Análisis: Resonance of Fate

Escrito por en Análisis - 28 abril, 2010

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A dia de hoy, la tendencia general de los videojuegos es dárnoslos todo mascado, con juegos más fáciles, guiones para niños de parvulario, personajes más tontos, procedimientos más sencillos… Lejos están los juegos donde había de empollarse el manual de instrucciones o tenerlo a mano para poder aprovechar todas las posibilidades y exprimirlo al máximo. Si te gustaban esos juegos y, además, te van los JRPG, ya estás tardando en probar Resonance of Fate.

Primero, debo explicaros algo sobre mi relación con los JRPG. Me pasa algo similar con el Burger King o el McDonalds. Sé que son malos, que no me gustan y que seguramente me sentarán mal y me arrepentiré de ello, pero no puedo evitar probarlo una o dos veces al año. Como nada de lo que vi o leí sobre Final Fantasy XIII me interesó lo más mínimo, probé suerte con este juego editado por SEGA, aunque viendo algunos batacazos de la empresa también me temía lo peor.

Las primeras horas de Resonance of Fate nos resultarán terriblemente confusas: no tendremos ni zorra de qué va el argumento, nos resultará difícil ubicarnos y movernos por la ciudad vertical apocalíptica emo-victoriana steampunk de Basel, nos sentiremos humillados de manejar un trío protagonista con el carisma de un cactus y la profundidad de una piscina infantil y nos encontraremos totalmente indefensos si pillamos un combate aleatorio antes de realizar el tutorial de la Arena de combate.

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Basel, la ciudad-perchero

Si esa terrible (al menos lo fue para mí) impresión inicial no nos impide arrojar los mandos y coger otro juego, nos daremos cuenta que todo va cuesta arriba. Resonance of Fate es un juego que necesita un proceso de aprendizaje para empezar a disfrutarlo en todos sus aspectos, con una curva de dificultad muy ajustada, elevada pero desafiante. A medida que avanzamos, vamos cogiendo cierto cariño a los personajes, sobretodo gracias a los chistes de tetas que son recurrentes durante el juego. Me costó hasta aprender sus nombres: el chuleta con coleta Vashyron, el niñato emo con ansias suicidas Zephyr y la rubia de bote tonta Leanne. Los tres pertenecen a la cofradía de cazadores, mercenarios que sirven tanto para un roto como para un descosido y cuyos encargos son la espina dorsal del desarrollo de Resonance of Fate.

Escena totalmente ÉPICA

Como corresponde a todo JRPG que se precie, Resonance of Fate es totalmente lineal, tanto que hasta está organizado por capítulos. En cada capítulo tendremos una misión principal que resolver para pasar al siguiente y diversas misiones secundarias exclusivas (si acabamos el capítulo no podremos cumplirlas). Eso, por una parte, tiene su aspecto positivo: si tienes, como en mi caso, poco tiempo para jugar, el sistema de misiones facilita “ir al grano” en lugar de vagar por el escenario esperando encontrar la ubicación correcta. Aquí tenemos directamente indicado en el mapa cual es nuestro próximo destino. Las misiones secundarias son básicamente de tres tipos: “Ve aquí y tráeme esto”, “Habla primero con éste y después con éste otro” y “Mata esto”, derroche de imaginación e innovación como suele darse en el género. Las misiones principales también, solo que al final nos encontramos con un final boss, que suele ser bastante jodido.

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Arreglando las cosas a tiros. Como los hombres

Aun así, Resonance of Fate tiene algunas cosas que le diferencian del resto de  JRPG a los que he jugado. El primero es la ausencia absoluta de magia y armas blancas; todo se resuelve a tiros, con pistolas y ametralladoras. Tampoco hay armaduras, solo ciertos accesorios que mejoran nuestra resistencia a daños elementales; a pesar que tenemos una tienda de ropa a nuestra disposición, es para poner guapos a nuestros personajes. Por mucho que vayamos a la última, las balas de los enemigos no van a hacernos menos daño. El sistema de niveles también es diferente, puesto que vamos subiendo niveles a medida que vamos utilizando los tres tipos de arma diferente, siendo imprescindible que los personajes vayan cambiando de arma para tener alguna oportunidad contra los cada vez más resistentes enemigos. También la manera de moverse por Basel, siendo necesaria la obtención de células energéticas para desbloquear las zonas cerradas del mapa, es diferente a los medios de transporte que solemos ver en otros juegos.

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En la multitud de ascensores podremos hablar del tiempo. O de Gran Hermano

Sin embargo, el punto fuerte de Resonance of Fate es el sistema de combate. A diferencia de lo habitual en el género, podemos ir olvidándonos de los paneles de selección de acciones y limitarnos a pulsar un botón para pasar turnos. Se mantiene el sistema por turnos, pero nos movemos libremente por el escenario para ser nosotros quienes decidimos que estrategia elegimos para enfrentarnos a nuestros enemigos.

Estrategia que nos será imprescindible por dos motivos: el primero es que cualquier encuentro casual puede suponer la muerte del equipo, y el segundo es por el sistema de daños. Tenemos a nuestra disposición tres tipos de armas: las pistolas provocan poco daño, pero este es permanente, las ametralladoras provocan más daño pero este daño es secundario y es necesario golpear al enemigo con una pistola o arma arrojadiza para convertir ese daño en permanente. Las armas arrojadizas, como granadas o cócteles molotov, provocan más daño permanente, pero su munición es bastante escasa.

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En lugar de ratas gigantes, los enemigos de Nivel 1 son perritos

En combate, nuestros héroes recibirán daño secundario hasta que la salud de alguno llegue a 0 o se vacíe la “Barra de héroe”, barra que nos permite hacer ataques en carga o tri-ataques, movimientos especiales que multiplican el número de ataques por turno. Si llegamos a esos extremos, estaremos en estado crítico, siendo mucho más vulnerables y lentos en el ataque. Si alguno de los personajes muere, veremos la pantalla de Game Over y se nos dará la opción de pagar para repetir el combate.

¿Os suena complicado? Lo es, especialmente al principio. De ello que sea totalmente imprescindible realizar el tutorial de combate en la Arena (creo que es el primer JRPG que veo donde hay un sitio para ganar premios enfrentándose con monstruos) no para dominarlo, sino para saber hacer algo. A pesar de todo, se trata de un sistema de combate al que, así como le vamos cogiendo práctica le vamos cogiendo el gustillo, llegando a se un gustazo los combates que vamos encontrando a medida que avanzamos y nuestro dominio de las armas va mejorando. Solo con deciros que Resonance of Fate es el primer JRPG donde me alegro cada vez que toca encuentro aleatorio creo que os lo estoy diciendo todo.

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Para que luego algunos digan que no se pueden recrear ciudades en HD

En resumen, Resonance of Fate ha tenido la mala pata de coincidir con el lanzamiento de Final Fantasy XIII. El no pertenecer a una franquicia conocida y ser un juego parido desde cero seguramente han propiciado el escaso impacto que ha tenido este título entre los jugadores y los medios, pese a ser una opción más que buena para todos los que le gustan los JRPG sin importar su nombre y más aun si buscan algo diferente. Aunque sea un poco.

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