Primeras Impresiones: Dragon Quest IX

Escrito por en Artículos - 9 agosto, 2010

No hay duda que las dos sagas más conocidas y longevas de los JRPG son Final Fantasy y Dragon Quest. Mientras la primera intenta reinventarse en cada nueva entrega, variando el entorno, el diseño, la ambientación, los personajes, el sistema de combate, etc., la saga Dragon Quest permanece fiel a sí misma, ofreciéndonos unos personajes y una historia totalmente nueva pero en un entorno totalmente familiar para los que conocen la saga por sus episodios anteriores. Y Dragon Quest IX: Centinelas del Firmamento no es una excepción.

No sé si es por el diseño de personajes, enemigos y monstruos de la mano de Akira Toriyama, o el argumento de cuento infantil: salvar princesas, reinos en peligro, dioses y demonios en una lucha eterna por el equilibrio del bien y del mal, pero Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito es muy posiblemente el juego al que le he dedicado más horas. Es un JRPG puro y duro, con todo lo bueno y lo malo que eso implica, pero las batallas de los equipos de monstruos, la búsqueda de minimedallas y, sobretodo, la “mazmorra” que aparece tras completar el juego (y conseguir un segundo final) me mantuvieron bastante tiempo entretenidillo.

Puede que el Rey Trode también fuera uno de los motivos. ¡Larga vida al Rey Trode!

Por eso, nada más salieron a la venta, me hice con los episodios IV y V, remakes aparecidos para Nintendo DS de los títulos aparecidos para Super Nintendo. Juegos que disfruté como un enano salvando reinos y princesas y liberando la humanidad de demonios de esos que aparecen cada mil años dispuestos a joder la marrana. Y, por supuesto, no iba a perderme Dragon Quest IX

Con arte conceptual como éste, ya me habían vendido el juego

Pero, ¡sorpresa! Algo ha cambiado en esta nueva entrega, algunos cambios que rompen con lo habitual de la saga. El primero que nos encontramos: creamos a nuestro propio personaje: le ponemos cara, ojos, peinado y nombre como si de un Sim cualquiera se tratara. No solo eso, nuestros acompañantes son “personajes aleatorios”, no se unen al grupo a medida que avanza a la historia como en otros episodios, sino que los contratamos en una posada como si de viles y neutros mercenarios se tratara. No hay interacción ni diálogos entre el equipo de combatientes, simplemente están ahí para echarnos una mano repartiendo hostias. Por eso la historia está totalmente centrada en el  protagonista de la historia, un ángel de la guarda que pierde sus poderes durante un misterioso cataclismo.


Por mucho que lo intentemos, siempre nos saldrán clones de Songoku

El otro cambio es la aparición de “clases”. Ya no tenemos personajes únicos, con habilidades propias para cada uno, sino que existen guerreros, magos, sacerdotes, juglares, etc, cada uno con sus habilidades propias y diferenciadas. Clase que, en el caso del protagonista, podremos cambiar a partir de cierto punto de la aventura. También, por primera vez, aparece un sistema de “misiones”, pequeñas búsquedas o cazas que nos ofrecen los lugareños para que les echemos un cable. Misiones que nos quedan registradas en un diario para saber en todo momento las que tenemos realizadas y las que nos quedan pendientes. Y viendo estas tres cosas… ¿No estará tomando la saga algunos elementos del RPG occidental?

Seguiremos combatiendo por turnos y con numeritos, como toda la vida

Pero seguramente, el cambio que más se agradece es la eliminación de los “encuentros aleatorios”. Todos odiamos estar caminando tranquilamente por el mapa y ¡ZAS! Pantalla con efecto molón y pasamos directamente a darnos de hostias con lo que sea que nos encontremos por el camino. Eso es un coñazo en todos los JRPG en general y en los Dragon Quest en particular (la cantidad de encuentros aleatorios en Dragon Quest V era desesperante). Pues se acabo. Esperad que lo digo gritando ¡SE ACABÓ! Cuando viajemos por el mapa y mazmorras de Dragon Quest IX veremos los monstruos que quieren atacarnos. Algunos nos perseguirán, otros podemos evadirlos y otros, cuando nuestro nivel sea sensiblemente superior al suyo, huirán despavoridos al vernos. Sencillamente, la mejor incorporación que podrían haber incluido a la saga.

Aunque en muchas ocasiones, no habrá mas cojones que pasar por el aro

Sobre la historia y el argumento del juego, llevo sobre 10 diez horas y sólo llego a intuir de lo que irá. En general, los argumentos de la saga Dragon Quest suelen tardar en desarrollarse y he hecho poca cosa más que realizar buenas acciones salvando aldeas y encerrando monstruos milenarios, pero puedo afirmar que el transcurso de los acontecimientos es comparable a cualquiera de los otros episodios.

Posadas para descansar, iglesias para guardar… En fin, lo de siempre

Y, para acabar estas Primeras Impresiones, solo me queda recomendar este Dragon Quest IX a quienes han probado y les ha gustado algún otro juego de la saga. Que en esta época de remakes, cambios a peor y otras mandangas, se agradece de vez en cuando jugar a un juego que, a pesar de ser nuevo, todo nos es familiar y conocido.

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