Minijuegos Ilustres

Escrito por en Artículos - 6 abril, 2010

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En muchos videojuegos, principalmente JRPGs, tenemos la posibilidad de participar en entretenidos minijuegos que forman parte de la historia. Algunos son más importantes y otros lo son menos, pero si están bien hechos pueden suponer un excelente respiro con respecto a la jugabilidad normal del título en cuestión, a la vez que un fuente de vicio y adicción extra. En este artículo, pues, voy a tratar de recopilar precisamente eso, los mejores minijuegos que podemos disfrutar dentro de la historia principal del juego. Es decir, que nada de modos de juego extra de juegos de lucha ni nada parecido.

Triple Triad (Final Fantasy VIII)
Resulta imposible empezar una lista como esta sin el único minijuego que es mejor que el propio juego en el que está englobado. Triple Triad es diversión en estado puro y todo lo que lo rodea es simplemente genial. El sistema, que al principio puede parecer bastante simple, se va haciendo complejo a medida que importamos normas de diferentes continentes y las incorporamos a nuestro libro de reglas. La variedad de cartas, que resulta abrumadora desde el principio, incita a ese entrenador pokemon que todos llevamos dentro a hacernos con todas, aunque para ello tengamos que seguir por tierra, mar y aire a un puñetero alien o viajar hasta una jodida estación espacial. Yo no sé vosotros, pero de las 80 horas que tuvo mi partida de Final Fantasy VIII, por lo menos 20 se fueron en jugar a las cartas.

Hasta la música es jodidamente brillante

Concurso de Cocina (Suikoden 2)
Este es, posiblemente, el minijuego más extraño de todos los que voy a listar en el artículo. Y no es para menos, al fin y al cabo, todo lo que tenemos que hacer en estos simpáticos combates culinarios es elegir nuestras recetas e ingredientes y batirnos en duelo singular contra otros reconocidos cocineros de todo el mundo. Para ello, previamente tendremos que conseguir los ingredientes que vayamos ha utilizar, ya sea recogiéndolos de nuestro huerto, pescándolos en el mar o directamente comprándolos. Además, iremos ganando recetas nuevas a medida que derrotamos a nuestros contrincantes. Así, una vez tengamos los mejores ingredientes y las recetas más suculentas, podremos alzarnos con la corona de los chefs. Eso sí, no sé como nunca sospecharon de de que el jurado estuviese compuesto íntegramente por tus vasallos.

¡Helado a la barbacoa!

Snowboard (Final Fantasy VII)
Ya sabemos que a Galious no le gustan especialmente, pero lo cierto es que la mayoría de minijuegos incluidos en Final Fantasy VII son la polla con cebolla. Desde la recreativa de baloncesto hasta la batalla de Fuerte Condor, pasando por la genial carrera de motos. Pero como suele pasar casi siempre, uno de ellos destaca por encima del resto, y ese, queridos amigos, es el de Snowboard. No solo porque resulta diabólicamente divertido, sino porque a partir de determinado momento puedes manejar a personajes distintos (me encantaba usar a Yuffie) y correr contra oponentes como tu sombra, Cactilio o, si no recuerdo mal, un Mog. Y es que correr a toda velocidad sobre una tabla mientras haces piruetas y recoges globos de colores nunca fue tan divertido como en Final Fantasy VII.

Este pavo es MUY bueno

Póquer con dados (The Witcher)
El póquer con dados es una variante rápida, divertida y muy adictiva del famoso juego de cartas que, como os podéis imaginar, se juega lanzando dados. Para empezar a jugar tan solo tendremos que encontrar a un oponente que quiera competir contra nosotros (que no es tan fácil como suena) y tener suficiente dinero para apostar. Una vez cumplidos estos dos requisitos, el sistema resulta muy similar la del póquer normal. En lugar de repartir cinco cartas se tiran cinco dados y con las tiradas tendremos que formar al mejor combinación posible (parejas, trios, escaleras, “full houses”, póquers, etc.). Tras el primer lanzamiento de dados elegiremos los que queremos repetir y los volveremos a rodar, quedándose con todo el dinero el jugador que mejor mano tenga. Como veis, es un póquer más simple, más rápido y si me permitís, más divertido que el original.

Geralt es Dios, vale. ¿Vale?

Dardos humanos (Madworld)
Pese a que Madworld incluye varios minijuegos de este estilo, el que más divertido me resultó y el único al que volví a jugar con un amigo fue el de los Dardos humanos. En este sencillo deporte que combina el baseball con el noble arte de lanzar dardos, nuestro objetivo es golpear enemigos con un palo para lanzarlos a una diana gigantesca. Y si bien una vez que le coges el truquillo resulta muy fácil, aporrear pandilleros locuelos y clavarlos en la pared es de esas cosas que nunca pasan de moda. Su único problema es que cada vez que lo juego con un amigo desde la opción de minijuegos, recuerdo la enorme oportunidad perdida que supone el ausente modo cooperativo del brillante e incomprendido Madworld.

Otro motivo para tener una Wii

Maniac Mansion (Day of the Tentacle)
Sí señor. En la habitación de Ed, durante la propia partida del Día del Tentáculo, puedes encender su ordenador y ponerte a jugar al primer título de la saga si te apetece. De hecho, puedes pasártelo si eso es lo que quieres, aunque entonces quizás incurras en una paradoja espacio-temporal o algo similar y la Isla se teletransporte. En cualquier caso, lo que es innegable es que es uno de los minijuegos más atípicos a la par que míticos de la historia de los videojuegos. Desde luego no resulta especialmente motivante o divertido para los que ya tiene el juego o se lo han pasado, pero como detalle es sencillamente cojonudo. Y si eres de esos paganos que no ha jugado a ninguno de los dos ya estás tardando, so pecador de la pradera.

El colega lo menciona en el minuto 1, pero no llega a jugar

Hang On (Shenmue)
Ryo Hazuki puede estar buscando al hombre que mató a su padre para cobrarse una más que merecida venganza, pero eso no le impide parar en salones recreativos a echarse unas partiditas al Hang on. He ahí un claro ejemplo de la belleza de la no-linealidad introducida por el incomprendido y sobrevaloradísimo Shenmue (toma paradoja). Pero bueno, no nos desviemos del tema, el caso es que Hang on es un jueguecillo de motos típicamente arcade, de esos capaz de viciarte durante minutos y minutos sin que te des ni cuenta. Además, gracias a él descubrí que una de las cosas más divertidas de tener una ciudad virtual a tu entera disposición es, aparte de alimentar gatos, gastarse los ahorros en salones recreativos. Máxime si el que se gasta el dinero es el capullo de Ryu y no tú, claro.

¡Así se persiguen malechores, Ryu!

Ale venga, a ver cuales son vuestros minijuegos míticos. Y recordad que solo valen los que se pueden jugar directamente desde el propio juego.

Análisis: Just Cause 2

Análisis: Red Steel 2