Amor: The Witcher

Escrito por en Artículos - 10 abril, 2010

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Con la segunda entrega de la saga a la vuelta de la esquina decidí brindarle a The Witcher la oportunidad que hace tres años, por motivos que ya ni recuerdo, negué. No os voy a decir simplemente que me ha gustado, porque para ello no estaría inventándome una categoría nueva; os voy a decir por qué, si en algún momento de vuestras vidas habéis pensado que os gustan los RPGs, deberíais estar jugándolo.

Para empezar, The Witcher presenta una historia mucho más madura y, sobre todo, elaborada que el 95% de los videojuegos del mercado (porcentaje 100% preciso). No ya porque haya tetas y sexo, que es algo que Bioware lleva incluyendo en sus producciones con bastante éxito desde hace tiempo, sino porque por una jodida vez en la historia de los videojuegos no eres EL ELEGIDO que ha venido a salvar el mundo. Evidentemente tampoco eres un tío normal, porque todos sabemos que en esas historias en las que empiezas siendo un tío corriente terminas convertido en el hijo de un Dios mayor (Tempus o Tyr por lo menos). Simplemente eres Geralt de Rivia, ni más ni menos. Con sus virtudes y sus defectos. Con sus puntos fuertes y sus debilidades. Con sus cicatrices, sus manías y su personalidad. Y, en definitiva, con humanidad y poder de decisión. Mucho poder de decisión.

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He aquí el primer punto fuerte del juego que, sin embargo, puede echar a algún que otro aficionado a los RPGs de toda la vida para atrás. Y es que eso de tener un personaje ya creado al que por no poder no podemos ni cambiarle el nombre, que es algo que hasta Final Fantasy nos permite, echa para atrás. Lo entiendo. Creo que a mi me pasó lo mismo hace tres años. Pero una vez te haces la idea de que para que un RPG sea un RPG no hace falta llamar a tu personaje ________ (introduzca aquí su nombre habitual en RPGs, que todos tenemos uno o varios) y tirarse diez minutos editándole la cara, descubres que, por desgracia para tus recuerdos, Geralt tiene más profundidad y carisma que todos tus personajes de “Vampiro: La Mascarada” y “Dungeons & Dragons” juntos. Eso si habéis jugado al rol de verdad, si vuestra experiencia se basa únicamente en videojuegos ya no te quiero ni contar, fistro.

Venga hombre, no será pa’ tanto. – Me espetará el lector habitual. Pero sí que lo es. Y no por que Geralt sea un personaje muy interesante, que lo es, sino porque nosotros, con el poder de nuestras decisiones, podremos ir haciéndolo mucho más interesante aún. A lo largo del juego decenas de personajes y acontecimientos nos pondrán en situaciones comprometidas en las que tendremos que tomar una decisión moral. No una simple disyuntiva entre: respuesta buena – respuesta mala, no, una decisión de verdad. En The Witcher no existe el bien y el mal. No hay karma, ni reputación. Solo nuestras acciones. Unas acciones que, en un alarde de buen hacer, no mostrarán sus efectos instantáneamente, sino que se verán reflejadas en el universo del juego transcurrido un tiempo. Por ejemplo, descubrimos que un personaje – por el que no sentimos ningún afecto – se transforma en lobisome por las noches. Tras darle caza por las calles de la ciudad podremos matarlo y cumplir con la labor tradicional de los brujos, o perdonarle la vida y buscar otra solución con el peligro que ello conlleva. Cualquiera de las dos acciones es perfectamente válida, pero dependiendo de la que escojamos el carácter y el futuro de Geralt cambiarán.

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El guión de The Witcher, que comienza con la típica amnesia temporal tan socorrida en los tutoriales, va evolucionando y desenredándose de una forma muy inteligente, hasta tal punto que el golpe en la cabeza de nuestro protagonista resulta no ser un recurso facilón sino un elemento más de la aventura. Así, lo que tras la fase de aprendizaje parece un simple detonante de la acción sin mayor importancia, termina convirtiendose en el leitmotiv de la aventura y el punto de trama más importante de un guión que, por suerte, mantiene la tensión hasta el final. La sensación de estar metido de lleno en una película de detectives de corte medieval, plagada de intrigas políticas, traidores a la corona, cortesanas de piernas sueltas y facciones de dudosa moralidad, es simplemente única. Sin embargo, como entenderéis perfectamente, no voy a decir nada más de la que creo es la parte más importante del videojuego. Si de verdad queréis saber por qué la aventura de Geralt se mea en vuestros guiones de fantasía épica preferidos tendréis que jugarlo. Y después agradecérmelo, claro.

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Dejando la narrativa aparte, lo cierto es que The Witcher no es tan brillante (claro que él mismo se ha puesto el listón bien alto). Su sistema de combate, aunque jodidamente espectacular (en serio, sobre todo en niveles altos) tiene algunas carencias importantes. Y no por el hecho de que se base en hacer clic sobre el enemigo con un determinado tempo, que al fin y al cabo es más entretenido que lo visto en la mayoría de RPGs, sino porque en casi todos los combates (alrededor del 95%) venceremos prácticamente sin despeinarnos, simplemente clicando en el momento justo y viendo a Geralt hacer piruetas imposibles; mientras que en el resto de enfrentamientos nos darán una somanta palos tan importante que tendremos que poner en marcha el famoso plan b: correr en círculos mientras se nos rellena la vida. Aunque claro, para carencia la mía, que hago oraciones de siete renglones y me quedo tan pancho. Lo ve mi profesora de lenguaje de bachillerato y le da un algo, abe.

La ficha de personaje y el sistema de puntos de experiencia, por otro lado, son sencillamente inmejorables. En ella no encontrarás ni un solo atributo social ni habilidades relacionadas con el carisma ni nada parecido, e incluso la inteligencia, más que reflejar la verdadera capacidad mental de Geralt, representará su aptitud con la magia. En este sentido, me recuerda inevitablemente a la ficha y jugabilidad de Aquelarre (recomendadísimo juego de rol español de lápiz y papel), donde no tienes el clásico atributo de inteligencia, ya que se da por hecho que será el propio jugador el que representará este valor de la mejor manera posible. En The Witcher ocurre lo mismo, los valores de carisma e inteligencia (real) del brujo se los dará el propio jugador, independientemente de lo que sus atributos digan o dejen de decir. De esta forma, la hoja de personaje del brujo influenciará exclusivamente en sus cualidades para el combate y la magia, no permitiéndonos poner un montón de números y valores como excusa a la hora de tomar una decisión o dar una respuesta.

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Por último y por ello obviamente menos importante tenemos el apartado técnico, que si bien nos ofrece unos gráficos más que decentes, también nos brinda una optimización muy mejorable. Lo cual no deja de ser curioso teniendo en cuenta que ya van por la versión 1.5 del juego.. pero bueno, se le pueden perdonar unas cuantas ralentizaciones esporádicas. También en este arreón final os digo que la banda sonora, incluida con la edición Enhanced, es bastante mejor de lo que en principio esperaba, y que si después de este tochaco inmenso no os he conseguido convencer de que lo juguéis no sé que más tengo que hacer. ¿Bajarme los pantalones? ¿Deciros que en Steam lo tenéis por 16€? ¿O quizás que en Gamersgate está a 10? (aunque no es la versión Enhanced).
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Os recomiendo agrandar todas las imágenes. Que molan mucho.

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