100 in 1: Joyas de la Piratería Retro.

Escrito por en Artículos - 12 febrero, 2010

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NASA, Polystation, Megafly… distinta carroza para un mismo corazón ilegal: el sistema Famiclon. Estandarte de la piratería videojueguil en los 90, los Famiclones son videoconsolas que utilizan hardware modificado de Nintendo NES para ofrecer todo un abanico de entretenimiento alegal. De este sistema nacen los famosos multicarts, refritos y reversiones de juegos arrejuntaos a cascoporro en un sólo cartucho. La cuarta delicia de tu arroz.

Sigue leyendo y hazte feliz.

El sistema Famiclon nace en China (o Taiwan según la fuente) en el año 1988, como alternativa ilegal al superéxito Nintendo NES (Famicon en Asia). Su coste, considerablemente menor que el original, propició un desarrollo muy rápido por los mercados asiáticos, proliferando las compañías especializadas en la creación de videojuegos piratas, como Whirlwind Manu, NTDEC o Game Star. Estos videojuegos no eran conversiones directas de los originales, sino remixes, pastiches que reutilizaban sprites, fondos y músicas para crear productos parecidos pero no idénticos (como Dante´s Inferno y God Of war). Los grandes títulos de NES fueron fusilados y remezclados entre sí, poniendo a prueba la creatividad del programador para conseguir distintas versiones del mismo juego. Es la era de los multicartuchos.

Es habitual encontrarnos con multicarts 100 in 1, 500 in 1 o incluso 1000 in 1. El truco es que estos cartuchos piratas están repletos de distintas versiones del mismo juego, difiriendo muchas veces tan sólo en el tipo de música, el color de los menús o el nivel donde comienzas a jugar. Todo, por supuesto, utilizando gameplays y sprites deliciosamente desmembrados de juegos NES originales. De estas mezclas surgieron auténticas bizarradas retro.

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En clase un niño dijo que este juego existía y le hicimos un abuse jugando a mosca por trolero.

El formato del cartucho pirata fue ganando adeptos y se convirtió en un problema para Nintendo. Se blindó el mercado estadounidense para que fuera complicado encontrarlos en América, pero en aquellos países donde Nintendo no comercializaba sus consolas el despiporre fue absoluto. Miles de copias de Mario, Contra, Megaman, Megamario, Contraman… loquesea, inundaron los mercados asiáticos y se comenzaron a exportar a Europa del este. El mercado pirata era un negocio creativo, floreciente e imparable.

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No tienes vida para jugar a todos.

La nueva generación.

Los famiclones se las prometían muy felices en el mundo de la piruleta pirata cuando un hecho amenazó con destruir los cimientos de su industria. La tecnología de los 16-bits llegó a nuestras vidas, y con ello un desarrollo considerable de la calidad del software. El hardware Famiclon no estaba preparado para mover la resolución y los sprites que nos ofrecía el cerebro de la bestia, así que renovaban los chips o sus días estaban contados. La solución fue mucho mejor idea que juntar jamón york con tranchetes.

Los desarrolladores de juegos piratas comenzaron a downgradear los títulos de SNES y Megadrive a base de reducir la paleta de colores y la resolución. También comenzaron a utilizar sprites de las versiones para GBA y Master System II, recreando los títulos más modernos de 16-bits en modo retro NES. Copiaron los mapas, las rutinas de los enemigos, los golpes especiales y la historia, creando auténticas versiones 8-bit de grandes éxitos como Killer Instict o Dinamite Headdy.

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Super Mario World versión NES. Impagable.

Actualmente podemos encontrar Famiclones con carcasas de Xbox que siguen versionando a lo «eight bits» clasicazos de ayer, hoy y de pasado mañana. En occidente es complicado encontrar cartuchos, generalmente se venden sin caja ni instrucciones para abaratar costes y quizás puedas comprar alguno en unos grandes almacenes chinos (sí, estos inmensos de los polígonos), pero en países como Mongolia o la península de Kamchatka siguen funcionando con normalidad. Lo que en su día era motivo de burla de los niños de tu barrio ahora puede ser una rara pieza de coleccionista, como el HE-Man ese que le metías una carga de pólvora y pegaba un puñetazo con chispas. Un Ósom quenosepueaguantá.

De negocio ilegal a rebelión contra el mercado, de plagio descarado a mixtura creativa, de bizarrada ochentera a HAMOR por los 8 bits. Uno puede acusar a las Famiclones de muchas cosas, pero es innegable que hoy en día despiertan gran cariño y aprecio por el universo videojueguil que crearon sus crossovers imposibles. Como curiosidad, actualmente la comercialización de Famiclones está legalizada, ya que la patente del Hardware de NES tiene más de 20 años y se ha liberalizado, no así la propiedad intelectual de los personajes y datos que utilizan para sus pequeños Frankensteins. Así que Somari no aterrizará en Wiiware por lo pronto.

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Mucho futuro por delante

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