En defensa del Control Pad

Escrito por en Artículos - 29 junio, 2010

Si hay algo que nos gusta a los redactores es tocarle los cojones la moral a Andresito. Esta vez toca rebatir su polémico artículo sobre el teclado y el ratón que publicó la semana pasada. Se quejaba sobre la cantidad de jugadores que aprenden a jugar con un pad en las manos y luego no saben hacerlo sin él, alabando las ventajas que tiene el sistema de control gordopecero por antonomasia… Pero seguro que somos muchos los que desde que tocamos un Control Pad por primera vez nos hemos mantenido alejados del teclado.

Y eso lo digo por experiencia propia, porque Andresito es un mozalbete imberbe y no sabe que hay toda una generación de gente que no pudo elegir si pad o teclado. Nos tocó teclado porque no había otra cosa y tuvimos que aguantarnos, no nos quedó otro remedio que aprender a jugar así. Sí, señores lectores, este es otro artículo en plan Abuelo Cebolleta de estos que publico de vez en cuando. Y si no os gusta, os jodéis y aprendéis a respetar a los señores mayores como Ciro y el que suscribe.

Un retrato que me hicieron cuando analizaba Guitar Hero: Van Halen

Coged vuestras manitas y colocadlas para pulsar las siguientes teclas: O, P, Q, A y Space. ¿Os parece raro? ¿Os sentís cómodos? Pues esa era la combinación de teclas más habitual en los sistemas domésticos de 8 bits. O y P para derecha e izquierda, Q y A para arriba y abajo y la barra espaciadora para la acción (saltar, disparar, etc.). Ergonomía pura y dura que, como podéis comprobar, no permite demasiada precisión en el control. ¿Movimientos en diagonal? Olvidaos de ellos…

Atención a donde están colocados los cursores. Luego nos quejamos de algunos mandos.

Sólo algunos sistemas contaban con esas teclas con flechitas llamadas “cursores”, que simplificaban algo el control. Los demás tenían, si había suerte, la opción “Redefine Keys”, con la que se podían cambiar las teclas a utilizar. Muchas veces no teníamos tanta suerte y debíamos tocar las teclas una a una para averiguar que teclas funcionaban y cuales no.

Los Sonyers de antaño teníamos un poco más de suerte, pero también éramos unos pringaos

La alternativa era desoladora: los joysticks. Periféricos con los que intentábamos imitar las sensaciones de los salones recreativos pero nada más probarlos nos dábamos cuenta que era mejor volver al teclado de toda la vida: no eran pocas las veces en las que el Joystick no funcionaba correctamente, era difícil de configurar y si había un botón de disparo secundario, olvídate de él. Eso por no hablar de las horrorosas ventosas de plástico con las que el periférico quedaba fijado a la mesa. Ventosas que normalmente acababan arrancadas tras un movimiento brusco.

«Inserte aquí su chiste favorito sobre penes y masturbación»

Y el modo de dos jugadores… No hablemos de los juegos que permitían jugar a dobles. ¿Os imagináis a dos personas jugando con el mismo teclado? Si señores, eso era posible… Combinaciones de teclas como “QASD +Shift” para el Player 1 y los cursores o “IKOP + Control” para el player 2. Combinaciones que reducían nuestro espacio personal a la mínima expresión. Combinaciones llenas de codazos y otras trampas marrulleras cuyos aromas a sobaco y a nocilla acuden a mi memoria a la vez que estoy escribiendo estas líneas.

Jugar a dobles con un Spectrum podía ser tan horripilante como esto

Por todas esas razones, la primera vez que cogí un Control Pad fue como si se me abrieran de par en par las puertas del Cielo Videojueguero. Se acabaron las confusiones y las malas posturas: ahora toda mi precisión sería debida única y exclusivamente a la maña de mis pulgares. Ahora “arriba” es arriba, “abajo” es abajo, “izquierda” es izquierda y “derecha” es derecha.

La primera vez que jugué con un Pad se me quedó más o menos esta cara

Se acabó el barrido por el teclado para averiguar que hacían las teclas: una vez se probaban los dos o tres botones todo estaba claro. Ya no tenía que estar sentado en una silla sino que podía jugar repanchingado en el sofá o en la cama, hasta donde el cable me permitiera. Se acabó el oler a axilas cuando jugaba a dobles: ahora podíamos retar a nuestros rivales desde la distancia.

Esto SÍ es estar cómodo

Por eso, desde que probé un Pad, mis experiencias como gordopecero se han reducido a la mínima, poco más que las aventuras gráficas de Lucas y algún que otro juego de estrategia y simulación. Mi hábitat videojueguero se ha instalado de forma perenne en mi sofá, utilizando el PC sólo para el trabajo y el porno (siendo El Píxel Ilustre una categoría intermedia entre ambas). Por eso, solo por eso, seguiré utilizando Pads, sea el de PS3 (un diseño que lleva más de 10 años sin cambios es un verdadero logro) o el cojonudo (aunque mal aprovechado) sistema de Wiimote + Nunchuck, tanto para plataformas, como para juegos de acción, de conducción, aventuras o RPG’s. ¡Larga vida al Control Pad! ¡Que no nos lo quite Kinect!

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