Análisis: Mass Effect 2 - Complete

Escrito por en Análisis - 24 marzo, 2011


Hace tiempo escribí una breve reseña sobre el ahora galardonado como mejor juego del año por la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión, pero honestamente creo que no le hice justicia. Por esa razón y con motivo de la reciente edición para PS3, me he decidido a dedicarle un análisis más en profundidad en el que, entre otras cosas, me tomaré la libertad de valorar cada uno de los DLCs del juego por separado. Además, gracias a mi experiencia previa en PC os podré resumir rápidamente cuales son las virtudes e inconvenientes de cada una de las versiones.

Los elementos que hicieron del primer Mass Effect el juego memorable que a día de hoy es, son su historia y, principalmente, su genial trasfondo. Mass Effect 2, que continúa la acción poco tiempo después del desenlace del primero, se beneficia obviamente de toda esta profundidad de trasfondo ya presente, y le añade unas cuantas pinceladas nuevas que no hacen sino mejorar el cóctel. Por desgracia, en lo que a historia y guión se refiere, el juego representa básicamente la antesala de lo que posiblemente será Mass Effect 3. Es decir, que no cuenta nada más que la formación del grupo de súper héroes intergalacticos encabezados por el cada vez más épico Shepard. Lo cual por otra parte tiene todo el sentido del mundo si tenemos en cuenta que guión y narración están al servicio de los personajes en esta segunda entrega. No es necesariamente malo, pero lamentablemente habrá ocasiones en las que nos encontremos haciendo misiones completamente aleatorias, sin tener muy claro el por qué.

Poco o nada ayuda a esta sensación de heterogeneidad narrativa el hecho de tener un enemigo que, pese a ser abrumadoramente más poderoso sobre el papel, no deja de ser el lacayo del verdadero enemigo final. Y hombre, estar treinta horas haciendo misiones inconexas con el único objetivo de calentarle el ojete al mayordomo del que sabes es el final boss puede llegar a resultar algo descorazonador. Pese a todo, y por motivos que honestamente se me escapan, la misión final es posiblemente la media hora más épica que puedes pasar delante de una Xbox360 o una PS3. Shepard, el héroe de acción definitivo, quizás tenga algo que ver con ello, pero el caso es que esa misión suicida ya forma parte de la historia de los videojuegos por méritos propios.

Lo siento, no podía faltar

Algo que desde luego no pasará a la historia y que por desgracia parece que cada vez se está extendiendo más entre el catálogo de Bioware, es el sistema de diálogos y sus consecuencias en el transcurso de la historia. Como ya ocurría en el primer Mass Effect, podemos pasarnos perfectamente toda la partida escogiendo la respuesta de la esquina superior derecha para obtener, siempre y con una muy evidente excepción, la «contestación buena». La mencionada excepción, que no puede ser más absurda, es cuando nos aparece una opción en azul en la esquina superior izquierda. En esos casos ¿adivináis cuál hay que elegir?

Para algunos jugadores probablemente esto no sólo sea un problema sino todo lo contrario, ya que les permitirá moldear a su Shepard, lo quieran buenazo o súper malote, con total seguridad. Sin embargo, a los que nos gustan los juegos de rol y hemos probado los primeros trabajos de Bioware, nos encantaría tener la posibilidad, aunque fuese remota, de meter la pata durante una conversación. Shepard es un personaje increíblemente carismático y todo un placer de manejar, pero esa omnipotencia durante las conversaciones no le hace ningún bien. Errar es humano, y hasta el espectro que volvió de entre los muertos para salvar la galaxia debería poder decir una palabra fuera de lugar de vez en cuando.

Historia y diálogos al margen, Mass Effect 2 es un auténtico portento. El combate, que viene a ser una versión tuneada del clásico shooter en tercera persona con coberturas, es simplemente divertidísimo. Ya sea por la posibilidad de pausar el juego en cualquier momento para elegir arma y activar los poderes de tu grupo, o por la sencillez con la que llevas a cabo todas las acciones -corres, te cubres y recoges cosas con la equis-, el caso es que algo que en Gears of War me pareció insufriblemente cansino, como es esconderte detrás de un montón de columnas para freír enemigos a tiros, en Mass Effect 2 me resulta sumamente disfrutable. Que haya una buena variedad de enemigos y que cada uno tenga sus estrategias también ayuda a no caer en la desidia, claro.

Bien sabéis los que me lleváis leyendo un tiempo que no suelo dar importancia a temas técnicos como puedan ser los gráficos o la banda sonora, pero es que joder, Mass Effect 2 tiene algunos de los temas más épicos que he escuchado en un videojuego; sin llegar a los niveles de Shadow of the Colossus, por supuesto, pero rozando por momentos esos niveles. A esta epicidad sonora contribuye en gran medida un trabajo de dirección soberbio, que si bien guía en todo el momento al jugador sobre unos raíles bastante estrechos, nos permite disfrutar de los momentos más emocionantes y disfrutables de una historia que, como ya he dicho, sin ser nada del otro mundo resulta atronadoramente espectacular.

En lo referente a los DLCs, unas de las novedades incluidas dentro del bluray de PS3, mis impresiones son las siguientes:
«Cerberus Pack», que incluye los personajes de Kasumi Goto y Zaed Massani, es uno de esos paquetes agradables pero prescindibles. Cada personaje viene con su misión de lealtad correspondiente y un par de diálogos medio interesantes, pero por lo demás no aportan absolutamente nada al conjunto de Mass Effect 2 y son, de largo, los peores personajes de todos los disponibles. «Overlord», en mi opinión el peor DLC hasta el momento, trae una serie de misiones con vehículo que recuerdan peligrosamente a las odiosas fases del Mako del primer Mass Effect, y una misión anodina y sin sustancia. «Lair of the Shadow Broker», por el contrario, supone el mejor DLC hasta la fecha con una misión bastante más relacionada con la trama principal del juego, un asalto a una nave memorable, un par de enfrentamientos contra jefazos muy divertidos, y una serie de posibilidades realmente cojonudas y que no diré por riesgo a destriparle algo a alguien.

El apartado de diferencias de la versión para consolas con respecto a la de PC se puede resumir en que esta última es obscenamente superior en todo. Los gráficos y la tasa de frames por segundo era algo que daba por hecho desde el principio, pero los tiempos de carga en PS3 son desesperantes, y eso sí que no me lo esperaba. Sólo diré que casi me pierdo el romance con Tali por la pereza que me daba tener que desplazarme a la sala de máquinas cada vez que quería hablar con ella. Y no, no exagero ni bromeo.

En definitiva, y pese a lo negativo que pueda parecer todo lo dicho sobre la simplicidad de la historia o el sistema de diálogos, Mass Effect 2 es un juego sobresaliente. No tanto por sus elementos por separado, que hasta cierto punto pueden resultar poco impresionantes, sino por la suma de sus partes, capaces de conformar un videojuego de más de treinta horas entretenidísimo… y que ya he terminado tres veces. Ahí es nada.

Retro Gloria

Imprescindibles de iPhone