya lo veían como una utopía

El caso de Nintendo es otro: The Legend of Zelda-Ocarina of Time está considerado como el mejor videojuego de la historia (quizás sea por su 99 en Metacritic) y, vistas las notas que está cosechando este remake en 3D, parece que lo sigue siendo. A pesar que estoy seguro que tanto el original de N64 como el remake para 3DS son juegazos como la copa de un pino, me parece algo triste que el lanzamiento más esperado para una consola con una tecnología nunca vista sea un refrito de un juego de hace 15 años.

Si esos juegos se hubieran publicado con otros nombres o fueran protagonizados por nuevos personajes no estaríamos hablando de ello, pero aparece el factor nostalgia para alterar las cosas, y lo hace a favor de Ocarina of Time y en contra de Duke Nukem Forever.

Link dispuesto a dejar en ridículo a todos esos jueguicos que acaban en «3D»

A Duke Nukem Forever le han pasado factura esa década de desarrollo: los chavales que quedaron encandilados con su actitud chulesca ya no son tan chavales, han crecido, han jugado a muchos juegos cuyo protagonista, quizás imitando al Duke o no, eran también malhablados y cochinotes, en los que también había sangre, tetas y chistes verdes y ahora son más difíciles de impresionar, pero muchos seguían esperando ese regreso triunfal que nunca llegaba. Pero llegó. Tarde pero llegó. Y quizás había demasiadas expectativas en que el Duke volvería a ser el mas gallito del barrio, el más duro y el más mujeriego. ¿Y cual ha sido el resultado? Duke Nukem Forever ha sido vapuleado a nivel de crítica, mencionando especialmente que está “técnicamente obsoleto” (sigo sin ver nada malo en eso mientras el resto del juego merezca la pena). Los seguidores de los mass-media han corrido en masa a anular las reservas de su copia al ver que se llevaba un miserable 6 de nota y creer que el la vuelta del Duke ha sido una cagada como una catedral.

Para mierdas grandes, las que deben hacer los superserdos éstos

Sin embargo, hay un buen puñado de jugadores satisfechos con Duke Nukem Forever, que han podido encontrar las virtudes a un juego que, aunque quizás no es tan impactante como esperaban, sí que ofrece lo que todo buen juego debe ofrecer: un buen puñado de horas de diversión y entretenimiento. Lástima que la nostalgia, que en este caso ha creado un cóctel explosivo gracias al hype generado por la campaña publicitaria llena de tetas y explosiones, haya empañado este regreso.

¿Cómo va a ser malo si hasta hay homenajes a Super Mario Kart?

Por otra parte, me sorprendió mucho ver como el remake de Ocarina of Time eclipsaba al resto de lanzamientos para la nueva portátil de Nintendo. The Legend of Zelda es de esas sagas intocables de las que no se puede decir nada malo si no quieres que hordas de ofendidos nintenderos vomiten bilis en los comentarios, diendo Ocarina of Time el macho alfa de la manada, el primero que llevo a Link a las tres dimensiones, el que tantas entrañables experiencias proporcionó, el que marcó un antes y un después… Hechos que puedo llegar a admitir a pesar de no haberlo probado y que mi experiencia en los Zelda se reduzca al Phantom Hourglass de DS y a unas cuantas horas en el Twilight Princess de Wii. Estoy absolutamente seguro que Ocarina of Time es un juegazo como la copa de un pino y también que ha aguantado el paso de los años mucho mejor que otros juegos de su época e incluso posteriores, pero… ¿queréis decir que no hemos avanzado nada en quince años? ¿Que tras todo ese tiempo y comparado con los juegos actuales, Ocarina of Time sigue siendo el mejor?

Poco han cambiado los Zelda desde entonces

Al contrario de Duke Nukem Forever, la nostalgia ha actuado a favor de The Legend of Zelda. El hecho que nos ofrecieran “volver a revivir” el juego y no una secuela juega a su favor; ya no necesitamos que sea “más y mejor” como con el Duke, sino que con ser “un poco más bonito” es suficiente para que muchos caigan rendidos ante las aventuras de Link y sigan alabándolo como mejor juego de la Historia. Me gustaría saber la opinión de alguien que juega al Ocarina of Time por primera vez (me ofrezco como voluntario si alguien me regala una 3DS), para saber si el juego está tan por encima de los demás como tantos afirman o si simplemente es un buen juego, que, viendo lo que nos ofrecen últimamente, ya sería suficiente para estar más que contento.

Análisis: Duke Nukem Forever

Retro Amor: Bishi Bashi Special