Retro Amor: Vandal Hearts

Escrito por en Retro Amor - 11 julio, 2009

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– ¿SRPG? ¿Rol de estrategia? ¿Qué coño es eso?
– Un juego donde hay cuadraditos y tienes que mover a tus personajes por esas cuadriculas mientras todo se desarrolla por turnos.
– Menuda mierda, ¿no? Veo todo eso excesivamente lento.
– Para nada, es cogerle el tranquillo y ya verás como engancha. Mucho mejor que los RPG tradicionales.
– Habrá que probarlo pues…

Esto podría haber sido perfectamente la conversación previa al disfrute conseguido gracias al Vandal Hearts. Pero no. La verdad es que me compré hace lustros este SRPG junto a su hermanado Suikoden ya que vi que se anunciaban mutuamente en la contraportada de sus respectivos manuales. Eso me hizo tanta gracia que me pille los dos por 5000 pesetas, algo excesivo para mi padre pero que años más tarde me ha demostrado que en el pasado debía haber conservado mejor mis juegos ya que ahora lloro por esos manuales descosidos y esas cajas rotas que bien podrían reportarme jugoso montante actualmente.

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Pero olvidemos a ese lloroso Kirkis y sus cajas molidas, y centrémonos en lo que nos ocupa hoy. Vandal Hearts es posiblemente uno de los mejores juegos de estrategia táctica que han pisado PlayStation. Y aunque me sea complicado dar razones cuando mi corazón me impulsa a decir “EL PUTO MEJOR JUEGO, EL PUTO MEJOR JUEGO”, intentaré ser algo más coherente para exponer porque Vandal Hearts me parece un juegazo como la copa de un pino.

Un joven pelirrojo de 14 años cuya afición era jugar a la gran mayoría de juegos piratas copias de seguridad que podía se encontró con unos juegos que su distribuidor habitual no podía conseguir. Así que después de depositar el dinero debido, ese joven se encontró sentado frente a su televisión con dos nuevos juegos originales (ya tenía ¡¡¡¡tres juegos originales!!!! al lado de los tropecientos cds piratones las escasas copias de seguridad que tenía) y probó el que más le atrajo por el nombre: ¿CORAZONES DE VANDALO? Debe molar seguro.

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Así que después de morir varias veces en la primera pantalla al no saber bien como iba el juego, el gusanillo del enganche empezó a actuar. Y vaya si actuó. Ese joven púber empezó a verse envuelto en un tipo de juego que nunca había probado con una trama políticamente enrevesada que comenzó a sembrar sendas dudas en su mollera pelirrojil. Y los padres fueron el destino de sus cuestiones sin respuesta.

– ¿Qué es mejor: una monarquía o una república?

– ¿Por qué España es una monarquía si se basa en la democracia?

– ¿Qué son esas manchas que aparecen en mis calzoncillos cuando me levanto?

Así empezó mi interés por la política y… por otras cosas de interés. Por ello digo que Vandal Hearts es mucho más que un juego para mí y por ello me es tremendamente difícil hablar de él sin alabarlo cada 10 segundos. Pero imaginemos por un momento que soy redactor de una página de videojuegos convencional y que debo hablaros algo del juego para los que lo desconozcan (aunque deberíais estar muertos).

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El motor gráfico que mueve el juego es bastante atractivo para su época de salida (1996 en Nipón, a nosotros nos llegó un año más tarde) y aunque esté todo un poco pixelado, el encanto de esos bordes toscos del escenario junto a un modelaje bastante bueno de personajes ensombrece sus defectillos gráficos. Decir que se mueve en tres dimensiones y esto logró que la larga lista de SRPGs de PlayStation siguieran el camino marcado por Vandal Hearts.

Aunque haya sido bastante criticado, el sonido me parece bastante aceptable con músicas épicas que me son difíciles de olvidar. Si estuvieras aquí al lado os tarareaba algún tema del juego por 1 euro. Eso sí, el mejor apartado del juego es la historia. Giro argumental tras giro argumental descubrimos un gran plantel de personajes muy carismáticos que hilan una historia en la que nos veremos traicionados en multitud de ocasiones.

La mecánica del juego es más o menos simple, los combates se basan en el conocido “piedra, papel y tijera” con alguna que otra pequeña diferencia pero siguiendo la lógica que dicta este sistema tendremos muchas más posibilidades de sobrevivir. Y sin duda una de las cosas que más me gustó del juego fue el mítico “CHORRITO” como yo le llamaba. Cuando un personaje muere, un gran chorro de sangre sale de su cuerpo haciendo que mis ansias por ver Holocausto Caníbal y demases fueran creciendo.

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Haciendo que el fanboy que vive dentro de mi siga en el interior de mi cuerpo, debo deciros que este juego ha envejecido bastante bien. Sabéis que hay pixeles, como en todo juego con escenarios 3D de la época, pero creo que la historia y el carisma de sus personajes suplen estos defectos enormemente. Además es todo un incentivo el tema de hacer evolucionar a los personajes pudiendo elegir la clase que más queramos y con ello logrando que intentemos pasarnos el juego varias veces con distintos tipos de clase. O al menos conmigo lo consigue.

Vandal Hearts es uno de los mejores juegos de rol táctico que he probado en mi vida ya que aunque sea un tanto simple comparándolo con los SRPGs actuales, reúne todas las características que uno le pide a este tipo de juegos: gran argumento, buenos personajes, curva de dificultad bien ajustada y alta rejugabilidad.

Así que si le dais una oportunidad no vais a decepcionaros en absoluto. Es un juego realmente épico con escenarios de combate realmente geniales (todo el arco argumental de la cárcel es MAGISTRAL) donde os moleréis la cabeza para intentar que tus personajes no acaben con un chorrito en su pecho. Y un pequeño briconsejo para acabar: Eleni + Zohan + Salamander= Instant Win.

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